El horario de verano se aplica para aprovechar la luz natural y ahorrar energía eléctrica, pero cada año escuchamos quejas y comentarios sobre las afectaciones que puede tener para el cuerpo humano.
El tema ha merecido la atención de científicos de todas partes del mundo, quienes han encontrado desde afectaciones al estado de ánimo de los trabajadores y problemas de concentración para estudiantes adolescentes.
Actualmente, más de 90 países aplican el horario de verano, tanto en el Hemisferio Norte como en los Trópicos y el Hemisferio Sur. Entre las naciones tropicales que se han sumado a esta medida, se encuentran Brasil, Cuba y Haití.
En México la medida se adoptó desde hace 22 años y este 2018 el nuevo horario inicia el domingo 1 de abril y termina el 28 de octubre, donde las personas de la mayor parte del territorio nacional deberán adelantar sus relojes una hora.
Un estudio publicado en 2014 en Annals of Human Biology, indica que el cambio transtorna los patrones de sueño, porque algunos tienen problemas por irse a dormir “una hora después” y porque deben levantarse “más temprano”.
Las principales afectaciones son disminuciones en el rendimiento, la concentración y la memoria.
Un artículo de 2009 publicado en la revista Sleep Journal indica que los adolescentes son particularmente afectados por el cambio de horario, por lo cual recomienda no realizar exámenes en las semanas posteriores al ajuste.
Los investigadores Yiannis Kountouris y Kyriaki Remoundoub publicaron que la calidad de vida de las personas se deteriora tras el cambio de horario, afectando sobre todo quienes tienen empleos de tiempo completo.
En su estudio utilizaron datos económicos de Alemania, concluyendo que hay un efecto negativo en la satisfacción y estado de ánimo de los empleados.
Por otro lado, investigadores alemanes publicaron que en realidad el cuerpo humano nunca se adapta a los cambios artificiales de hora, pues el organismo respeta el proceso natural para aprovechar las horas de sol disponibles.
“El reloj interno no sigue al cambio social”, dijo Till Roenneberg, uno de los autores del estudio a ABC: “el reloj interno del cuerpo, sigue al sol y cambia según el lugar donde vivas. En realidad, cambia en intervalos de cuatro minutos, exactamente el tiempo que tarda el sol en cruzar una línea de longitud”.
Sin embargo, también hay expertos que afirman que no hay evidencia suficiente para sostener los efectos negativos.
Investigadores de la Universidad de Utah colocaron monitores de actividad en ciudadanos entre los 18 y 64 años que vivían en estados donde se usa el horario de verano y en Arizona (donde no se aplica esta medida). El resultado: no encontraron ningún incremento o afectación en la actividad física realizada.
La doctora Gittaim Pamela Torres San Miguel, titular de la Clínica del Sueño del Instituto Mexicano del Seguro Social, dijo a El Universal que hay un impacto en las enfermedades crónico-degenerativas y en los trastornos de sueño, “porque usualmente se cambia la hora al momento de ir a dormir y nos levantamos más temprano, recortamos horas de sueño”.
Sin embargo, Eduardo Perusquia, especialista en Trastornos de Sueño del Hospital Ángeles Pedregal, le dijo al diario que no hay un impacto de importancia en el organismo humano y que en realidad se trata de una resistencia cultural o social.