México es una nación privilegiada. En nuestro territorio tuvimos y aún tenemos muchísimo petróleo y sus derivados, gozamos del sol prácticamente todo el año, hay regiones donde la generación eólica es muy eficiente, en el sur hay ríos y presas enormes que podrían generar electricidad para muchas ciudades, y sin embargo, en estos momentos sufrimos una crisis energética nacional.
En la mayoría de las ocasiones, los problemas vienen del extranjero, como ocurrió con el SARS CoV2 y en el actual problema ocasionado por el cambio climático y las heladas que han afectado que Estados Unidos y provocan el cierre del suministro de gas a nuestro país con el consecuente desabasto para la propicia generación de energía eléctrica.
La reflexión es que mientras a los gobiernos y gobernantes les preocupan los votos en lo inmediato para lo cual realizan acciones de lucimiento y propaganda, los grandes problemas de fondo se quedan pendientes y relegados, hasta que detonan y se crean crisis como la que vivimos principalmente en 29 estados del norte del país, llamada: “emergencia operativa”.
Es importante mencionar que en México el 64% de la energía eléctrica se hace con gas natural, mientras que en Estados Unidos 38%, Japón 21 y China 8%, esto significa que México tiene una dependencia grande hacia este combustible para generar electricidad, lo que nos hace una nación dependiente y más si se trata de gas natural traído de otros países.
Para ser más precisos. La dependencia de México con Texas con respecto al gas natural es extrema. Y es que prácticamente todo el gas natural que importa México proviene de este estado estadounidense que asciende a un peligroso 90 por ciento.
En 2018, cuando López Obrador llegó al Gobierno de la República, México apenas exportó 28 millones de dólares en gas natural, pero trajo del extranjero alrededor de 7,320 millones. Y hasta le fecha dos años y medio, y no hay ninguna intención o iniciativa para cambiar esta situación.
Es decir, la Cuarta Transformación (4T) no han hecho nada para ser autosuficientes lo que detonó en esta situación ocasionada por el cambio climático global. Sin embargo, a diferencia de lo que asegura el presidente de México en sus conferencias matutinas, no se trata de un problema menor.
El problema es de grandes proporciones sino se arregla de fondo. En otras palabras, no se puede decir que todo quedó arreglado con la compra de gas traído en cuatro grandes barcos.
Lo peor es que nuestra nación es uno de los países del mundo con mejor potencial para la energía solar, lo que se llama de manera técnica “insolación”. Sin entrar en mayores detalles hay ciudades en el mundo que producen 2000 megawatts de energía solar, pero en urbes como la Ciudad de México, y Mexicali, con las mismas condiciones solares, no produce nada.
Para que 5.9 millones de mexicanos no vuelvan a sufrir cortes en el suministro de electricidad, es necesario realizar cambios estructurales que eviten que México sufra de nuevos “apagones” por escasez de gas. Lamentablemente, los temas coyunturales y los argumentos políticos han supeditado a esta crisis energética en virtud de que su solución no tiene rendimientos electorales.
El presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a los medios de comunicación de “exagerar” sobre el tema de la crisis energética. “Es muy notorio el enojo de los medios de información en el país; el coraje contra nosotros”, pero nada se dice de las soluciones de fondo a este grave problema nacional.
La situación es más grave de lo que se quiere dar a conocer en las conferencias matutinas. La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz declaró que debido a la medida de suministro de gas emitida por el Centro Nacional de Control de Gas, a partir del 16 de febrero hasta nuevo aviso, los consumidores de gas han tenido que reducir su consumo entre 20 y 30 por ciento.
Así, de las 24 plantas automotrices que trabajan en nuestro país, 13 tuvieron que parar o reducir su producción debido al desabasto de gas natural proveniente de Texas, que ocasiona cortes en el suministro de energía. Volkswagen, Audi, Mazda, Ford, General Motors, Kia, Toyota, Honda, Nissan y BMW informaron sobre paros técnicos ante la escasez del combustible.
Estos paros técnicos del sector empresarial automotriz y otros por la falta de energía, lo único que ocasionaron al presidente Andrés Manuel López Obrador fue una declaración de que “no será mucho” el impacto económico. El jefe del Ejecutivo Federal minimizó la problemática y destacó que desde el gobierno se va a continuar garantizando el suministro de energía eléctrica.
No dijo nada de cómo se logrará evitar más “apagones”. No hay reformas legales, administrativas, legislativas o planes internacionales para garantizar el suministro de gas natural. Tampoco se ha hablado de la forma en que se podría cambiar la dependencia a este combustible para la generación de energía eléctrica. No hay nada del incremento en el uso de energías alternativas.
López Obrador confió que pronto se regularice la situación de las heladas en Estados Unidos, se descongelen las plantas y gasoductos norteamericanos para que nos sigan suministrando de gas natural. “Yo espero que pronto se regularice todo”, enfatizó. Pero, no estan haciendo nada para resolver el problema de fondo.
Y si se pensaba que el Gobierno de México realizaría cambios de fondo para abastecer a los mexicanos de energía limpias, la respuesta es no. El primer mandatario indicó que con la emergencia, se llegó a la conclusión de que era necesario aumentar el volumen de combustóleo y diésel, estos dos energéticos alternativos al gas para operar las plantas de generación de electricidad.
“No podemos depender de un solo combustible para la generación de la energía eléctrica, se tienen que utilizar todos”.
En conclusión, el gobierno lópezobradorista no cambiará la generación de electricidad a fuentes limpias como la solar, eólica, geotérmica, o nuclear. Pemex destinará mayor cantidad de combustóleo y diésel, ambos energéticos altamente contaminantes. Mientras Europa y Estados Unidos ya planean usar fuentes alternativas y limpias como energéticos principales.