Hace poco, un buque de guerra ruso invadió
la zona económica exclusiva de Letonia adentrándose unas nueve millas náuticas
en sus aguas territoriales. Pero si consideramos que las embarcaciones rusas
han violado esas aguas unas 50 veces durante el presente año –según cifras del
ministerio de Defensa letón- la reciente incursión no debe causar sorpresa,
como tampoco debe hacerlo que aeronaves militares del Kremlin hayan rozado unas
200 veces el espacio aéreo de Letonia en el mismo lapso. Con todo, el ministro
de la Defensa letón, Raimonds V?jonis, invitó a Newsweek a su oficina de Riga
para informar que, en caso de que su poderoso vecino oriental decida invadir:
“Tenemos planes de acción especiales. En colaboración con el ministerio del
Interior hemos realizado ejercicios de guerra para entrenar a nuestros soldados
y policías en diferentes escenarios. Aunque, por supuesto, necesitamos la
cooperación de nuestros vecinos y aliados OTAN”.
De hecho, pese a que largo tiempo largo
tiempo fueron acusados de exagerar las amenazas rusas, los Estados Bálticos al
fin demuestran tener la razón. “Nosotros sabíamos que la historia no había
terminado hace dos décadas”, señala Sven Sakkov, subsecretario de Defensa de
Estonia. “La guerra de 2008 en Georgia fue una llamada de atención, pero la
mayor parte de Europa ignoró la alarma”. Sakkov describe la actual situación
europea como “un cambio climático y no un simple mal tiempo”, a lo cual Estonia
ha respondido acelerando las adquisiciones militares y solicitando a OTAN el
destacamento permanente de efectivos y equipos en su territorio. Por su parte,
la población estonia ha contribuido duplicando este año (respecto de 2013) la
cifra de nuevos reclutas voluntarios para la Liga de Defensa Estonia, de modo
que la organización cuenta, actualmente, con 14,545 soldados de medio tiempo,
cifra equivalente a uno por ciento de la población nacional total.
Entre tanto, Lituania acaba de crear una
fuerza de combate de respuesta inmediata de unos 1,600 efectivos, capaz de
repeler una acción enemiga en un plazo de dos a 24 horas; y Letonia,
considerada especialmente vulnerable debido a su 26 por ciento de minoría rusa
y un partido de fuerte tendencia rusa, ha solicitado soldados OTAN en rotación
permanente (25 por ciento de la población estonia es de etnia rusa; en
Lituania, solo 6 por ciento lo es).
Hasta el momento hay 150 efectivos OTAN
destacados en Letonia y según V?jonis, su simple presencia es suficiente
disuasión. “¿Quién se atrevería a provocar una guerra contra Estados Unidos?”,
cuestiona. “Eso pasaría Rusia si atacara Letonia y Putin no es tan tonto”. Con
todo, 150 soldados OTAN difícilmente impedirían una invasión y aun cuando haya
pocas probabilidades, Letonia fortalece su gasto en la defensa, el cual
aumentará a 1 por ciento el próximo año y alcanzará el 2 por ciento estándar de
OTAN para 2020. “Rusia ha manifestado que conserva intereses geopolíticos en
Letonia y la región, y demuestra su fuerza tanto a nosotros como a OTAN”,
insiste V?jonis. “Los buques que envía poseen lo último en tecnología; cierto
que es tecnología rusa, pero son lo mejor que tienen”.
Como un signo de la creciente tensión, OTAN
y Rusia han realizado ejercicios bélicos en la región.
A principios del milenio, Suecia llegó a la
conclusión de que lo peor había pasado y redujo, drásticamente, su
impresionante ejército de la Guerra Fría. “Se decidió que la amenaza era un
problema tan a futuro que podíamos hace un paréntesis estratégico y enfocarnos
en desarrollar defensas de alta tecnología”, explica Bo Hugemark, historiador
militar sueco y coronel retirado. En 2009, tomada la decisión de poner fin a la
conscripción, Suecia recortó aun más sus fuerzas a un total de seis mil
efectivos de tiempo completo y seis mil de medio tiempo. “Enfocarnos solo en
las amenazas en vez de toda la región, nos permitió tomar las cosas con calma
detrás del escudo Báltico-Finés”, agrega Hugemark. El resultado es que, ahora,
el hermano mayor de los Estados Bálticos necesita miles de soldados y marinos.
“Podemos realizar tareas pequeñas, pero no combatir contra un enemigo
importante”, lamenta un joven oficial. Aunque rara vez surge la oportunidad de
capturar un submarino extranjero, el sumergible ruso detectado en otoño y que
logró escapar se convirtió en una vergüenza para la milicia sueca. La razón: el
nuevo sistema antisubmarinos con lanzador de granadas fue cancelado en 2007 a
resultas de recortes presupuestales. A principios de este mes, el ejército
sueco confirmó que el submarino de marras “violó aguas territoriales suecas”,
hecho que el primer ministro Stefan Löfven calificó de “completamente
inaceptable”, por lo que ahora ha establecido un consejo de seguridad que le
asesorará sobre amenazas para el país.
Finlandia ha tomado una postura menos
comprensiva ante su vecino oriental. “Los políticos finlandeses interesados en
pactar compromisos con Rusia se asombraron ante su creciente agresividad; pero
el ejército no se dejó sorprender”, declaró Jyri Rautasalo, conferencista en
estrategia y políticas de seguridad de la Universidad para la Defensa Nacional
Finlandesa. “Por ello, los ajustes que requieren nuestras fuerzas armadas son
mucho menores que los de Suecia”. Este año, Rusia también intentó intimidar a
Finlandia violando cinco veces su espacio aéreo. En una serie de peculiares
incidentes en agosto y septiembre, buques de guerra y helicópteros rusos
trataron de forzar a un navío de investigación marina finés para que abandonara
aguas internacionales en el mar Báltico.
Por supuesto, otra interpretación es que los
observadores están exagerando las acciones rusas calificándolas de agresión
cuando, en realidad, no son más que inofensiva arrogancia. “Sin esta crisis,
quienes abogan por recortes en la Defensa tendrían más poder”, reconoce
Rautasalo. Y por cuanto concierne a Ivars Zarins, importante parlamentario de
Armonía, partido pro-ruso de Letonia, “los demás partidos solo hablan de Rusia
para desviar la atención de su incapacidad para resolver problemas internos
básicos”. En la elección parlamentaria de octubre, que se decidió sobre varios
temas de seguridad nacional, Armonía perdió siete de sus 31 escaños en el
Parlamento, aunque persiste como el partido más grande del país.
En entrevista, Zarins dijo que “Letonia
pertenece a OTAN y es miembro de la eurozona. Afirmar que enfrentamos el mismo
destino de Ucrania es como afirmar que enfrentamos la Tercera Guerra Mundial”.
Sin embargo, previene, así como Ucrania, Letonia se ha dividido y como otros
políticos de Armonía, acusa a los demás partidos de enajenar a los rusos
étnicos y de amedrentar con amenazas rusas en vez de enfocarse en los
“verdaderos problemas” de Letonia. El legislador compara la forma como el país
trata a su minoría rusa como el marido que descuida a la esposa: “Después de un
tiempo, la mujer toma un amante. ¿Quién tiene la culpa, el marido o el
amante?”. En vez de eso, prosigue Zarins, Letonia debiera concentrarse en “la
pobreza, la desigualdad social y la educación. No invertimos suficiente en
ciencia e innovación para que nuestra economía sea más productiva y los
empleos, mejor pagados; por eso la gente abandona el país en busca de mejores
oportunidades”.
De hecho, rusos, letonios y estonios
sintonizan la televisión pro-rusa. A principios de mes fue lanzado el canal
ruso Sputnik –así llamado por el satélite que supuestamente confirmó la
superioridad soviética sobre Estados Unidos-, transmitiendo en 30 idiomas
incluidos estonio, letonio, lituano y finés. Según el gobierno letón, la
propaganda rusa es una especie de guerra de información, la cual considera tan
grave como las amenazas militares. Letonia acaba de asignar casi un millón de
dólares para ampliar el pequeño servicio ruso en su televisión estatal y
pretende ir más allá, pugnando por restricciones para los “canales de
propaganda” rusa que operen desde países de la Unión Europea. “No se trata de
interferir con la libertad de expresión”, insiste V?jonis, “sino de combatir la
propaganda y eso es importante para todos los países UE, porque la propaganda
desestabiliza Europa”.
Si los Estados Bálticos parecen mas tensos
de lo habitual por las agresiones rusas, es porque tienen bastante experiencia
en ese sentido. No obstante, los occidentalizados vecinos de Rusia tienen hoy
mejores probabilidades que en el pasado. “Si Estonia sufre un ataque, todos
combatiremos a brazo partido”, promete Sakkov. “En 1939 y 1940 aprendimos que
hay que luchar pese a todo, que necesitamos aliados y que debemos ser
democracias”.