Se conoce como el efecto Mona Lisa: esa inquietante sensación de que los ojos de las pinturas nos siguen. Sin embargo, de acuerdo con un equipo de investigadores, los ojos de la obra maestra de Leonardo da Vinci ni siquiera nos miran.
El fenómeno ocurre cuando el sujeto de una imagen dirige su mirada hacia la cámara o se le retrata como si lo hiciera. Esto hace que los espectadores sientan como si estuvieran siendo observados, sin importar su posición en relación con la imagen, explicaron los autores en su artículo, publicado en la revista i-Perception.
“El efecto mismo es innegable y demostrable”, explicó en una declaración Sebastian Loth, coautor del estudio. “Sin embargo, con la Mona Lisa no obtuvimos esta impresión”.
Los investigadores de la Universidad de Bielefeld, en Alemania, hicieron acercamientos a esta pintura del siglo XVI, conocida también como La Gioconda, de 30 por ciento a 70 por ciento, en incrementos de 10 por ciento, hasta que solo los ojos y la nariz de la modelo quedaron a la vista. Obtuvieron un total de 15 imágenes recortadas. El equipo mostró las imágenes en tres ocasiones aleatoriamente en una computadora a 24 participantes. Se pidió a los voluntarios que dijeran si pensaban que la imagen los veía.
En promedio, los participantes dijeron que la Mona Lisa miraba hacia su derecha en un ángulo de 15.4 grados.
“Por esta razón, resulta claro que el término ‘efecto Mona Lisa’ no es más que una inexactitud. Ejemplifica el fuerte deseo de ser mirados y de ser el centro de atención de otra persona, de ser relevante para alguien, aun si no lo conocemos en absoluto”, señaló Gernot Horstmann, del Departamento de Psicología de la Universidad de Bielefeld, coautor del estudio y experto en movimiento y atención ocular.
Explicó que los espectadores podrían percibir que los están mirando si el sujeto de la imagen tiene una mirada “ligeramente lateral”.
“Esto fue percibido como si la persona retratada estuviera mirando al oído del espectador, y corresponde a alrededor de cinco grados desde una distancia de visión normal. Pero conforme aumenta el ángulo, el espectador no tendrá la impresión de que lo están mirando”, señaló Horstmann.
Además de aclarar la inexactitud de la frase “efecto Mona Lisa”, la investigación podría ser importante para los diseñadores de industrias como la de los videojuegos, indicaron los autores.
“Al comunicarnos con un avatar, por ejemplo, en un entorno virtual, la mirada aumenta nuestra comprensión del avatar”, señaló Loth. “Al utilizar su mirada, el agente virtual puede expresar su atención y puede señalar objetos que son, o serán, relevantes para la tarea, justo como lo hacen los seres humanos”.
Este estudio es la más reciente profundización en la forma en que nuestro cerebro procesa las ilusiones ópticas. El año pasado, un equipo de investigadores desmintió el mito de que consumir un plato pequeño engaña a nuestro cerebro para que piense que hemos consumido más comida de la que hemos ingerido en realidad.
En el artículo, publicado en la revista International Journal of Obesity, se concluye que el uso de la Ilusión Delboeuf, en la que el cerebro modifica la forma en que percibe un objeto según su contexto, no nos ayuda a sentirnos más saciados.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek