La cantidad de plástico en los océanos que rodean al Estado de California, EU, podría ser casi un millón de veces más abundante de lo que se había calculado.
En un artículo publicado en la revista Limnology and Oceanography Letters, un grupo de científicos calcula que la cantidad real de microplásticos por metro cúbico es de 8.3 millones, y no de 10 como se afirmó anteriormente.
Investigadores de la Universidad de California en San Diego desarrollaron un nuevo método para calcular la cantidad de plástico en el agua. En él se muestra que los métodos más tradicionales podrían pasar por alto algunos de los microplásticos más pequeños, lo cual llevaría a subestimar el grado en el que el plástico contamina los océanos del mundo.
En esos métodos tradicionales se usa una malla de arrastre submarina. En la gran mayoría de los estudios se utiliza una malla lo suficientemente fina para separar al plancton del agua de mar, pero aparentemente no tanto como para capturar microplásticos de menos de 333 micrómetros, o un tercio de milímetro; se considera microplástico a cualquier partícula de ese material de menos de 5 mm.
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Sin embargo, mediante el uso de agua marina superficial y sálpidos, el equipo de la Universidad de California en San Diego pudo recolectar microplásticos de tan solo 10 micrómetros. Para darnos una idea de esta magnitud, el espesor de una hoja de papel es de 100 micrómetros.
“Durante años, hemos venido realizando estudios sobre microplásticos de la misma manera, (usando) una red para recolectar muestras. Sin embargo, cualquier cosa que sea más pequeña que el tejido de esa malla se ha estado escapando”, explicó en una declaración Jennifer Brandon, oceanógrafa biológica de la Universidad de California en San Diego y autora principal del estudio. Brandon desarrolló el método cuando era estudiante de posgrado en la Universidad.
Los sálpidos son un grupo de criaturas gelatinosas y generalmente transparentes, cuyo tamaño puede ir de unos cuantos milímetros hasta varios metros. Frecuentemente se agrupan para formar cadenas (o ruedas) más grandes cuando alcanzan la madurez. Se alimentan por filtración al absorber alimentos (y microplásticos) del agua que los rodea. Debido a que el tamaño de los poros de sus filtros es de tan solo 5 micrómetros, son capaces de absorber partículas casi infinitesimales.
Mediante el uso de especímenes obtenidos en la Colección Scripps de Invertebrados Pelágicos, los investigadores pudieron estudiar muestras de sálpidos recolectados con el paso de los años durante las expediciones al Pacífico del Norte para averiguar la cantidad de microplásticos que ingerían. El equipo encontró que las minipartículas incluidas en el estudio eran cinco órdenes de magnitud más comunes que las partículas de 333 micrómetros o más.
Estos resultados podrían significar que otros estudios en los que se han descubierto concentraciones distintas de microplásticos en otras partes del océano también podrían estar subestimando la abundancia de este material. Un ejemplo son las 42 partículas por metro cúbico que se encontraron en el sur del Océano Índico, según información de The Guardian, y las 307 partículas por metro cúbico que se encontraron donde el Mar Mediterráneo se une al Océano Atlántico.
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Al compararlos con las muestras de agua colectadas en la superficie del mar, el equipo encontró que los microplásticos descubiertos en los sálpidos eran “significativamente más pequeños”. También observaron que las partículas eran más abundantes en las muestras recolectadas más cerca de tierra que en aquellas obtenidas cerca de la Gran Mancha de Basura del Pacífico, algo que podría explicarse por la presencia de contaminación por escorrentía.
Aunque el efecto de la contaminación por microplásticos en la salud humana no se comprende plenamente, las investigaciones han demostrado que dicha contaminación es perjudicial para los animales que se encuentran más abajo en la cadena alimenticia. Por ejemplo, en un estudio se demostró que la exposición a microplásticos de poliestireno afecta la reproducción de las ostras.
“[El plástico] no cesa de dividirse, pero no deja de ser plástico desde el punto de vista químico y no vuelve al ecosistema”, señaló Brandon.