MÉXICO ES SOEZ, ATRASADO Y CARECE DE UNA MISIÓN, desde el punto de vista de los negocios para la nación, con y para la creación de fuentes de empleo para las actuales generaciones y futuras. Nos hemos puesto a la tarea hoy día, como nunca, de hacer realidad la fábula de los cangrejos en la cubeta: todos quieren sobresalir y no hay una misión con estrategia.
Además, somos Brutus, cuyo adjetivo permite nombrarnos torpes, necios, incapaces, rudos o carentes de civilidad en los negocios. México en este momento está a punto de perder su última oportunidad de poder trascender e influir en el mundo. Actualmente tiene un mercado abierto neófito energético que no tiene más de cinco años operando y adaptando para poder satisfacer la demanda interna con base en un crecimiento de la economía.
Existe una desproporción desmesurada entre el número de gente que tienen empleo directo en la actividad energética y la falta de una misión por parte de las administraciones anteriores y actual para entender la magnitud que podría generarse en empleos desde la manufactura de la tecnología, construcción y operación durante un largo periodo. La energía no se crea o se destruye, se transforma y hoy en día debemos adicionar que es parte del crecimiento económico de una nación.
También lee: Política y energía: ¿qué tiene prioridad?
De acuerdo con datos del Inegi, al mes de julio en nuestro país hay en la actividad secundaria, en la parte de industria extractiva y de la electricidad, alrededor de 393,441 personas ocupadas en esta actividad (85 por ciento hombres y 15 por ciento mujeres), que representa del total de la población económicamente activa (PEA) con empleo el 0.7 por ciento y genera más de 2.3 millones de empleos indirectos.
Las empresas productivas del Estado (Pemex y CFE) en conjunto con las privadas generan más de 2.2 billones de pesos en ingresos a las empresas; al cierre de 2019 eran 100,000 millones de dólares, sin considerar la parte minera, que es de alrededor de 800,000 a 900,000 millones de pesos (36,000 a 40,000 millones de dólares).
En 2020 se espera una contracción del 30 por ciento respecto al año anterior en el mercado de hidrocarburos y eléctrico, y se invierte para tener estas ventas entre 850,000 y 950,000 millones de pesos (38,000 a 43,000 millones de dólares).
APROVECHAR LOS RECURSOS NATURALES
Para crecer arriba del 2 por ciento la parte de energía hay que invertir entre 1.5 y 2 billones de pesos en forma anualizada para poder llegar a tener un 50 por ciento de energías limpias, acceso a tecnología y aprovechar los recursos naturales que tenemos actualmente con la misión de poder ser autosuficientes y controlar nuestro crecimiento en función de la única variable que hoy en día, a partir de 2020, tendrá la forma de ayudar a cada nación: la energía.
Tengamos una visión real y congruente y no una epifanía ideológica. Pemex y CFE invierten 850,000 millones de pesos (presupuesto 2021) y los privados invierten 750,000 millones de pesos; esto nos generaría un mercado entre la industria de hidrocarburos y eléctrica de entre 3,800 y 4,000 millones de pesos anuales, y suponiendo que entre impuestos puede recaudar la nación de 1 a 1.5 billones de pesos de ingresos, podría utilizarlos para el gasto corriente y en proyectos de desarrollo social como salud, educación y programas de capacitación en beneficio de la población que económicamente no está activa.
México tiene la visión de que la inversión debe ser realizada por la nación para poder cubrir la demanda de todo el país. Caeremos en la soberbia de pensar que habrá todo el recurso por parte de la inversión publica, pero esto solo generará empleos mal pagados y empresas sin crecimiento en la calidad ofertada; al tener que ser contratadas por empresas del Estado que pretenden realizar ahorros en una austeridad, y que solo beneficia en dejar de gastar dentro del presupuesto en planes o programas que dan un retorno de lo invertido.
No te pierdas: ¿Sin dinero no hay en energía?
¿Es acaso la nación un garante natural económico que proporcione a industria, negocios o servicios para toda la población por medio de arriesgar el presupuesto? ¿O deberá ser un facilitador que permita que la inversión privada asuma el riesgo con base en la necesidad del mercado con conformidad al crecimiento económico que ha dado lugar bajo las leyes y normativas que dan una armonía al dinero para que circule en la sociedad con empleos bien remunerados?
En el mundo ya fue probado que una nación que da todo a la población obtiene como resultado una mutación ideológica a una adaptación camaleónica con y para el dinero. El ejemplo: China. Su misión entendió que el dinero no sabe de pensamientos, pero sí de sentirse cómodo sobre cómo usarlo y cómo adquirir conocimiento para no depender de otros.
México, no perdamos el tiempo en saber quién tiene la razón. Mejor usemos el sentido común en crear una misión acorde con lo que el país necesita y no de agendas ocultas individuales.
Lo único que demerita es crear un déjà vu para las futuras generaciones al no generar empleos.
—∞—
Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.