¡CARIBE! De alguna manera así podría resumirse a un tipo como Ismael Cala. Un caribeño de esos que logra — como sea— lo que se propone. Este presentador de CNN en Español, autor, columnista y conferencista, no tiene un solo pelo de tonto. Hoy su apellido es una marca importante. Y ese cuento de “el secreto del buen hablar es saber escuchar” se ha convertido en una suerte de mantra para todo aquel latino que anda medio perdido por la vida y busca un nuevo profeta que le ayude a ser feliz, exitoso… alguien que le diga que si lucha lo suficiente, todo estará bien… porque todo es posible.
Ismael Cala, hoy a la cabeza de Cala Enterprises, pareciera haber olfateado sobre un mapa que le puede conducir a niveles de prosperidad inéditos… no teme mencionar ejemplos como Oprah Winfrey, y da la impresión de que busca conquistar, a punta de sonrisa, voz y lecciones de buen vivir, un estatus de importancia que —de largo— trascienda la misión de un simple periodista. O sea, Cala apunta alto… lejos… al infinito y más allá.
Y, pues, nada mal para un tipo con una niñez dura (sufrió de bullying, cuando el término no estaba de moda en MTV); para luego ser acosado por dos gigantescas sombras —suicidio y esquizofrenia— que corren como galgos desbocados entre su familia. Pero el pasado es solo eso… y el presente de Ismael Cala es diametralmente opuesto: hoy, de confrontar —¿derrotar?— sus demonios personales, a inculcar una filosofía de vida a sus semejantes.
—¿Durante las primeras ediciones del programa de entrevistas te llegó a pasar por la cabeza que llegaría a convertirse en algo tan importante como lo que es hoy día? Inicialmente, ¿cuáles eran tus expectativas?
—En 2010 recibí la encomienda de conducir el prime time de CNN en Español. Inicialmente habíamos hablado de presentar las mañanas, pero la verdad es que no creí que ese fuera mi perfil. Entonces, a Cynthia Hudson, presidenta de CNN en Español, se le ocurrió la idea del programa de entrevistas. Empecé con gran pasión y cada día veía cómo íbamos avanzando. Siempre me propuse grandes metas, pero nunca pensé que llegaríamos tan lejos.
—¿Cuál ha sido la lección más importante que te ha tocado aprender durante este tiempo al aire?
—Muchas, pero me gustaría mencionar esta: que todas las personas tenemos una historia, un mundo que contar. Da igual el nivel de fama, el dinero o la actividad que realice. En este programa hemos visto pasar a artistas famosos, pero también a ciudadanos inspiradores, que se han impuesto a las dificultades de un modo heroico. Ese concepto pone en valor al ser humano, más allá de quién es, qué tiene y qué hace.
—¿Cómo eres con los seguidores? ¿Tienes paciencia si te abordan en la calle, digamos si estás cenando en un restaurante, o algo similar?
—He aprendido a tener paciencia, no solo con eso. Toda mi filosofía de vida pasa por corresponder siempre las buenas energías que recibo. Me pasa mucho en los aeropuertos, donde corro el riesgo de perder hasta el avión. Pero tengo que atender a mis “asociados”,
como digo a mis seguidores de la televisión y las redes sociales, porque el público es lo primero.
—¿Qué se requiere para que pierdas el buen humor, sacarte de tus casillas?
—Intento evitarlo, pero, claro, eso puede pasar. Ha sucedido cuando han intentado manipularme o cuando un entrevistado ha usado tácticas para desacreditarme y no responder directamente ante la opinión pública. Sinceramente, no me gusta perder el buen humor ni exaltarme. No es algo como para sentirme orgulloso. No es mi estilo. Y si pasa, la calidad de la entrevista se resiente.
—Cala Enterprises… hoy en día eres un empresario, más allá de un periodista regular de CNN. ¿Expandir
te ha sido un plan que decidiste hace tiempo? ¿Cuándo pusiste a volar la imaginación en dirección a organizar otros negocios y catapultar tu apellido como una marca comercial reconocida?
—Siempre pensé que ese era el camino. No importan tanto las estructuras, sino las ideas. Ya desde Cuba, donde era impensable registrar una empresa de comunicación, yo me organizaba personalmente a través de Cala Productions. Luego, en Canadá, fundé mi primera compañía con ese mismo nombre. Me considero un emprendedor, creo que ese es el término que mejor resume mi estatus. Unas actividades las desarrollo por medio de CNN en Español, que ha sido mi gran casa, y otras a través de Cala Enterprises. Forjar una marca lleva tiempo. Estoy en ello, poniendo cada día un granito de arena.
—¿Sentiste algún tipo de temor o inseguridad al adentrarte en el espectro empresarial, o todo fue creciendo de una forma armónica, natural?
—Siempre hay temores, sobre todo cuando uno no ha recibido una herencia, sino que tiene que empezar desde cero, con empleados bajo su responsabilidad. Hemos crecido lentamente y ahora tenemos un equipo de trabajo para atender una larga lista de actividades. Debemos dar pasos firmes, para consolidar. Ya estamos organizando la gira 2015, por decenas de ciudades de Estados Unidos y América Latina. Pensamos que será algo muy interesante.
—Háblame sobre la responsabilidad que existe, si acaso hay alguna, en el rol de difundir consejos o filosofías de vida a terceros. No usaré la palabra gurú, pero ser un maestro, un guía, imagino que vendrá acompañado de algún compromiso.
—La responsabilidad es total. La misma, por ejemplo, que debe tener un comunicador de televisión, o un periodista cualquiera. Hay varios niveles de responsabilidad, no es igual un médico que un comentarista. Comunicar filosofías de vida implica un alto grado de compromiso y honorabilidad. Aprovecho para decirte que ya he terminado la producción conjunta de 21 días de meditación, que he grabado junto al gran Deepak Chopra. Para mí ha sido un honor compartir con una personalidad tan reconocida y presentar, por primera vez en idioma español, sus reflexiones. Esto ya lo hizo antes Oprah Winfrey, pero en inglés. Son meditaciones gratuitas.
—¿Eres religioso?, ¿crees en la culpa, el pecado, reencarnación? ¿Oras?, ¿te has confesado? ¿En las situaciones difíciles acudes a una entidad superior?
—Creo en Dios. Todos los días le agradezco su inmensa generosidad. Creo además en la Virgen de la Caridad del Cobre, que es la patrona de Cuba. Nací el 8 de septiembre, que es su día, y siempre la he venerado con gran devoción. Tengo una relación muy especial con
la religión. Oro lo que aprendí en la Iglesia católica de niño, pero también lo que me viene a la mente. Quiero comunicarme con Dios directamente, y creo que hay muchas formas de hacerlo. Creo en el Dios del amor, en el Dios que todo lo perdona.
—Digamos que han transcurrido 10 años exactos. Y estamos hablando de Cala Enterprises. ¿Cómo vislumbras tu crecimiento personal, profesional y corporativo dentro de una década?
—No lo sé exactamente en detalles, pero sí en lo general, porque los sueños hay que visualizarlos, ponerles nombres y apellidos, trabajar para que se concreten. Creo que habré crecido mucho más, desde el punto de vista profesional y personal. Espero continuar desarrollando esa magnífica complementación profesional que constituye hacer televisión y radio, dar conferencias, escribir libros y columnas. Ahora, también espero contar con más tiempo para mí, porque en estos momentos trabajo siete días a la semana. Si las cosas salen bien, como espero, podré equilibrar mejor mis tiempos.
—¿De qué trata tu nuevo libro, Un buen hijo de p? ¿A qué se debe el pintoresco título? ¿Es Ismael Cala un buen hijo de p?
—De eso se trata, de que la gente se cuestione el título, reflexione y cambie paradigmas. Un buen hijo de p retrata lo que he sido durante toda mi vida: un hijo de la pasión, la paciencia y la perseverancia. Esas son las tres P que han guiado mi vida. Este es mi primer libro de ficción, es una fábula con personajes. El poder de escuchar se ha convertido en un bestseller en América Latina y Estados Unidos. Espero que Un buen hijo de p tenga un recorrido similar.