Vivir en las ciudades es todo un reto, pues hay que convivir con el tránsito pesado, el estrés, las distancias, la dinámica de los habitantes, la insuficiencia de transporte eficiente y seguro, la contaminación, la inseguridad y un largo etcétera. No obstante, la situación se complica aún más si la infraestructura urbana es inadecuada o poco incluyente.
Justamente esa es la propuesta de las denominadas “ciudades inteligentes” (smart cities): pensar en los espacios de tal forma que sean eficientes para todos sin importar edad, sexo, capacidades o identidad sexual.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El proyecto parte del Data Analytics, es decir, el reporte que emiten miles de sensores que permiten monitorizar las ciudades y, a través de dicha información, generar propuestas que intenten atender las problemáticas que enfrentan los ciudadanos.
Este reporte se alimenta, a su vez, de macrodatos (big data), la internet de las cosas (IoT) —cuyo uso lo podemos ver ya en los autos inteligentes—, la inteligencia artificial —impulsada en sistemas capaces de resolver problemas—, el aprendizaje automático (machine learning) —como los detectores de velocidad— y el aprendizaje profundo (deep learning) —tecnología que permite, por ejemplo, la audición automatizada y la traducción del habla.
La ONU considera que en 2050 el 70 por ciento de la población mundial (aproximadamente 6,000 millones de personas) vivirán en ciudades, de ahí la urgencia de que las zonas urbanas, gracias a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), sean cada vez más sustentables, accesibles, seguras e incluyentes, como lo ha hecho Ámsterdam, ciudad neerlandesa que ha podido generar un sistema de alumbrado inteligente; Santander, España, con la recolección automatizada de residuos; y Singapur, mediante dispositivos que permiten prever las inundaciones.
Para que las ciudades inteligentes puedan convertirse en verdaderas “ciudades para todos” deben implementar y adecuar su infraestructura para atender también a los sectores considerados como minoritarios.
Personas con discapacidad motriz. En este rubro deben considerarse no solo quienes usan bastón o silla de ruedas por alguna discapacidad física, sino todos aquellos que requieren instalaciones especiales para moverse, como las personas de la tercera edad y las personas que transitan con bebés en carriolas. Urge la implementación de calles más anchas y el uso de rampas para subir y bajar de banquetas, edificios y transporte público.
Personas con ceguera. La OMS estima que en el mundo existen 285 millones de personas con discapacidad visual, por lo que apremia el uso de sensores pododáctiles que les permitan saber el límite de una calle, comandos para abrir puertas con la voz y aplicaciones, como las que se utilizan en España, para guiarlos en caminos sinuosos por las arboladas o las características particulares de las banquetas.
Personas con sordera. La OMS contabiliza 466 millones de personas sordas en el mundo. Para ellos es prioritaria la implementación del bucle magnético o el lazo de inducción que muchos países ya utilizan en lugares públicos; se trata de un dispositivo que usa los campos magnéticos para emitir señales sonoras que se conectan directamente con los auriculares, audífonos o implantes cocleares y permiten establecer comunicación unidireccional y bidireccional.
Personas con baja capacidad mental. Es necesario revisar que el uso de la señalética, las gráficas e infografías sean de fácil comprensión para todos.
¿Y LA DIVERSIDAD SEXUAL?
Algunos países ya han popularizado el uso de baños mixtos o familiares, pero es necesario transformarlos en lo que en México el Grupo Parlamentario de Morena ha denominado baños incluyentes: “Busca que restaurantes, bares y otros establecimientos mercantiles cuenten con baños incluyentes que le permita a la comunidad LGBT+ sentirse tranquilos y seguros”.
En este mismo tenor deberán considerarse vestidores y regaderas en gimnasios y lugares que así lo requieran.
El objetivo es rediseñar los baños no solo para dicho sector, “sino para personas con sillas de ruedas, con ceguera, de baja estatura o cuerpo diferente que han sido ignoradas”.
De igual forma deberán considerarse cambiadores y sillas para que los bebés no queden desatendidos.