Mary W. Shelley —recordada hoy primordialmente por su opera prima, Frankenstein— murió el primero de febrero de 1851. Nadie más volvió a hablar de ella. O así hubiese sido de no presentarse una serie de coyunturas que marcarían para siempre el destino de la obra de esta escritora universal y de nuestras sociedades en general.
Es obvio que Shelley no desapareció tras su muerte, pero esa pesadilla estuvo a nada de pasar a ser realidad. En efecto, su obra prácticamente desapareció del mapa literario durante más de un siglo tras su muerte. De hecho, aún en vida, Shelley buscó enterrar su trabajo para mejor enfocarse en la producción poética de su difunto esposo, Percy B. Shelley. De haber sido decisión suya es muy probable que Mary hubiese considerado sus textos tardíos no más que una obra prescindible de una escritora menor.
Entérate: Frankenstein en Bagdad
Afortunadamente hoy, en pleno 2020, podemos hablar sobre la primera traducción al español de los diarios de viaje de Mary W. Shelley: Andanzas por Alemania e Italia (1842-1843) (Minerva Editorial, 2019). ¿Qué pudo haber pasado en el inter dado que esta autora resurge a casi 170 años de haber muerto?
Ciertamente, la literatura viaja tan por cuenta propia como sus creadores. “No sé por qué viajo, solo sé que estoy escapando de algo que dejé atrás”. Esta es una de las tantas frases memorables de Michel de Montaigne en sus Diarios de viaje a Italia por Suiza y Alemania (obra hermana de las Andanzas de Mary Shelley en la Colección Ínsula de Minerva Editorial). Montaigne tenía el tintero lleno de razón —específicamente en el caso de Shelley.
Es improbable que la autora hubiera escrito un libro así de no haber sido seducida por el proyecto de Andanzas mucho después de haberse escapado de la escritura. La muerte de su esposo y sus hijos la habían devastado, cosa que queda evidenciada en los síntomas de síndrome postraumático que describe la autora en esta obra.
Te puede interesar: Historias de horror creadas por la inteligencia artificial
Pero, como era de esperarse de una vida tan patentemente romántica, las pasiones la persiguieron hasta que surgieron estos diarios. Los tres tomos que emanaron de sus viajes resultaron ser un manifiesto político urgente y puntual. Un panfleto por la liberación y la unificación de Italia. La Italia que le robó a su familia y aun así siguió alimentando sus pasiones. A fin de cuentas, para dejar de escapar de su pasado y purgar su alma, Shelley acudió al viaje. Montaigne estaría orgulloso…
Sin embargo, aunque fue relativamente bien recibido el libro en su momento, las críticas y las decepciones no se hicieron esperar. Varios comentaristas se quejaron del atrevimiento de una mujer que había osado no solo viajar, sino también —¡cáspita!— opinar sobre la política del momento. Asimismo, el hombre que la convenció a llevar a cabo la empresa literaria, la acabó por traicionar en una trágica jugada del destino. Mary W. Shelley murió menos de una década después y eso debió haber sido el final del asunto.
Así pasaron más de cien años hasta que surgió otra ola rebelión de mujeres en la literatura. Esta vez se trataba de la tercera ola feminista de los años setenta del siglo pasado. Un aspecto fundamental de este movimiento fue su enfoque en la literatura y las mujeres en ella, no como actoras pasivas, sino en el papel protagónico más relevante de la literatura: como escritoras y creadoras frente al patriarcado.
Lee más: Breve literatura fantástica en México
Mary Shelley, mujer radical de una época aún más restrictiva que la nuestra, resurgió de las tinieblas del pasado con potencia. Las académicas del movimiento de Crítica Literaria Feminista separaron a la autora de la sombra de Frankenstein y de su esposo, y comenzaron a explorar en serio sus otras “obras menores”. Así fue cómo, lentamente, se fueron desempolvando los tomos que hoy nos ocupan. Digo “lentamente” ya que sus diarios italianos tuvieron que esperar otro medio siglo para que surgiera una edición de las Andanzas en español.
Cuando me propuse hacer la selección y la traducción de Andanzas por Alemania e Italia de Mary W. Shelley me di cuenta que habría de hacerle justicia no solo a la autora, sino a aquellas que rescataron su legado.
El respeto al enfoque de la Crítica Literaria Feminista resultó ser una gran guía para un manifiesto político del siglo XIX emanado de la pluma de una mujer. También resultó que el resaltar y explorar la narrativa de la represión patriarcal, política, económica y social por medio del arte, la psicología y la literatura, era la especialidad de Shelley. Parecería que la autora simplemente se le adelantó al movimiento nada más por un siglo.
Hoy en día, en México, país de feminicidios, desacreditación de las víctimas y movimientos sociales pujantes, Shelley revive con más potencia que nunca. Su autenticidad, honestidad y apertura reflejan valores actuales —tan repudiados en su momento— que la ausencia de su voz en el canon literario era un vacío que ni siquiera sabíamos que necesitábamos llenar hasta hace poco.
169 años después de su temprana muerte, nos encontramos ante una Italia unificada, ante una lucha por los derechos de la mujer energizada y, esperamos con esta nueva traducción y selección de sus Andanzas por Alemania e Italia, ante una Mary Shelley reivindicada ante los ojos de un mundo urgido de su sabiduría.