No hay nada como una película para inspirar el deseo de viajar. A pesar del veredicto de los críticos, la nueva versión de Disney con imágenes reales de El rey león podría lograr eso. Con sus impresionantes paisajes de realidad virtual generados con computadora —llenos de cascadas estruendosas, cañones espectaculares, sabanas herbosas y planicies polvorientas—, la película posiblemente remueva en muchos espectadores el deseo de ver la sangría de África, el melón cantalupo y los atardeceres coloridos como berenjena —sin mencionar esos leones majestuosos y demás vida silvestre— por sí mismos.
La posibilidad de visitar o ser voluntario en santuarios de la vida silvestre en África para que puedan acariciar, alimentar con biberón o caminar con cachorros de león huérfanos es tentadora para la mayoría de los amantes de los animales. Pero tristemente, muchos visitantes y voluntarios bien intencionados tienen la ilusión de que contribuyen en acciones reales de conservación, que están criando a mano a cachorros que con el tiempo serán dejados en libertad.
Pero los amantes de los animales deberían tener cuidado. Según la organización sudafricana Blood Lions, en Sudáfrica la gran mayoría de los cachorros de león aparentemente huérfanos en instalaciones que se presentan como santuarios en realidad fueron separados de sus madres al nacer y son criados para la industria de las cacerías cercadas, una industria totalmente legal y altamente lucrativa en Sudáfrica.
Pero ¿qué es una cacería cercada? Es una historia larga y triste, y comienza en el momento en que nace el animal. Los leones cercados (también es cada vez más común con los chitas) son animales que son criados y nacidos en cautiverio en una “granja” de leones. Los cachorros son separados de sus madres a las dos o tres semanas de nacidos, a veces antes, y vendidos a los dizque santuarios donde turistas y voluntarios pueden acariciarlos. Estas instalaciones afirmarán que los cachorros son huérfanos o fueron abandonados por sus madres y que la instalación está contribuyendo a su conservación. Cuando los cachorros son demasiado grandes para los arrumacos, son vendidos de nuevo, esta vez a otra instalación donde los turistas pueden “caminar con leones”. Finalmente, los leones son vendidos a zoológicos o cazadores de trofeos, quienes les dispararán a corta distancia en un recinto cercado, o en una “cacería cercada”. Los cazadores se llevan orgullosamente la piel —y a veces la cabeza— a casa como trofeo, mientras que los huesos son enviados a Asia para usarlos en la medicina tradicional china.
Para los conservacionistas como Ian Micheler, el aumento en popularidad de las granjas de leones, o “santuarios”, es una tendencia preocupante y un posible efecto secundario de El rey león. Micheler, quien también es un reportero gráfico y uno de los personajes principales en Blood Lions, un documental de 2015 sobre esta práctica, producido por la misma gente de la organización Blood Lions, dice que el interés en el turismo basado en la vida silvestre en África es principalmente algo bueno, pero con reservas. “Esto se trata de la manera en que nos relacionamos con los leones y nuestro entendimiento de su estado de conservación… películas como El rey león popularizan a los animales de manera tal que algunos se relacionan con ellos como juguetes, lo cual también socava las acciones de conservación… Los visitantes de Sudáfrica deberían estar conscientes de que las instalaciones que ofrecen experiencias de acariciar cachorros o caminar con leones no participan en las acciones de conservación de los leones. Al visitarlas, únicamente continúan el ciclo de vida en cautiverio”.
Desgraciadamente para los leones y otros depredadores, es fácil que los amantes de los animales bien intencionados sean engañados por estas granjas de leones que fingen ser santuarios, dice Cath Jakins, coordinadora de campaña de Blood Lions. Ella visitó una por su cuenta, pero sintió que algo estaba mal. “Todos nosotros aquí [en Blood Lions] lo sentimos”, dice ella. Después de su experiencia en la granja de leones, ella ahora sabe más y sabe qué buscar. “En resumen, los santuarios de vida silvestre auténticos no crían, comercian o permiten que los humanos interaccionen con sus animales”.
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Blood Lions no tiene el poder para nombrar instalaciones —sean buenas o malas—, pero sí recomienda que los individuos interesados revisen el grupo de Facebook Volunteers in Africa Beware. También instan a la gente a que se informe y haga las preguntas adecuadas antes de considerar el visitar una instalación. A continuación se dan algunas de las preguntas que deberían hacerse al hacer la investigación, dice Jakins:
– ¿Ofrecen alguna actividad basada en interacción entre animales y humanos?
– Si afirma ser un santuario, ¿ofrece cuidado de por vida a sus animales?
– ¿Comercian con animales?
– ¿De dónde provienen todos los animales y adónde van algunos de ellos?
– ¿Quién es su ecologista o científico reconocido de predadores?
– ¿Alguno de sus animales ha sido liberado? De ser tal el caso, ¿dónde y cuándo?
Por supuesto, la mejor manera de promover la conservación de la vida silvestre y ver a los animales salvajes interaccionar entre sí de forma natural es en un safari. Sin embargo, a falta de un safari, es posible visitar santuarios en Sudáfrica que verdaderamente cumplen con la definición de un “santuario”. Blood Lions ha visitado y filmado en tres santuarios que, dicen ellos, son auténticos y éticos “dado que no hay crianza, ninguna interacción y ninguna política de comercio”.
Parque de Leones Drakenstein
Un refugio para predadores criados en cautiverio, el Parque de Leones Drakenstein se ubica en las panorámicas Cape Winelands, a unos 45 minutos de Ciudad del Cabo y les da a los leones un hogar seguro donde los animales pueden vivir sin abusos ni persecución. Actualmente, el parque cuida de 29 leones, dos caracales y cinco chimpancés. El parque les permite a los visitantes pasar la noche en su campamento, rodeados por leones, y sirve cocina sudafricana tradicional. También aceptan voluntarios.
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Lions Rock
Ubicada cerca de Bethlehem, alrededor de 280 millas al sureste de Johannesburgo, la Lions Rock fue establecida por la organización de bienestar animal Four Paws International, que rescató a los felinos de instalaciones abominables en todo el mundo. Actualmente, el santuario alberga a más de 100 grandes felinos, incluidos tigres y leopardos, un chita y un caracal. Los visitantes pueden participar en excursiones en auto, observación de aves, ciclismo y senderismo. También hay un alojamiento de tres estrellas para quienes desean permanecer más tiempo, así como la posibilidad de un voluntariado.
Panthera Africa
Aparte de proteger a los grandes felinos y permitirles prosperar el resto de sus vidas naturales, este santuario enfatiza la educación y la concientización sobre los apuros de los grandes felinos en cautiverio. Ubicada en las afueras de Stanford, a 100 millas al sudeste de Ciudad del Cabo, Panthera busca ser el primer santuario “ecologista” de grandes felinos en Sudáfrica, usando únicamente energía solar. Los 100 acres del paraíso Panthera Africa cuenta con árboles grandes, un manantial natural, vistas de montaña y colecciones de leones, tigres, chitas, caracales y chacales de lomo negro, y ofrece visitas, talleres de comunicación con animales y oportunidades de voluntariado.
Hasta que la cría de predadores cautivos y la cacería cercada de leones sean ilegales en Sudáfrica, lo mejor que pueden hacer los turistas preocupados es hacer su tarea, visitar santuarios legítimos y hacer oír su oposición mediante firmar peticiones de la Red Internacional por los Animales. ¡Larga vida a los reyes leones!
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek