EL NEOLIBERALISMO, comunismo, socialismo, populismo, capitalismo y toda ideología que termine en “ismo” tendrá que readaptarse a la nueva posición energética alineada a la mejora y calidad del ser humano en el mundo.
El 26 de septiembre de 2020 tuvo lugar la reunión del S20, que apoya al G20 fomentando un diálogo oficial con la comunidad científica para la formulación de políticas y recomendaciones para el concepto de “economía circular”. Esta está aplicada fundamentalmente en la forma de utilizar los recursos naturales en energía, derivado de que hoy en día tiene un alto peso ponderante en el crecimiento económico del mundo y en cada nación.
La economía circular pretende aprovechar en mayor proporción los recursos naturales al saber evaluar y utilizar los desechos originados por la industria de la energía, y con la visión de no agotar estos en forma rápida. Derivado de la pandemia del coronavirus, la energía se ha convertido en una de las industrias más afectadas y que ha originado la contracción económica actual y todavía no hay fecha de fin.
El mercado energético en México de nuevo está llegando tarde y sin un plan de acoplamiento; el problema es que solo estamos invirtiendo en la primera parte de la cadena de aprovechamiento de los recursos naturales: la extracción y transformación en una fase primara para su utilización; pero en los procesos no estamos integrando la reutilización de los productos que emanan, como puede ser: la contaminación, producción de CO2, la mejora de combustibles, aceites de cocina, entre otros que no deberían ser vertido de nuevo a la naturaleza para que puedan ser degradados. Es ahí, donde la económica circular funciona, pero para realizarla se requiere de dinero para tener acceso a tecnología que permita su transformación en una mayor energía.
No basta con tener una transición energética que indique cuánta electricidad deberá ser generada por medio de una tecnología que produzca cero o menores emisiones de contaminantes; dependerá de qué hacer con cada material que fue utilizado para generarla cuando la vida útil de este haya terminado. La misión es no crear desperdicios que generen que la naturaleza pierda el tiempo degradando y no regenerando lo que cada ser vivo requiere para poder vivir en el planeta.
¿CÓMO SE EJECUTA?
La inversión pública muchas veces no contempla el cómo eliminar los desechos y en la privada no existen lineamientos tajantes del cómo realizarlo. Es tiempo de que cada país contemple políticas públicas con procedimientos específicos sobre qué hacer con cada desecho que surge de cada proceso, debido a que actualmente solo existen formas de como evitar, remediar o mitigar un problema ambiental, pero no hay un procedimiento sobre qué hacer con cada parte que fue utilizada para transformar la materia prima o recursos naturales que tomamos de nuestro entorno. Esto significa dinero adicional que muchas veces no es considerado en un proyecto. ¿En México se entenderá esto?
Cada ideología debe entender que para dar forma a una visión en energía se deberá tener ahora dos partes fundamentales integrales para poder tener un crecimiento económico dentro de su sociedad: dinero para invertir en procesos sobre cómo reutilizar para continuar generando energía y comprender el cómo transformar los desechos en energía.
El dinero de un país es finito en función de la recaudación que pueda tener; el crecimiento dependerá en forma directamente proporcional al número en crecimiento de contribuyentes que generen ingresos derivados de la posibilidad de tener negocios, empleos y poder adquisitivo que permita mover la economía del país.
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Esperar que solo la inversión pública mueva una economía en el siglo XXI es obsoleto y se desfasa en el tiempo de la evolución de la forma de convivir del ser humano con el entorno hoy día.
Anteriormente creamos energía destruyendo, y ahora debemos de crear energía reconstruyendo y reutilizando cada parte que tomamos o creamos para generarla, todo ello sin considerar controlar el dinero. Al tratar de fiscalizar perderán el tiempo ante un avance tecnológico en energías infinitas con un reciclaje continuo y con políticas públicas que armonicen con la naturaleza.
Pensar que una ideología crea energía es no comprender el cómo debe ser usada.
Invertir en tener energía limpia y reciclar, al mismo tiempo, significa que cada administración en turno deberá facilitar el cómo realizarlo al disminuir los riesgos financieros y utilizar estos en poder tener acceso a alternativas que aseguren no codepender de otros para tener acceso y que ello conlleve a tener nulo crecimiento en economía, conocimiento y aprendizaje en el saber cómo administrar cada recurso que no tiene o se adquiere en un periodo de tiempo.
México actualmente tiene una economía estacionaria que requiere moverse. Al cambiar la forma del cómo crecer, quedará de nueva cuenta obsoleto en una economía circular continua y que no espera al que no comprende.
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.