El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este jueves un memorándum presidencial con el que impone aranceles de hasta 60,000 millones de dólares en importaciones procedentes de China, en otro paso que alienta temores de una guerra comercial.
La decisión del magnate republicano ha enojado a Pekín, y los funcionarios chinos se han comprometido a tomar represalias si EE. UU. sigue adelante con esta política.
Trump anunció un nuevo conjunto de tarifas, argumentando que hay un tremendo problema de robo de propiedad intelectual y un déficit comercial excesivamente grande con China.
El déficit comercial es “el mayor de cualquier país en la historia del mundo. Está fuera de control”, aseguró Trump.
Los ministerios de comercio exterior de China rechazaron la decisión diciendo que “tomarán todas las medidas necesarias” para proteger los intereses de China. Entre las ideas que flotan están la imposición de aranceles a las exportaciones de EE. UU. como la soja y el ganado.
A pesar de desarrollar una relación amistosa con el presidente Xi Jinping, Trump ha optado por seguir la dura retórica que utilizó contra China en la campaña electoral, cuando calificó la política comercial con este país de “agresiva”. Su equipo ha pasado meses preparando nuevas tarifas en respuesta a un informe que afirmaba que las políticas comerciales chinas están costando dinero a los Estados Unidos.
La investigación fue lanzada en agosto por la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos.
La administración Trump ha acusado a China de violar los derechos de propiedad intelectual de los EE. UU. al forzar a las empresas estadounidenses a transferir tecnología a Pekín, alegando que esta práctica ha causado que los Estados Unidos pierda decenas de miles de millones de dólares.
Pekín ha negado las acusaciones de la administración Trump, diciendo que tales afirmaciones son “irresponsables”.
Trump ya anunció a principios de este mes nuevas tarifas, dirigidas a China, de 25 por ciento en acero y 10 por ciento en aluminio. Estos entrarán en vigencia el viernes.
Los aranceles se destinarán al sector tecnológico de China y las inversiones chinas, imponiendo al menos 50,000 millones de dólares en aranceles de represalia. Se publicará una lista de productos específicos en las próximas dos semanas, y habrá un mes para comentarios públicos.
Al mismo tiempo los funcionarios de la Unión Europea expresaron su optimismo de que los socios comerciales de EE. UU. en Europa no estarían sujetos a las tarifas de acero y aluminio de Trump.
La UE ha criticado la dura política de Trump sobre el comercio. En la cumbre del Consejo Europeo, que comenzó este jueves, los funcionarios esperaban un tweet del presidente Trump confirmando si la UE estaría exenta.
La respuesta de Pekín a los aranceles del acero fue tibia, ya que los gravámenes son tan insignificantes para la floreciente industria siderúrgica de China.
Very weird situation at today’s #EUCO, we are all (including European prime ministers) waiting for an expected tweet from Donald Trump on whether he will exempt the EU from his steel tariffs to avert a trade war.
Leaders won’t start discussing the issue until he tweets. pic.twitter.com/N3ZKJpR1nx— Dave Keating (@DaveKeating) 22 de marzo de 2018
En general, los funcionarios de ambas partes han pedido moderación para que no se desate una guerra comercial a gran escala entre China y Estados Unidos. Sin embargo, Trump ha afirmado que las guerras comerciales son “buenas y fáciles de ganar”.
En 2017 Estados Unidos exportó a China por 130,400 millones de dólares e importó de allí por 505,600 millones, según el departamento de Comercio.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek