La FDA se apoya en un nuevo estudio para afirmar que el controvertido uso del plástico es seguro.
Los científicos cuestionan este argumento al que se recurre desde mediados del siglo XX.
¿DE VERDAD hay un gran futuro en los plásticos, como predijo la película El graduado, de 1967? En la última década, diversos estudios que demuestran los riesgos de salud que presenta la sustancia bisfenol A han provocado un repudio masivo de los productos plásticos potencialmente peligrosos. Sin embargo, fundamentada en una investigación reciente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), dice ahora que el temor podría ser exagerado.
El bisfenol A, o BPA, es una sustancia que encontramos en productos enlatados, contenedores para alimentos y otros artículos caseros. Abundantes investigaciones previas, en Estados Unidos y otros países, han revelado que el BPA podría interferir con las hormonas, alterando el estrógeno y otros compuestos químicos orgánicos que intervienen en la reproducción. Algunos estudios breves con humanos detectaron un nexo entre los niveles de BPA y el síndrome de ovario poliquístico (un trastorno hormonal) y los abortos. Otros no lo han hecho. Sin embargo, a partir de los datos obtenidos en estudios con animales, la Agencia de Protección Ambiental de California previno, en 2015, que el BPA podía causar “toxicidad reproductiva” en las mujeres.
No obstante, el sitio web de la FDA dice otra cosa: “La información disponible sigue respaldando la seguridad del BPA para los usos aprobados actualmente en contenedores y empaquetado de alimentos”.
Y los nuevos datos parecen confirmarlo. Los hallazgos preliminares de un gran estudio —un esfuerzo conjunto de la FDA y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos— sugieren que el BPA no es peligroso. Los investigadores administraron la sustancia a poblaciones de ratas, en dosis que reflejaban la exposición humana, y observaron cualquier cambio en el organismo. Se interesaron, sobre todo, en averiguar si las ratas maduraban sexualmente como se esperaba, y si desarrollaban alguna enfermedad.
A fines de febrero, los autores anunciaron sus primeros resultados. En una declaración de la FDA, el Dr. Stephen Ostroff, subcomisionado de la dependencia para alimentos y medicina veterinaria, declaró que el estudio había detectado “efectos mínimos en los grupos de roedores tratados con BPA”.
Algunos científicos se alarmaron ante una declaración tan osada. “Me decepcionó leer aquello”, dice Gail Prins, quien investiga los nexos entre el BPA y el cáncer de próstata en la Universidad de Illinois, en Chicago. Asimismo, Prins se sintió horrorizada por la manera como los medios diseminaron rápidamente la declaración. A partir del anuncio de la FDA, NBC.com declaró que el BPA “difícilmente es dañino”. Y en el sitio web de su programa Shots, NPR dijo que no representaba una amenaza.
Prins insiste en que esa conclusión se fundamenta en mediciones generales, como el peso y el aspecto de los animales y sus órganos. “Es el tipo de [estudio] que ha hecho la toxicología desde mediados del siglo XX”, acusa. Los análisis que utilizan herramientas más avanzadas han vinculado hasta niveles muy bajos de exposición al BPA con cambios hormonales.
Los datos que sirvieron de fundamento a la declaración de Ostroff aún no se han sometido a revisión paritaria ni se han publicado en una revista médica importante, dos requisitos estándar para validar cualquier investigación. Y no todos los hallazgos fueron positivos: un grupo de roedores desarrolló más tumores mamarios que las ratas de control, o las que recibieron dosis diferentes de BPA.
La declaración de la FDA contenía algunas advertencias, las cuales se pasaron por alto en el mensaje de que el BPA es seguro. “No digo que hayan hecho un mal trabajo”, señala Prins. Mas los resultados “no están completos”.
Los expertos analizarán los datos durante una sesión de revisión de la FDA, programada para el 26 de abril. El informe se publicará a principios de agosto, aunque las conclusiones finales estarán disponibles en agosto de 2019, por lo que el debate continuará hasta entonces. “En este momento, nos encontramos en el medio tiempo”, comenta Prins. Por lo pronto, el futuro de los plásticos es incierto.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek