Enviar tus pensamientos directamente al cerebro de alguien más podrá parecer cosa de ciencia ficción. Pero esta capacidad podría estar más cercano a la realidad de lo que pensamos.
Un equipo de la Universidad de Washington y de la Universidad Carnegie Mellon ha desarrollado un sistema, llamado BrainNet, el cual les permite a tres personas comunicarse entre sí usando solo sus pensamientos.
Investigaciones anteriores han mostrado que dos personas se pueden comunicar a través de ondas cerebrales para jugar un videojuego usando lo que se conoce como una interfaz cerebro a cerebro, una tecnología que puede extraer y proveer información a los cerebros. En el estudio más reciente, el equipo tomó esta idea y añadió otra persona. Su sistema fue descrito en un artículo publicado en el servidor de prepublicaciones arXiv.
“En 2013, demostramos la primera interfaz cerebro a cerebro para una comunicación directa y colaboración entre dos cerebros humanos”, le dijo a Newsweek Rajesh Rao, un autor del estudio de la Universidad de Washington. “La cuestión que quedaba por resolver era si se podía crear una ‘red social’ de más de dos cerebros colaborando para resolver una tarea que ninguno de los cerebros individuales podría hacer. BrainNet es la primera demostración de prueba de concepto de esta idea”.
En los experimentos, a dos participantes (los emisores) se les colocaron electrodos en el cuero cabelludo para detectar y registrar sus ondas cerebrales —patrones de actividad eléctrica en el cerebro— usando un método conocido como electroencefalografía, o EEG. Al tercer participante (el receptor) se le colocaron electrodos que le permitían al participante recibir y leer las ondas cerebrales de los dos emisores a través de una técnica conocida como estimulación magnética transcraneal, o TMS.
Al trío se le pidió que colaborase usando interacciones cerebro a cerebro para resolver una tarea que cada uno de ellos no podría ser capaz de completar individualmente. La tarea implicaba un juego simplificado y similar al Tetris, en el que los jugadores tenían que decidir si rotaban o no una figura 180 grados con el fin de llenar correctamente un hueco en una línea hasta abajo del monitor de la computadora.
Todos los participantes observaban el juego, pero el receptor estaba a cargo de llevar a cabo la acción. El truco era que el receptor no era capaz de ver la mitad inferior del monitor, por lo que tenía que depender de la información transmitida por los dos emisores usando sus mentes para poder jugar.
“El sistema les permite a los emisores observar la pantalla completa del juego y decidir si la pieza necesita ser rotada”, dijo Rao. “Cada emisor luego le expresa su decisión al receptor usando una EEG. Esta decisión es transmitida a través de estimulación magnética a la corteza visual del receptor cuando la decisión es ‘rotar’, provocando que [el receptor] experimente un destello de luz llamado fosfeno”.
“Con base en la información recibida de los dos emisores, el receptor actúa rotando o no usando la EEG”, continuó él. “A los emisores luego se les revela la pantalla actualizada del juego para una segunda ronda (final) de toma de decisiones, dándoles a los usuarios la posibilidad de corregir un error cometido en la primera ronda”.
El ensayo presenta la primera demostración exitosa de una “interacción directa y no invasiva cerebro a cerebro entre varias personas para resolver una tarea”, según los investigadores, quienes señalaron que no había razón para que BrainNet no pudiera expandirse para incluir tantas personas como se desee. Ellos argumentaron que dicha tecnología podría tener implicaciones significativas.
“Las interfaces cerebro a cerebro tienen el potencial de transformar la manera en que los humanos se comunican y colaboran entre sí”, comentó Rao. “También tienen el potencial de dar un nuevo entendimiento de cómo funciona el cerebro humano y ayudar a restaurar la función en personas con padecimientos neurológicos”.
“Las interfaces cerebro a cerebro actuales son extremadamente limitadas en cuanto a la cantidad de información transmitida entre los cerebros, evitando su aplicación práctica”, continuó él. “Sin embargo, con los avances suficientes en las tecnologías de registro y estimulación cerebral, podríamos imaginar ‘redes sociales’ de cerebros conectados en el futuro, produciendo soluciones innovadoras y creativas a los problemas científicos y sociales más importantes de la humanidad, todo ello dentro de un marco de responsabilidad social y ética”.
Ralf Schmaelzle, del Laboratorio de Neurociencia del Mensaje en la Universidad estatal de Michigan y quien no estuvo involucrado en el estudio, describió el trabajo más reciente como “muy interesante” y dijo que era “emocionante” ver crecer más y más los terrenos de la interacción social y la neurociencia, los cuales históricamente han estado más bien separados.
“Este es en verdad un estudio creativo que combina ideas y métodos de diferentes campos para crear algo nuevo”, dijo Schmaelzle a Newsweek. “Un corpus en [el que] se basa es las llamadas interfaces cerebro a computadora, o BCI. Tradicionalmente, muchas aplicaciones BCI han sido muy médicas; por ejemplo, ayudar a la gente con esclerosis lateral amiotrófica quienes pierden el control de su fuerza muscular a usar sus ondas cerebrales para seleccionar letras con el fin de comunicarse con otras personas. Pero siempre fue una sola persona quien usaba la EEG y se comunicaba a través de ella.
“Aquí vemos una aplicación más claramente ‘social’, específicamente que tenemos múltiples BCI conectadas juntas a una ‘red social’ de un equipo colaborador de personas que no se ven mutuamente”, continuó él. “Esto es en verdad un desarrollo interesante que lleva las BCI al siguiente nivel, el de redes sociales entre cerebros”.
Las aplicaciones más factibles aún serían en el terreno médico o para hacer avanzar la ciencia, aunque pronto podríamos ver que se use esta tecnología en, por ejemplo, ambientes de realidad virtual, según especula Schmaelzle.
“Esto en verdad establece un canal nuevo por el cual comunicarse”, comentó él. “Sin embargo, para ser claros, la capacidad del canal de este nuevo canal de comunicación es muy baja; todavía no se puede tener una conversación normal a través de él. Todo lo que es posible al momento es transmitir información binaria, como saber si quieres girar un bloque de Tetris a la izquierda o derecha. Pero en cuanto pueda mejorarse la ‘lectura cerebral’, y la ‘charla cerebral’ pueda matizarse más, esto posiblemente podría llevar a nuevas maneras silentes de compartir información entre mentes diferentes. Pero por ahora, esto es ciencia ficción”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek