En su vida nunca faltó la música. Carlos Miguel Prieto ha estado enamorado de ella, dice, desde que tiene uso de razón. Su padre, Carlos Prieto, es uno de los más reconocidos chelistas de este país, de ahí que la música era un integrante más de la familia. El maestro cuenta, en entrevista con Newsweek en Español, que toca el violín desde muy pequeño y que lleva dirigiendo 25 años. Carlos Miguel Prieto es el hombre tras la batuta de la Sinfónica Nacional y de la Orquesta Sinfónica de Minería. Al año dirige alrededor de 130 conciertos en todo el mundo.
—¿Crees que hay un sueño que comparten los directores de orquesta?
—Sí, hay sueños que tenemos casi todos y me alegra poder decir que muchos de esos sueños ya los he cumplido. He dirigido cinco o seis veces en el Golden Hall, en Viena, y también en Berlín. Todavía tengo sueños, unos que tal vez ya no comparta con otros directores, como por ejemplo el entender mejor las cosas y mejorar cada día en lo que hago.
—Hablas de entender mejor las cosas, ¿qué cosas?
—El trabajo del director es muy intelectual porque se trata de comprender muchas cosas especiales, la música remueve lugares en el intelecto y poco a poco resuelves lo que parecen ser misterios de la vida.
—¿Qué es lo más gratificante de trabajar con tanta gente?
—Lo gratificante sucede en situaciones que parecen mucho menos espectaculares que otras. Cualquiera creería que lo más gratificante es cuando tienes un concierto, pero lo mejor es lograr un resultado musical que crece con el tiempo. Por ejemplo, la semana pasada estuve en Gales y es gratificante ver cómo la orquesta le agradece a uno el trabajo. Sí creo que la parte humana es la más gratificante, la de los logros diarios y de ver a músicos crecer, tal vez sea por eso que me encanta trabajar con los jóvenes, me motivan mucho.
—A veces creemos que en México no hay tanto talento como en otros países…
—Que quede claro que en México no faltan grandes músicos, acabamos de terminar con la Orquesta de Minería una temporada inolvidable en donde tocamos las nueve sinfonías de Beethoven con público lleno durante todo el verano y cualquiera que dude de las posibilidades de lo que se puede hacer en México puede quitarse la duda con este tipo de conciertos.
—Ahora estarás presentando Réquiem de Mozart en el Auditorio Nacional, ¿qué hay de novedoso?
—Lo inusual es el sitio y el medio, pero la música la hemos tocado ya otras veces antes y la conocemos y comprendemos muy bien. Pero no estamos acostumbrados a tocar en ese contexto: alguien bailando en el escenario, escenografía y toda esta idea teatral. Es un reto diferente, pero la música es la misma y todo se centra alrededor de ella.
—¿Por qué es un reto?
—Pues tengo entendido que el coro lo van a cantar de memoria mientras están moviéndose en el escenario, también los solistas van a estar moviéndose, y el reto es que será algo más operístico a lo que estamos acostumbrados. Pero no perdamos de vista la gran oportunidad de tocar ese repertorio ante muchísimo público. El Auditorio Nacional no es el sitio idóneo para esto, pero se convoca a mucha gente y una de las misiones de una orquesta es llevar su música al mayor número de personas, y la música de Mozart es una que perfectamente se comprende y se disfruta y no por sacarla de sus recintos habituales se pierde el sentido, al contrario, llega a mucha más gente.
El espectáculo de Danza Contemporánea de Cuba con el Réquiem de Mozart se presentará bajo la dirección del maestro Carlos Miguel Prieto en el Auditorio Nacional el próximo 7 de noviembre. Contará con la dirección escénica de Pepe Olivares, la participación del coreógrafo George Céspedes y el primer bailarín y estrella de la danza mundial Rasta Thomas.