El movimiento de oposición a las vacunas a menudo está asociado con la afirmación, muchas veces desmentida, de que la vacuna contra sarampión, rubéola y paperas (SRP) provoca autismo. No obstante, científicos que en Facebook estudian las publicaciones contra las vacunas han hallado que el movimiento no surge de un solo miedo, sino, más bien, de una gama de teorías creídas por gente de todo el espectro demográfico y político.
Los autores del estudio, publicado en la revista Vaccine, evaluaron a 197 usuarios de Facebook que publicaron comentarios en oposición a las vacunas debajo de un video que promovía la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en la página de una clínica pediátrica local.
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Un mes después de que el video se compartió por primera vez, miles de usuarios publicaron comentarios en un periodo de ocho días que los autores describieron como “inequívocamente opuestos a las vacunas”. Un comentario era considerado como “inequívocamente opuesto a las vacunas” si era amenazante (“arderás en el infierno por matar bebés”) o extremista (“les lavaron el cerebro”).
Beth Hoffman, autora principal y estudiante de doctorado en la Escuela de Postgrado de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, dijo a Newsweek que al equipo lo pasmó la amplitud y rapidez con que el material en oposición a las vacunas se difunde en redes sociales.
“Otro hallazgo sorprendente fue la diversidad que vimos entre las personas que publicaban contenido en oposición a las vacunas. Por ejemplo, cubrían el espectro político desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda”.
Los investigadores querían saber qué tipo de persona compartiría literatura en oposición a las vacunas, y el tipo de desinformación que era común.
Mediante ver la información que los usuarios de Facebook compartían de sí mismos, el equipo fue capaz de recopilar datos demográficos que incluían edad, sexo, ubicación, afiliación política, estado civil, empleo y si tenían hijos, así como el grado de educación de quien publicaba.
Muchos de los sujetos eran mujeres, con 89 por ciento; 78 por ciento tenían hijos; 29 por ciento tenía empleo, y 24 por ciento tenía una educación superior. Del total, 56 por ciento apoyaba a Donald Trump, y 11 por ciento apoyaba a Bernie Sanders. Aun cuando no todos los usuarios compartían su ubicación, de quienes lo hicieron 24 estaban en California, nueve en Texas, ocho en Australia y ocho en Canadá.
Los investigadores dividieron las teorías de quienes publicaban en cuatro categorías. A aquellos catalogados como “confianza” les preocupaban las libertades personales y desconfiaban de la comunidad médica. Como “alternativas” se incluían personas que pensaban que remedios sin respaldo científico, como la homeopatía, podían proteger su salud. Uno de dichos individuos pensaba que el yogur curaba el VPH. Al grupo “seguridad” le preocupaban los riesgos de las vacunas, o que fuesen inmorales. Y aquellos en la categoría “conspiración” dijeron que el gobierno y organizaciones encubiertas mentían con respecto a asuntos de salud pública; por ejemplo, que el virus de la polio no existe y que los pesticidas provocan los síntomas, o que el fluoruro en el agua es peligroso.
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En años recientes, los profesionales de salud han batallado para contener y refutar el sentir opuesto a las vacunas que se da en línea. Aun cuando la gente se ha opuesto a las vacunas por una razón u otra desde que existe la idea de la inmunización, el surgimiento de internet y las redes sociales ha hecho contagiosa la información en oposición a las vacunas. Peor aún, las mentiras se difunden más rápido que la verdad en las redes sociales, escribieron los autores.
Estudios han mostrado que ver un sitio web opuesto a las vacunas por solo cinco a diez minutos puede hacer que alguien prefiera no vacunar. Y en Estados Unidos, solo 70 por ciento de los niños entre 19 y 35 meses de edad tienen sus inmunizaciones recomendadas, con un aumento reciente en los niños que han sido exentos por razones no médicas.
El Dr. Brian Primack, uno de los principales autores del estudio y director del Centro de Investigación de Medios, Tecnología y Salud en la Universidad de Pittsburgh, dijo a Newsweek que los padres que todavía están indecisos con respecto a las vacunas “deberían hablar con su pediatra o médico familiar sobre sus preocupaciones, en especial cuando se trata de cualquier información que pudieran haber visto en redes sociales sobre las vacunas”.
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La profesora Jennifer Reich, del Departamento de Sociología de la Universidad de Colorado campus Denver y autora de Calling the Shots: Why Parents Reject Vaccines, no estuvo involucrada en la investigación. Pero comentó a Newsweek que le sorprendía que tantísimos comentarios debajo del video hablaran sobre bebés y vacunas en general, ya que la vacuna del VPH se da en la preadolescencia o adolescencia.
“Esto sugiere que las publicaciones en realidad no estaban relacionadas con el video sino que, más bien, lo usaron como una oportunidad para publicar sus preocupaciones sobre las vacunas en general”, dijo.
William Moss, un especialista en epidemiología e inmunología de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, comentó a Newsweek: “Lo que me sorprendió fueron los perfiles demográficos de quienes publicaron material en oposición a las vacunas, en especial que la mayoría se identificara como mujeres y padres. También fue sorprendente que los individuos eran de 36 estados y ocho países, a pesar del hecho de que respondían a un video de una sola clínica pediatra en Pittsburgh”.
Reich también señaló algunas limitaciones del estudio, como lo reconocieron sus autores. “El estudio asume que los perfiles en línea que pudieron ver representan a gente real y que estas personas dicen lo que en verdad creen. Tenemos razones para creer que mucha de la retórica en Facebook que promueve información crítica contra las vacunas es generada por troles para crear desavenencia”.
Un estudio publicado en la American Journal of Public Health el año pasado reveló que troles rusos y bots de redes sociales usaron tácticas similares a las que se emplearon durante la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos para difundir información incorrecta sobre las vacunas.
Reich continuó: “Dicho esto, la retórica aquí hace uso de temas sociales particulares que posiblemente susciten dudas en los padres que las encuentran. Así, aun cuando no estén escritos por madres reales, están echando mano de miedos que ya están circulando y podrían servir para aumentar la duda”.
“El reto para los pediatras e investigadores en salud pública es comunicar la seguridad y eficacia de las vacunas de maneras que sean convincentes para los padres”.
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Helen Bedford, una experta en epidemiología del Instituto Great Ormond Street de Salud Infantil del University College de Londres y quien no estuvo involucrada en el estudio, comentó a Newsweek: “El título del estudio es: ‘No se trata solo del autismo’ —nunca se ha tratado solo del autismo—; el autismo es una preocupación relativamente reciente. El público siempre ha tenido dudas sobre las vacunas y, de hecho, los mitos sobre las vacunas han circulado desde que estas se han usado, desde finales del siglo XVIII”.
También argumentó que el artículo era limitado porque solo se enfocó en la vacuna del VPH y las respuestas a un video desarrollado para el propósito del estudio, por lo que no es representativo de las opiniones sobre todas las vacunas, o de discusiones de Facebook más amplias.
“No nos dice si estos mensajes influyen en los padres para que no inmunicen, solamente que están allí”, argumentó.