Como estudiante de posgrado, Rebecca Hochstein pasó años caminando por la peligrosa región del Parque Nacional Yellowstone en busca de microbios ocultos. Y, a la larga, encontró un virus muy distinto a cualquier otro.
Hochstein, quien entonces estudiaba en la Universidad Estatal de Montana, halló el organismo en agua, a 80 grados centígrados, que había tomado de una fuente termal del parque. Informó sobre su descubrimiento en 2016 y trabajó con un equipo internacional de investigadores para estudiar detalladamente el espécimen, hoy conocido (en inglés) como Acidianus tailed spindle virus [algo así como virus ahusado caudado Acidianus].
El equipo hizo radiografías del virus para revelar las moléculas que componen sus proteínas. También utilizó un microscopio crioelectrónico de 7 millones de dólares para congelar el virus y golpearlo con electrones, lo cual les dio una imagen de nivel atómico.
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Y lo que vieron los sorprendió. El virus cambia de forma: en determinado momento, parece un limón; pero al siguiente, puede transformarse en un cilindro alargado.
Casi todos los virus semejan limones, esferas o cilindros. Los investigadores saben cómo están construidas las dos últimas formas, pero desconocen cómo es que los virus crean la configuración de limones.
Esta información sería importante para usar los virus como vehículos para administrar medicamentos, un campo médico emergente. “El virus es como un contenedor”, explica Hochstein, actual investigadora en la Universidad de Minnesota. “Lo llenas con lo que quieras”. Y cuando se introduce en una célula huésped —cosa que hacen los virus para sobrevivir—, liberan su relleno químico en vez de su ADN.
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Al equipo le intrigó la posibilidad de que el Acidianus pudiera transportar medicamentos. Las condiciones cálidas y ácidas de su hábitat natural lo vuelven el candidato idóneo para, por ejemplo, sobrevivir en el ambiente caluroso y ácido del estómago humano.
Pero, para determinar si el Acidianus tiene alguna utilidad clínica, primero hay que averiguar cómo funciona. Es allí donde interviene la vista de nivel atómico. Según la detallada descripción del equipo, publicada en febrero en Proceedings of the National Academy of Sciences, el Acidianus está formado por estructuras alargadas, como ladrillos, que tienen el aspecto de cuerdas. Y espirales de esas cuerdas integran el contenedor con forma alimonada.
Los investigadores opinan que el virus cambia de forma cuando expulsa su ADN dentro de un huésped, como sucede con un limón de verdad cuando lo exprimes. Al parecer, la pauta en el mundo microscópico de los virus es: si la vida te da limones, haz cilindros.
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Publicado en cooperación con Newsweek /Published in cooperation with Newsweek