La cantidad de mujeres que se somete a cesáreas se ha disparado en las décadas recientes a causa de las mejores condiciones de vida que están haciendo que los bebés sean más grandes, según los científicos.
En comparación con otros mamíferos, el tamaño de la cabeza de un bebé humano en relación con la pelvis de la madre en estado puede hacer especialmente duro el parto.
Alrededor de 5 por ciento de los embarazos en Estados Unidos que involucran a niños que pesan 4 kilogramos o más, la cabeza es demasiado grande para que pueda pasar por el canal del parto de la madre, explicaron los autores de un estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B. Someterse a una cesárea es una manera de sortear esto.
Pero el número de cesáreas es más alto que el de mujeres quienes sufren de lo que se conoce como desproporción cefalopélvica.
El procedimiento también puede llevarse a cabo cuando la cabeza y el canal del parto casi tienen un ajuste demasiado estrecho, o porque la mujer sufre de padecimientos mentales como ansiedad.
Y los índices de cesáreas varían ampliamente entre países diferentes: desde un número tan bajo como 2 por ciento en algunas partes del África subsahariana hasta el 50 por ciento de las madres en Egipto, Brasil y Turquía. En Estados Unidos, alrededor de 33 por ciento de los bebés nacieron mediante cesárea entre 1996 y 2011, según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades.
“La diferencia considerable en los índices de cesáreas por lo regular se atribuyen solo a factores socioeconómicos y culturales (incluido el acceso a servicios de salud)”, dice a Newsweek el Dr. Philipp Mitteröcker, profesor adjunto de biología teórica en la Universidad de Viena. Los científicos buscan descubrir alguna otra razón.
Los investigadores analizaron información de gobiernos y organismos mundiales de salud como la Organización Mundial de la Salud para calcular el número de cesáreas que se llevaron a cabo en cada país, así como la altura promedio de las mujeres y el tamaño de los bebés.
“Si hay un aumento considerable en el tamaño del cuerpo debido a mejoras ambientales, las cuales están muy bien documentadas, entonces el neonato [niño por nacer], que está una generación más adelantado que la madre, tal vez haya experimentado una mejor nutrición y un mejor ambiente de los que tuvo la madre, lo cual en promedio llevaría a un tamaño ligeramente desproporcionado del feto en relación con la madre”, dijo Mitteröcker.
“A su vez, esto aumentaría la dificultad y prolongación promedio del alumbramiento y, por ende, el índice de cesáreas. Por lo tanto, la dificultad real y el riesgo en el alumbramiento posiblemente varíen mundialmente”.
Entonces, ¿esta explicación eliminará el estigma que se impone a las cesáreas? Las mujeres pueden ser tachadas de “flojas”, y la investigación muestra que pueden sentirse juzgadas por optar por esta forma de parto. También hay preocupación de que las cesáreas planeadas puedan acarrearle problemas de salud a los bebés.
Mitteröcker declaró que, aun cuando la investigación no da alguna evidencia en este aspecto, él cree a título personal que las mujeres no deberían sentirse avergonzadas por someterse a una cesárea, aunque ésta no debería ser el “modo predeterminado” de parto. De hecho, sus hijos nacieron mediante cesárea, comentó él.
“Es claro que el ajuste entre el feto y el canal del parto —y, por ende, la dificultad y el riesgo en el alumbramiento— varía de persona a persona y también de una región geográfica a otra.
La seguridad y salud del bebé y la madre tienen prioridad, por lo que las cesáreas claramente se recomiendan en ciertos casos”, expresó él. “En otros casos, está menos claro, y los obstetras deben discutir los pros y los contras con la madre”.
De manera más amplia, el estudio muestra que la anatomía y psicología humana no son estáticas, continuó Mitteröcker. “Esto puede ser importante para mejorar el tratamiento médico y planear políticas de salud pública”.
El año pasado, un estudio diferente sugirió que los médicos llevan a cabo el procedimiento porque temen que las madres en estado los demanden.
La revisión de 34 estudios llevada a cabo en 20 países investigó las preocupaciones principales de los profesionales en cuidado de la salud. Se publicó en la revista PLOS One.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek