Hasta hace unas semanas era totalmente impensable que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-Un pudieran siquiera estar en el mismo lugar, y menos reunirse en una misma mesa.
Pero este jueves, el anuncio de la Casa Blanca sorprendió a todos. Trump aceptó una propuesta de Kim para sostener una histórica reunión sobre la desnuclearización de la península coreana
Los detalles del lugar o la fecha exacta del encuentro no fueron revelados pero se espera que ocurra entre abril y mayo.
Estos son algunos de los momentos de la historia de tensión entre ambos países que hacían impensable que está reunión pudiera ocurrir.
Enemigos históricos
Estados Unidos y Corea del Norte fueron enemigos durante la Guerra Fría y estuvieron en lados opuestos en la sangrienta guerra de la península de Corea en los años 1950. En las últimas dos décadas, han estado enfrentados.
En la península coreana, uno de los enclaves con armas nucleares más peligroso del planeta, hay 30,000 militares estadounidenses desplegados en el lado sur de la frontera que divide a ambos países.
En enero de 2002, el presidente estadounidense George W. Bush sitúa a Corea del Norte, Irak e Irán en lo que califica de “eje del mal”.
En octubre de ese mismo año, Washington acusa a Pyongyang de conducir un programa secreto de uranio altamente enriquecido, violando el acuerdo de 1994.
En agosto de 2004, Pyongyang declara que le es “imposible” participar en nuevas negociaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear, calificando a Bush de “tirano” peor que Hitler y de “imbécil político”.
La guerra de insultos
Hasta hace pocas semanas, los líderes en Washington y Pyongyang utilizaban una retórica agresiva y con tonos de burla para referirse el uno al otro.
Trump, por ejemplo, pasó a referirse a Kim como el “pequeño hombre cohete”, al tiempo que el norcoreano respondió catalogando al presidente estadounidense como “un trastornado”.
Las pruebas norcoreanas nucleares y de misiles de largo alcance -que podrían incluso afectar el territorio estadounidense- elevaron la tensión a niveles altamente peligrosos.
El 2 de enero de 2017, Donald Trump afirmó que Corea del Norte nunca podrá desarrollar un arma nuclear capaz de alcanzar territorio estadounidenses.
En julio, Pyongyang realiza dos lanzamientos de misiles intercontinentales: “Todo el territorio estadounidense está a nuestro alcance”, dice Kim Jong-Un, quien sucedió a su padre -muerto en 2011- en el poder.
El 8 de agosto, Trump promete “fuego e ira” contra Corea del Norte.
Tres semanas después, el 29 de agosto, Pyongyang lanza un misil balístico que sobrevuela territorio japonés.
Trump dice que “discutir” con Corea del Norte “no es la solución”.
Norcorea no solo tiene misiles, también estadounidenses
En enero de 2016, el estudiante estadounidense Otto Warmbier fue arrestado y condenado a 15 años de trabajos forzados por el robo de un afiche propagandístico.
Warmbier murió en junio de 2017, una semana después de su repatriación en estado de coma.
Varios estadounidenses estuvieron detenidos en Corea del Norte durante años antes de recuperar su libertad. Tres norteamericanos siguen detenidos.
Los primeros guiños de entendimiento
En febrero de 2018, los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang (Corea del Sur) marcaron un acercamiento entre las dos Coreas y emisarios de ambos países se encontraron en Pyeongchang. Estos encuentros condujeron a las reuniones de alto nivel de la semana pasada.
Kim Yo Jong, la hermana del líder norcoreano Kim Jong Un, saludó al presidente del Sur Moon Jae In, durante la inauguración de los Juegos.
A ese mismo evento asistió el vicepresidente Mike Pence, quien se sentó a pocos metros de los líderes coreanos.
Hacía una década que oficiales de alto rango del Norte no visitaban el Sur.
Cómo se logró acordar el encuentro
El asesor de Seguridad Nacional de Corea del Sur, Chung Eui-yong, quien se encontró la semana pasada con Kim en Pyongyang, relató al mandatario estadounidense que en esa conversación el líder norcoreano había expresado “su deseo de reunirse con el presidente Trump lo antes posible”.
En ese encuentro, Kim explicó a los diplomáticos surcoreanos que su gobierno no veía razones para mantener su programa de armas nucleares si se obtenían garantías a la seguridad nacional.
Ante esa puerta abierta, Trump declaró que los esfuerzos para desactivar las tensiones eran “muy positivos”, y “dijo que se reuniría con Kim Jong Un de aquí a mayo para lograr la desnuclearización permanente” de la península, explicó el funcionario surcoreano.
Washington, desea “la desnuclearización de Corea del Norte. En tanto, todas las sanciones y la máxima presión deben continuar”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
Trump, por su parte, saludó en la red Twitter los “grandes progresos” conseguidos en los esfuerzos para convencer a Corea del Norte de abandonar su programa de armas nucleares.
El secretario de Estado Rex Tillerson dijo desde Yibuti que Pyongyang “ha cambiado (…) su posición y de una forma bastante espectacular. Y muy francamente, ha sido un poco una sorpresa para nosotros que se haya mostrado tan abierto en las discusiones con la delegación surcoreana”.
Sin embargo, el vicepresidente Mike Pence fue más cauteloso y apuntó que Washington no cambiaría de política sin que Corea del Norte exhibiera pasos “creíbles, verificables y concretos”.
¿Y cómo ve el mundo el acercamiento?
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, celebró el anuncio y dijo apreciar “enormemente el cambio de Corea del Norte de que va a comenzar las conversaciones sobre la premisa de una desnuclearización”.
Aunque también dijo: “No hay un cambio en la política para Japón y Estados Unidos”. “Vamos a seguir ejerciendo una presión máxima (sobre Pyongyang) hasta que Corea del Norte tome acciones concretas hacia una desnuclearización de una forma que sea perfecta, verificable e irreversible”.
En tanto, China, que asegura el 90% del comercio exterior norcoreano apeló a la “valentía política” de Washington y Pyongyang “para tomar las buenas decisiones”.
Para Rusia, el anuncio de la cumbre es “un paso en la buena dirección” y “necesaria para normalizar la situación” dijo su canciller Serguéi Lavrov, quien asimismo expresó satisfacción por la reunión que sostendrán los dirigentes de las dos Corea a fines de abril.
La Unión Europea (UE) consideró por su parte “que la disposición” de Trump a aceptar la invitación de Kim es “un acontecimiento positivo”.
¿Una batalla ganada para Kim?
Los analistas no están tan contentos. “Esencialmente le da (a Kim) un estatus de igualdad con el presidente estadounidense y fortalece su intento de que Corea delNorte sea reconocida como país nuclear de facto”, dijo Evan Medeiros, del Eurasia Group, y exasesor de Barack Obama.
La cumbre “no llevará a la desnuclearización de Corea del Norte”, consideró, sino que “dará mayor legitimidad y estatura al régimen de Kim, y le dará más tiempo para desarrollar su arsenal nuclear y buscar un efectivo alivio de las sanciones”.
Jeffrey Lewis, que encabeza el respetado Programa de No-proliferación del este asiático, consideró en Twitter que Trump estaba bailando al son de Kim.
“Kim no está invitando a Trump para rendir las armas de Corea del Norte. Kim invita a Trump para demostrar que su inversión en capacidades nucleares y balísticas obligó a Estados Unidos a tratarlo como a un igual”.
Con información de AFP.