La especie más pequeña de dinosaurio que se conoce en el mundo fue descubierta en un trozo de ámbar de 99 millones de años de antigüedad. Se descubrió que la resina vegetal fosilizada contenía el pequeño cráneo de un dinosaurio anteriormente desconocido, al que los científicos han llamado Oculudentavis khaungraae.
El equipo científico, cuyos miembros provienen de Estados Unidos, Canadá y China, se topó con el ámbar en 2016. “Es posible ver fácilmente el cráneo si se sostiene el ámbar a contraluz, por lo que cuando vi una imagen, sabía que se trataba de algo especial”, declaró a Newsweek Jingmai O’Connor, de la Academia China de Ciencias y del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles.
O’Connor y sus colegas han descrito a la nueva especie en un estudio publicado en la revista Nature. En dicho estudio, muestran cómo este dinosaurio no aviano tenía un cráneo que medía apenas 0.5 cm de longitud. Calculan que habría tenido un tamaño semejante al del zunzuncito o pájaro mosca, que es la especie de pájaro más pequeña del mundo. También se piensa que es la especie más pequeña de dinosaurio de la era mesozoica, que comenzó hace 250 millones de años y terminó hace 65 millones de años
El ámbar se encontró en Myanmar que, hace 99 millones de años, pudo haber sido un manglar o habría formado parte de un arco insular. El equipo piensa que el ambiente es la causa por la que el O. khaungraae era tan pequeño. Las especies suelen miniaturizarse en entornos aislados, ya que tener un tamaño pequeño proporciona varios beneficios, como una mejor termorregulación y necesitar menos recursos.
Los investigadores descubrieron que el O. khaungraae tenía varios rasgos inusuales. Tenía un pico parecido al de las aves, el cual estaba lleno de dientes, en el que se han identificado 29 o 30 piezas dentales. También se descubrió que tenía una gran cavidad ocular semejante a la de los lagartos, con una fosa estrecha que únicamente permitía el paso de una pequeña cantidad de luz, lo cual indica que probablemente se mantenía activo durante el día. Los investigadores piensan que era un depredador y que se alimentaba de pequeños artrópodos o invertebrados.
O’Connor señala que estas características poco comunes podrían indicar que se trataba de un ave, y que pudo haber volado. “Sin embargo, no existen características en el cráneo que definan a las aves o a los dinosaurios, por lo que es posible que se trate de un dinosaurio no aviano y no de un ave o de alguna otra cosa”, añadió. “Es difícil decirlo, dado que se trata de algo tan extraño e incompleto
“No existe ningún ave viva o fósil que se haya comportado como esta, lo cual, por supuesto, hace que resulte verdaderamente difícil comprender cómo era realmente su estilo de vida. Tiene ojos que indican una capacidad visual aguda, numerosos dientes y un cráneo reforzado. Con base en estas morfologías, parece que se trataba de una pequeña ave depredadora, muy probablemente un insectívoro aéreo que se alimentaba de insectos muy pequeños”.
El equipo afirma que este descubrimiento abre un nuevo mundo de criaturas anteriormente desconocidas, y en el que las nuevas tecnologías permiten que los científicos identifiquen especies que quedaron atrapadas en ámbar hace millones de años. “Estamos apenas en el inicio de lo que podemos descubrir sobre pequeños animales en esta localidad productora de ámbar”, señaló O’Connor.
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El autor del estudio Luis Chiappe, del Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles, añadió, “Los depósitos de ámbar tienden a atrapar organismos muy pequeños, y nuestro nuevo descubrimiento es un ejemplo de ello. No hay ninguna razón por la que no podamos imaginar que en este antiguo bosque tropical vivían animales vertebrados muy pequeños”.
En un artículo relacionado, publicado en News & Views, Roger Benson, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, quien no participó en el estudio, señaló que las “extrañas características” del O. khaungraae indican que su lugar en la cadena evolutiva es poco claro. “En la última década se han generado muchos datos sobre la transición de dinosaurios a aves, aumentando en gran medida nuestra comprensión de este importante suceso evolutivo”, escribió. “En los últimos años, el ámbar birmano ha proporcionado sorprendente información, como la de estructuras plumarias y esqueléticas que no se habían visto en otras aves extintas.
“El estudio de los pequeños vertebrados preservados en ámbar, sus ecosistemas y sus mutuas relaciones evolutivas se encuentra en una fase muy temprana. Sin embargo, el Oculudentavis indica que aún hay muchas posibilidades de realizar descubrimientos continuos, especialmente en el caso de animales de tamaño diminuto”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek