El viernes 15 de marzo, un terrorista atacó dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda y cobró las vidas de 50 personas. Mientras cometía las atrocidades, el agresor -un australiano de 28 años- hizo una transmisión Facebook en vivo, y el enlace de las escenas fue compartido en más de un millón de cuentas de redes sociales, incluido el controvertido foro Internet 8chan. Ahora bien, justo antes de bajar de su auto, con rifle de asalto en mano, el agresor dice cinco palabras: “Recuerden chicos, suscríbanse a PewDiePie”.
Si no estás inmerso en la cultura de la Internet, este “llamado” a favor del youtuber sueco, Felix “PewDiePie” Kjellberg, podría parecerte de lo más extraño. Con 89 millones de suscriptores y diez años de trayectoria en la plataforma, PewDiePie presenta videojuegos, hace videos de compilaciones de Tik Tok, y habla sobre los memes. Desde hace algún tiempo ha competido con T-Series -una compañía india de producciones que sube cortos de películas de Bollywood- para ver quién puede sumar más suscriptores en YouTube. Por ello, “Suscríbete a PewDiePie” se convirtió en el grito de guerra de sus fanáticos, y muy pronto se diseminó en la Web y más allá como un símbolo que demuestra desenvoltura en la cultura de los memes.
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El viernes, Kjellberg condenó las acciones del terrorista e incluso lanzó un tuit declarando que le parecía “repugnante” que hubiera asociado su nombre con la matanza. Sin embargo, esa manifestación de repudio no ha logrado silenciar las voces estentóreas que exigen su expulsión de YouTube.
Ban PewDiePie. Moderate your content. https://t.co/z03IG4c5nB
— Andrew Pfister (@andrewpfister) 15 de marzo de 2019
“Fuera PewDiePie. Modera tu contenido”.
not interested in reading your defense of your favorite youtuber today
— 9 V O L T (@9_volt_) 15 de marzo de 2019
“Hoy no tengo el menor interés en leer tu defensa para tu youtuber favorito”.
En las horas posteriores al tiroteo, los medios noticiosos más importantes empezaron a resucitar añejas controversias del sueco. Un reportaje de The New York Times afirmó que Kjellberg “provocaba polémica con sus videos de ademanes antisemitas, que él describe como sátiras”. Y un artículo de The Washington Post declaró que “coquetea abiertamente con el simbolismo nazi”. En respuesta, YouTuberos como Jack Markiplier y Elvis the Alien salieron inmediatamente en defensa del “Pewds”.
Este creador de contenidos ha sido impugnado muchas veces, como cuando soltó la palabra “n…” [peyorativo usado para las personas de color] durante una transmisión en vivo; cuando promovió el canal e;r de YouTube (famoso por sus videos antisemitas); y al publicar un video en el que paga a un grupo de Fiverr para que levante una pancarta que proclama “Muerte a todos los judíos”. Si bien todas estas peripecias podrían interpretarse como horrendos ejemplos del extremismo en la Internet, la base de seguidores de PewDiePie no ha vacilado en defenderlo, argumentando que sus críticos no entienden los chistes o pasan por alto el contexto de los incidentes. Por otra parte, señalan las cosas positivas que Kjellberg ha hecho, como reunir más de 200,000 dólares para la organización benéfica Indian Rights and You, o la recaudación que organizó para que un ex mormón pudiera costear la defensa legal con la que intentaba recuperar la custodia de sus hijos.
En su manifiesto de 74 páginas, el terrorista demuestra tener profundos conocimientos de la cultura cibernética. Publicado en sitios para intercambio de archivos, unos pocos minutos antes del ataque, el documento está plagado de lenguaje Internet y memes. Contiene un copypasta de los Navy Seals (un bloque de texto copiado y republicado, donde asegura ser miembro de los Navy Seals y tener más de “300 muertes confirmadas”); menciona la franquicia de videojuegos “Spyro the Dragon”; e incluye un pasaje en el que afirma que fue “influenciado” por Candace Owens, celebridad de la derecha alternativa [alt-right]. Uno de sus objetivos declarados es diseminar el descontento para desatar una “guerra cultural”.
Otros creadores de contenidos YouTube tienen conciencia de las repercusiones que conlleva una base de seguidores devotos. Chad “Anything4Views” Roberts es un creador de contenidos australiano que ha expandido su base de admiradores prendiéndose fuego en la entrepierna, tatuándose el trasero con un “brofist” de PewDiePie, y contando chistes subidos de tono para divertir a un público aparentemente joven. Roberts sabe que sus fans pueden sacar de contexto lo que dice y ajustarlo a una narrativa personal. “Si alguno de mis seguidores afirmara que lo he radicalizado, no lo consideraría uno de mis fans”, dijo a Newsweek. “Si pudiera identificarlos e impedir que vean mis contenidos o mis videos, lo haría. Pero cuando subes algo a la Internet, deja de ser tuyo”.
can you believe people are actually evil enough to put blame on Pewdiepie and actually shame him for it? and it’s not because they think its right, it’s literally just to shame someone they don’t like while they know they can. disgusting, opportunistic, vile people
— Oney (@OneyNG) 15 de marzo de 2019
“¿Puedes creer que hay gente tan malvada que acusa a PewDiePie y lo culpa de esto? Y no es porque crean que hacen lo correcto, sino porque, simplemente, quieren culpar a alguien que no les gusta mientras tienen oportunidad. Gente asquerosa, oportunista, despreciable”.
Por desgracia, un creador de contenidos no tiene la opción de eliminar a todos los fans y seguidores indeseables. “Cualquiera puede torcer lo que publicamos los creadores. Y no son otra cosa que gente con algún problema mental”, agregó Roberts. “Lo que sucedió no deja nada bueno, así que tienes que conformarte con lo que queda. En un momento como este, lo único que podemos hacer los creadores es apoyar a Felix y, en especial, a las víctimas y sus familias”, concluyó Roberts.
“Si pudiera identificarlos e impedir que vean mis contenidos o mis videos, lo haría. Pero cuando subes algo a la Internet, deja de ser tuyo”.
https://newsweekespanol.com/2019/03/turquia-nueva-zelanda-terrorista-cristiano/
Aunque sea tentador vincular al creador de contenidos con el llamado que hace el agresor, el meme “Suscríbete a PewDiePie” ya no pertenece a Kjellberg. Se ha transformado en un movimiento con vida propia. Y a pesar de que PewDiePie dista mucho de ser un santo, condenar al sueco y a sus seguidores solo haría que la base de fans se aleje más del centro y abrace ideologías extremistas. Se ha documentado extensamente el peligro de radicalizar en línea a los jóvenes descontentos, y la finalidad del terrorista no era solo contactar con la base de seguidores de PewDiePie, sino atribuirles culpas, lo cual agrava el ciclo de radicalización.
Julia Alexander, reportera de The Verge, y una autoridad en la cultura Internet y YouTube, dijo a Newsweek que “en buena medida, [los acusadores de Kjellberg] están equivocados, aunque tampoco había visto que atribuyeran tanta culpa y de manera tan directa [a un YouTubero]”. En su opinión, cada vez hay más gente que entiende cómo es que los memes se diseminan en línea, y la manera como “el mensaje inofensivo que un creador ocurrente utiliza para criticar una corporación puede convertirse en algo más”.
Alexander añadió que los medios noticiosos enfrentan el desafío de no difundir desinformación cuando dan una noticia de última hora, como esta. “Distinguir entre los memes surgidos de la toxicidad y el humor selectivo de sitios como 8chan, y los que no lo son” es una tarea difícil, pero crucial. Por último, insistió en que los reporteros no deben interpretar el manifiesto “al pie de la letra”, aunque también es necesario “tomar en serio todo, y confiar en nada”.
Si YouTube expulsa a PewDiePie, ¿cuántos de sus 89 millones de seguidores buscarán contenido en foros y canales que promueven el odio? Si la respuesta es solo uno, ese uno sería demasiado.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek