El coronavirus que está amenazando al mundo en este momento no es el mismo que el coronavirus que surgió por primera vez en China.
El SARS-CoV-2, el nombre oficial del virus que causa la enfermedad COVID-19, está mutando.
Pero, si bien los científicos han detectado miles de mutaciones, o cambios en el material genético del virus, hasta ahora solo se ha señalado una que podría alterar su comportamiento.
Las preguntas cruciales sobre esta mutación son: ¿esto hace que el virus sea más infeccioso, o letal, en humanos? ¿Y podría representar una amenaza para el éxito de una futura vacuna?
Este coronavirus en realidad está cambiando muy lentamente en comparación con un virus como el de la gripe.
Con niveles relativamente bajos de inmunidad natural en la población, sin vacuna y pocos tratamientos efectivos, no tiene presión para adaptarse.
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La mutación señalada, llamada D614G y situada dentro de la proteína espiga -la proteína en forma de punta que el virus utiliza para penetrar en nuestras células- apareció en algún momento después del brote inicial de Wuhan, probablemente en Italia. Ahora se ve en hasta en el 97% de las muestras en todo el mundo.
Ventaja evolutiva
La pregunta es si este dominio significa que la mutación que le da al virus alguna ventaja, o si es solo por casualidad.
Los virus no tienen un gran plan. Mutan constantemente y, si bien algunos cambios ayudan a que un virus se reproduzca, algunos pueden dificultarlo. Otros son simplemente neutrales.
Son un “subproducto del virus que se replica”, dice la doctora Lucy van Dorp, del University College London. “Hacen autostop” sobre el virus sin cambiar su comportamiento.
La mutación que ha surgido podría haberse generalizado solo porque tuvo lugar temprano en el brote y se extendió, algo conocido como el “efecto fundador”. Esto es lo que para la doctora Van Dorp y su equipo probablemente explica que la mutación D614G sea tan común. Pero esto es cada vez más controvertido.
Un número creciente -tal vez la mayoría- de virólogos cree ahora, como explica el doctor Thushan de Silva, de la Universidad de Sheffield, que hay suficientes datos para decir que esta versión del virus tiene una “ventaja selectiva” -una ventaja evolutiva- sobre la versión anterior.
Aunque todavía no hay pruebas suficientes para decir que “es más transmisible” en las personas, dice De Silva, está seguro de que “no es neutral”.
Cuando se estudió en condiciones de laboratorio, el virus mutado ingresó con mayor eficacia a las células humanas que aquellos sin la variación, dicen los profesores Hyeryun Choe y Michael Farzan, en la Universidad Scripps en Florida.
Los cambios en las proteínas espiga que usa el virus para adherirse a las células humanas parecen permitirle “pegarse mejor y funcionar de manera más eficiente”.
Pero ahí es donde pusieron el límite.
El profesor Farzan dijo que las proteínas espiga de estos virus eran diferentes de una manera que era “consistente con, pero no demostraba, una mayor transmisibilidad”.
Pruebas de laboratorio
En el Genome Technology Center de la Universidad de Nueva York, el doctor Neville Sanjana, quien normalmente pasa su tiempo trabajando en la tecnología de edición genética CRISPR, ha ido un paso más allá.
Su equipo editó un virus para que tuviera esta alteración en la proteína espiga y lo enfrentó contra un virus SARS-CoV-2 real del brote inicial de Wuhan, sin la mutación, en las células de los tejidos humanos. Él cree que los resultados demuestran que el virus mutado es más transmisible que la versión original, al menos en el laboratorio.
Van Dorp señala que “no está claro” cuán representativos son estos resultados de la transmisión en pacientes reales. Pero el profesor Farzan dice que estas “marcadas diferencias biológicas” fueron “lo suficientemente sustanciales como para inclinar un poco la evidencia” a favor de la idea de que la mutación está haciendo que el virus se propague mejor.
Fuera de una placa Petri, hay alguna evidencia indirecta de que esta mutación hace que el coronavirus sea más transmisible en humanos. Dos estudios han sugerido que los pacientes con este virus mutado tienen mayores cantidades del virus en sus muestras de hisopos.
Sin embargo, no encontraron evidencia de que esas personas se enfermaran o permanecieran en el hospital por más tiempo.
En general, que sea más transmisible no significa que un virus sea más letal; de hecho, suele ser cierto lo contrario. No hay evidencia de que este coronavirus haya mutado para enfermar más o menos a los pacientes.
Pero incluso cuando se trata de transmisibilidad, la carga viral es solo una indicación de qué tan bien se está propagando el virus dentro de una sola persona. No explica necesariamente lo eficaz que es infectando a otros.
El “estándar de oro” de la investigación, un ensayo controlado, aún no se ha llevado a cabo. Eso podría implicar, por ejemplo, infectar a los animales con una u otra variante del virus para ver cuál se propaga más en una población.
La profesora Bette Korber, del Laboratorio Nacional de Los Álamos en Estados Unidos e investigadora principal de uno de los estudios, dijo que no había consenso, pero la idea de que la mutación aumenta la carga viral de los pacientes es “cada vez menos controvertida a medida que se acumulan más datos”.
La mutación es la pandemia
Cuando se trata de observar a la población en su conjunto, es difícil observar que el virus se vuelva más (o menos) infeccioso. Su curso ha sido alterado drásticamente por intervenciones, incluidas las medidas de cuarentena.
Pero la profesora Korber dice que el hecho de que la variante ahora parece ser dominante en todas partes, incluso en China, indica que puede ser más eficaz en la transmisión entre las personas que la versión original. Cada vez que las dos versiones estuvieron en circulación al mismo tiempo, la nueva variante se impuso.
De hecho, la variante D614G es tan dominante que ahora es la pandemia. Y lo lleva siendo desde algún tiempo, tal vez incluso desde el comienzo de la epidemia en lugares como Reino Unido y la costa este de Estados Unidos.
Entonces, aunque la evidencia está aumentando de que esta mutación no es neutral, no necesariamente cambia la forma en que debemos pensar sobre el virus y su propagación.
En un apunte más tranquilizador, la mayoría de las vacunas en desarrollo se basan en una región diferente de la espiga, por lo que esto no debería tener un impacto en su desarrollo.
Y hay alguna evidencia de que la nueva forma es igual de sensible a los anticuerpos, lo que puede protegerte contra una infección una vez que la hayas tenido o hayas sido vacunado.
Pero dado que la ciencia del COVID-19 se mueve tan rápido, esto es algo que todos los científicos, donde sea que se sitúen sobre el significado de las mutaciones actuales, estarán vigilando.
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