El presidente Enrique Peña Nieto se tardó dos años, dos largos años, en llegar a Washington, sede del poder de su principal vecino y socio comercial.
Quizás hubo un error del cálculo y el mandatario mexicano pretendía encontrarse con Barack Obama para presumir que había logrado casi lo imposible: la aprobación de 11 reformas estructurales anheladas por sus antecesores durante décadas.
Nada más lejano a la escena que presenciamos el martes 6 de enero en la Oficina Oval. No hubo aplausos o elogios, solo caras largas. Y es que Ayotzinapa y los casos de conflicto de interés asociados con Grupo Higa se atravesaron en el camino para derrumbar el mito del “mexican moment”.
De acuerdo con expertos en la relación bilateral, México produce dos sentimientos en Estados Unidos: desilusión y preocupación. Lo primero porque suponían real la existencia de un “nuevo PRI”, ajeno a las prácticas de clientelismo y corrupción que caracterizaron al partido durante siete décadas. Sin embargo, la “casa blanca” de la primera dama, Angélica Rivera, con valor de más de 7 millones de dólares, y la propiedad del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en un exclusivo club de golf de Malinalco, cuyo costo se estima en 7.5 millones de pesos, provocaron un cambio de percepción.
La conclusión es nada favorable: el PRI, más allá de las etiquetas de “nuevo” o “viejo”, es el mismo de siempre y está manchado por la sospecha de la corrupción.
El otro sentimiento, el de la preocupación, tiene que ver con la violencia generada por el crimen organizado y su penetración en las estructuras de poder, especialmente en la escala municipal. Los hechos del 26 y 27 de septiembre de Iguala ejemplifican a la perfección ese binomio.
El mismo día del encuentro bilateral conversé en mi espacio noticioso de Proyecto 40 con Iliana Rodríguez Santibáñez, directora de Derecho y Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey, quien me dijo que el tema de Ayotzinapa era “insoslayable”.
Y aunque Obama se refirió de manera escueta al caso de los jóvenes desaparecidos, subrayó que su gobierno ha seguido de cerca la investigación y refrendó su compromiso de apoyar a México con agentes y equipo, para esclarecer los hechos y hacer frente a la amenaza de la delincuencia.
Pese a que las comitivas de ambos países, encabezadas por el vicepresidente Joe Biden y por el responsable de las finanzas públicas de México, acordaron “fijar plazos específicos para convertir a Norteamérica en la región económica más competitiva del mundo”, lo cierto es que hay más incertidumbres que certezas sobre el futuro de México.
Un ingrediente adicional que no es visto con buenos ojos es la cercanía de México con China. De tal forma que en la administración de Obama prevalece la inquietud ante el temor de que las protestas por Ayotzinapa, el resurgimiento de la violencia en estados como Michoacán y Tamaulipas, la impunidad, el estancamiento económico y la cada vez mayor influencia china hagan que México se mueva, sí, pero al despeñadero.
Y una frontera sur incendiada, de ninguna manera les conviene. Así que habrá que esperar en el futuro inmediato hasta dónde llega el apoyo ofrecido.
El escenario mundial 2015
Por lo pronto, Estados Unidos tiene otros asuntos en que ocuparse, entre ellos, el más importante: el relevo presidencial de 2016.
Las elecciones intermedias de noviembre pasado desataron las pasiones sucesorias. Del lado de los demócratas, se prevé que Hillary Clinton anuncie este mismo mes su candidatura. Por parte de los republicanos, “suenan” los nombres de los gobernadores de Ohio, John Kasich; Rick Snyder, de Michigan, y Chris Christie, de Nueva Jersey.
Sin embargo, otro Bush aspira a llegar a la Casa Blanca: Jeb, exgobernador de Florida, quien incluso creó el pasado 6 de enero un grupo de acción política para recaudar fondos y apuntalar sus aspiraciones.
En el cono sur del continente, en Argentina, habrá relevo presidencial. Cristina Fernández de Kirchner concluirá su segundo período en medio de una crisis de inseguridad y con altos índices inflacionarios.
En octubre, los argentinos elegirán a su nuevo mandatario entre Daniel Sciolli, gobernador deBuenos Aires; Sergio Urribari, de la provincia de Entre Ríos, y Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte.
Del otro lado del continente, España tendrá elecciones generales entre noviembre y diciembre, las primeras de Felipe VI como jefe de Estado. Pedro Sánchez, del PSOE; Pablo Iglesias de Podemos, y Alberto Garzón, de Izquierda Unida, son los candidatos mejor perfilados para disputar la presidencia a Mariano Rajoy.
El 17 de marzo, los israelíes acudirán a las urnas de manera anticipada luego de que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, destituyó a dos de sus ministros en diciembre, y reconociera que la actual coalición de gobierno no le permitía continuar su labor.
Mayo será el mes clave para los británicos, ya que decidirán si reeligen al primer ministro, David Cameron, o se inclinan por una opción más liberal. Como una de las banderas para repetir en el cargo, Cameron propone un referéndum que se realizaría en 2017 para que los ciudadanos decidan si permanecen o no en la Unión Europea.
La lucha contra el ébola es otro tema pendiente de la comunidad internacional. De acuerdo con el más reciente balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epidemia ha causado la muerte de 8153 personas, de un total de 20 656 casos, principalmente en Sierra Leona, Liberia y Guinea.
Aunque científicos han aplicado vacunas experimentales en humanos, lo cierto es que todavía parece lejano el descubrimiento de una cura definitiva.
Sin embargo, la principal inquietud mundial en este 2015 está en la amenaza que representa el Estado Islámico, que a solo siete días de haber iniciado el año ya causó la muerte de 12 personas en el ataque terrorista contra el semanario de corte satírico Charlie Hebdo, en París, Francia.
Como se ve, la agenda internacional de México y del propio planeta presenta enormes desafíos. Ojalá que la comunidad mundial tenga la capacidad de convertirlos en esperanzas. Y nosotros en trabajar en favor de la paz, no de la guerra, como muchos se han acostumbrado.