La influencia de Estados Unidos en esta región del mundo dependerá de su proceder en este caldeado ambiente geopolítico.
Las repercusiones de la muerte de Jamal Khashoggi, el reportero saudí asesinado por agentes de su propio país, van mucho más allá de la libertad de expresión. Su sombra se extiende sobre una compleja competencia multilateral por la influencia en Oriente Medio. Hace tiempo que Estados Unidos fomenta lazos de amistad con numerosas potencias de la región, en particular Israel: una asociación que ha impedido que las naciones árabes y musulmanas confíen plenamente en Washington. Sin embargo, ya que el creciente poderío de Irán se ha vuelto prioridad para los líderes sunitas, y las crisis políticas superpuestas están dividiendo a Oriente Medio, las alianzas regionales han vuelto a cambiar. Mientras Donald Trump se empeña en proteger y avanzar su agenda regional, la influencia de Estados Unidos dependerá de su proceder en este caldeado ambiente geopolítico.
ARABIA SAUDITA
PRÍNCIPE HEREDERO MOHAMMED BIN SALMÁN
Fundada en 1932 por el rey Abdulaziz ibn Saud, Arabia Saudita se convirtió en un socio estratégico de Occidente a partir del descubrimiento de enormes reservas de petróleo, en tanto que el control de dos de los sitios más sagrados del Islam le confiere una condición sin precedentes entre los sunitas. La relación con Washington se consolidó gracias a la postura opositora de Riad frente a sus enemigos regionales, incluida la Irán chií revolucionaria. Esa relación experimentó apenas un leve estremecimiento tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, en los que 15 de los 19 terroristas eran saudíes. A pesar de los cuestionamientos persistentes sobre el papel del reino en esos atentados, Estados Unidos y Arabia Saudita formaron una sociedad antiterrorista dedicada a contrarrestar a Irán. Muchas veces, esta cooperación -aunada a la influencia saudí en los mercados energéticos globales y a su insaciable apetito de armas estadounidenses- ha llevado a Washington a hacerse de la vista gorda frente a la promoción exterior del islamismo estricto del reino, y ante los crecientes informes de sus crímenes de guerra en Yemen.
EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
PRESIDENTE JALIFA BIN ZAYED AL NAHYAN
Tras la separación de Bahréin y Catar para formar Estados propios, los siete emiratos restantes -controlados por Gran Bretaña hasta 1971- se unieron para crear los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Gracias a sus yacimientos de petróleo y gas, el país se modernizó rápidamente convirtiéndose en un centro del comercio internacional. A la cabeza se encuentra Jalifa bin Zayed al-Nahyan, quien actúa como presidente, emir de Abu Dabi y comandante supremo de las fuerzas armadas. Debido a su pericia militar, James Mattis, secretario de la Defensa de Estados Unidos, ha descrito al país como una “pequeña Esparta”, con la que Estados Unidos comparte el control de la base aérea de Al-Dhafra como parte del esfuerzo bélico contra el grupo militante Estado Islámico. EAU mantiene una alianza estrecha con Arabia Saudita y contribuye a su guerra contra los “hutíes”, grupo rebelde predominantemente zaidí chií. Con todo, el país tiene intereses propios para respaldar a los separatistas del sur y tomar el control de la isla yemenita de Socotra.
KUWAIT
EMIR SABAH AL-AHMAD AL-JABER AL-SABAH
Dirigido por la Casa de Sabah, Kuwait tiene fama de ser relativamente liberal respecto de sus vecinos petroleros de la península arábiga. Tras la invasión de 1990, que desató la primera Guerra del Golfo, Estados Unidos desempeñó un papel crítico para expulsar de Kuwait a las fuerzas iraquíes. Para 2003, Kuwait demostró su valor estratégico durante la invasión estadounidense de Irak, por lo que Estados Unidos mantiene varias instalaciones militares importantes en el país. Kuwait no ha respondido al llamado de Arabia Saudita para cortar nexos políticos con Irán o Catar, y conserva relaciones normales con las dos naciones. Las tensiones entre kuwaitíes y sauditas han interrumpido el suministro de petróleo y, presuntamente, han ocasionado el temor de que Arabia Saudita incluso decida invadir Kuwait.
CATAR
EMIR JEQUE TAMIM BIN HAMAD AL ZANI
Desde que obtuviera su independencia en 1971, Catar se ha beneficiado del yacimiento de gas natural más grande del mundo, mismo que comparte con Irán. Impera la opinión general de que la Casa Al Zani es un partidario importante de la Hermandad Musulmana, red política islamista fundada en Egipto y de escala global. Arabia Saudita y EAU consideran que la Hermandad es una organización terrorista cuyos simpatizantes representan una amenaza para sus tronos. A raíz de la decisión Catarí de respaldar a dicho grupo, tras la revolución egipcia de 2011, se ha producido un cisma entre Catar y sus vecinos. El año pasado, Arabia Saudita convocó a Bahréin, Egipto y EAU para encabezar un boicot absoluto contra Catar. Aunque esto ocurrió justo después del primer viaje presidencial de Donald Trump a Arabia Saudita, Estados Unidos no se ha sumado al bloqueo. Catar alberga la base aérea de Al-Udeid -la instalación militar estadounidense más grande de Oriente Medio-, así como la base militar turca de Tariq bin Ziyad.
TURQUÍA
PRESIDENTE RECEP TAYYIP ERDOGAN
Sucesora del Imperio Otomano -mitad en Europa, mitad en Asia-, Turquía se ha esforzado en preservar sus intereses en Oriente Medio, por lo que el presidente Recep Tayyip Erdogan ha utilizado el asesinato de Khashoggi en Estambul como baza contra Arabia Saudita. Catar es su socio más importante en la península arábiga, y Turquía ha apoyado a los Cataríes a lo largo de su disputa con los saudíes, incluso enviando soldados para entrenamiento. Ambos países mantienen posturas parecidas en cuanto que se refiere a oponerse al gobierno sirio y respaldar a la Hermandad Musulmana. Turquía es parte de la OTAN, pero al erosionarse sus nexos con Occidente ha buscado estrechar relaciones con Rusia e Irán. La presidencia Trump impuso sanciones a Turquía por la detención de un pastor cristiano en 2016, quien fue liberado unas dos semanas después de la desaparición de Khashoggi.
ISRAEL
PRIMER MINISTRO BENJAMIN NETANYAHU
Desde su fundación, en 1948, Israel ha tenido enfrentamientos con los Estados árabes regionales, enfurecidos por el desplazamiento masivo de palestinos. Debido a que Israel tiene el respaldo incondicional de Washington, las relaciones estratégicas de Estados Unidos han sufrido algunos reveses en todo el Oriente Medio, eminentemente musulmán. La presidencia Trump ha declarado su firme apoyo para el presidente israelí Benjamin Netanyahu, y su decisión de mudar la embajada estadounidense de Tel Aviv a la disputada ciudad santa de Jerusalén tuvo repercusiones regionales, causando indignación aun entre los aliados tradicionales de Estados Unidos. Jared Kushner -yerno y asesor principal de Trump- ha forjado vínculos estrechos con Arabia Saudita e Israel, pero su incapacidad para presentar un proyecto integral de paz para los palestinos se ha convertido en un gran obstáculo para la alianza unificada que encabeza Estados Unidos contra Irán, el enemigo común.
EGIPTO
PRESIDENTE ABDEL FATAH EL-SISI
En 2011, el Egipto transcontinental, antaño considerado una potencia fundamental para el mundo árabe, sufrió una serie de revoluciones que dieron el poder brevemente a la Hermandad Musulmana. En 2013, un segundo levantamiento y nuevos comicios permitieron que el líder militar Abdel Fatah el-Sisi llegara a la presidencia. Con el respaldo de los saudíes, Sisi ha suprimido la disidencia, aunque ha tenido dificultades para sofocar la insurgencia de ISIS en la Península del Sinaí. Bajo su régimen, Egipto ha colaborado estrechamente con Estados Unidos en temas de seguridad, pero en junio del año pasado desató controversias al transferir dos islas del mar Rojo a los saudíes como parte de un antiguo tratado de defensa. De manera casi simultánea, Egipto se sumó al bloqueo saudita de Catar; y en mayo, apoyó la decisión de Trump de abandonar el tratado nuclear con Irán.
JORDANIA
REY ABDULLAH II
A diferencia de la Casa de Saud, la familia real hachemita que asumió el control de Transjordania -antiguo territorio británico- afirma descender directamente del profeta Mahoma. Por ello, su monarca tomó el título de “jerife” y protegió las ciudades sagradas de Meca y Medina hasta la década de 1920, cuando se formó Arabia Saudita y quedaron bajo su control. Jordania se unió a Egipto y Siria para combatir contra Israel en 1948 y 1967, pero comenzó a vacilar en 1973, después que los combatientes palestinos del reino amenazaron con desestabilizarlo. En 1988, Jordania renunció a todo derecho sobre Cisjordania [Ribera Occidental]. En 1944, se convirtió en el segundo país árabe -después de Egipto- que pactó la paz con Israel; si bien el rey Abdullah II declaró, hace poco, que revocaría las partes del tratado referentes al arrendamiento de tierras. Jordania es anfitrión habitual del personal militar estadounidense y occidental, y recibe ayuda de Arabia Saudita, cuyas posturas frente a Catar y Yemen ha respaldado discretamente.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek