Los teléfonos inteligentes están presentes en la vida cotidiana, y es rara la ocasión en el que no los tenemos. Pero este contacto físico constante con nuestros dispositivos ha despertado la preocupación de algunos porque podrían suponer un riesgo para la salud a largo plazo debido a la radiación que emiten.
Si bien la ciencia sobre los riesgos de la exposición prolongada a la radiación del teléfono sigue sin ser concluyente, dos infografías producidas por la firma de datos del consumidor Statista podrían ayudarte a decidir qué teléfono elegir, si te preocupa la posible exposición a la radiación.
Los gráficos –con datos de la Oficina Federal Alemana para Protección Radiológica, que compiló una base de datos completa de teléfonos inteligentes nuevos y antiguos– muestran los teléfonos que emiten la mayor cantidad y la menor radiación.
Los teléfonos se clasifican por la tasa de absorción específica (SAR, por sus siglas en inglés) cuando se llama con el teléfono colocado en la oreja, que se expresa en vatios por kilogramo de peso corporal.
El cuerpo humano absorbe energía de dispositivos que emiten radiación electromagnética de radiofrecuencia, como teléfonos, y la dosis de la energía absorbida se estima utilizando la medida SAR, según el Instituto Nacional del Cáncer.
El teléfono inteligente que actualmente emite el mayor nivel de radiación es el Mi A1 del fabricante chino Xiaomi, con una clasificación SAR de 1.75 vatios por kilogramo.
De hecho, 12 de los 15 teléfonos que emiten la mayor cantidad de radiación son producidos por compañías chinas como OnePlus, Huawei y ZTE, junto con Xiaomi. Mientras tanto, el iPhone 7 y iPhone 8 de Apple y el Sony Xperia XZ1 Compact completan la lista de teléfonos que emiten la mayor cantidad de radiación.
El teléfono inteligente con la calificación SAR más baja es el Samsung Galaxy Note 8, que llega a tan solo 0,17 vatios por kilogramo. Al fabricante surcoreano le va bien, en general, con cinco de sus teléfonos en los primeros 10 lugares en la lista de teléfonos que emiten menos radiación. Mientras tanto, Google Pixel XL, LG G7 y ZTE Axon Elite aparecen entre los cinco primeros.
Si bien no existen pautas universales acordadas para niveles “seguros” de radiación telefónica, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y la Administración de Alimentos (FDA) y Medicamentos, que comparten la responsabilidad de regular las tecnologías celulares en Estados Unidos, han establecido un límite de 1.6 vatios por kilogramo que las empresas deben cumplir.
La mayoría de las preocupaciones de salud relacionadas con la radiación de los teléfonos inteligentes están relacionadas con su supuesto potencial de causar ciertos tipos de cáncer en el cerebro y la cabeza.
La radiación electromagnética, al igual que la energía de radiofrecuencia emitida por teléfonos, se puede clasificar en dos tipos: radiación ionizante (por ejemplo, rayos X y rayos cósmicos) y radiación no ionizante (por ejemplo, radiofrecuencia). La exposición a la radiación ionizante aumenta el riesgo de cáncer.
“Sin embargo, aunque muchos estudios han examinado los efectos potenciales de la radiación no ionizante de radares, hornos de microondas, teléfonos celulares y otras fuentes, actualmente no hay evidencia consistente de que la radiación no ionizante aumente el riesgo de cáncer”, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer.
Los investigadores han realizado varios tipos de estudios para investigar la posibilidad de una relación entre el uso del teléfono celular y el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, y la mayoría no encuentra evidencia clara de que exista uno.
Pero se han encontrado algunas asociaciones estadísticamente significativas para ciertos subgrupos de personas, como los usuarios frecuentes de teléfonos inteligentes (aunque estas inconsistencias pueden reflejar inconvenientes en la metodología de estudio).
En 2011, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud nombró un grupo de trabajo para revisar toda la evidencia disponible en teléfonos celulares, clasificando eventualmente su uso como “posiblemente carcinogénico para los humanos”. Notaron, sin embargo, que los hallazgos podrían reflejar casualidad u otras trampas en la investigación.
La Sociedad Estadounidense del Cáncer sugirió que esta clasificación significaba que podría existir algún riesgo asociado con la energía de radiofrecuencia, pero dijo que la evidencia no era lo suficientemente fuerte como para respaldar un vínculo causal y que era necesario investigar más a fondo.
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental, la FDA, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y la FCC concluyeron que ninguna evidencia científica ha demostrado ser un vínculo causal entre el uso del teléfono celular y el cáncer.
Si desea limitar su exposición a la radiación, la FDA recomienda reservar el uso de teléfonos celulares para conversaciones más cortas o para horarios en los que no se dispone de un teléfono fijo. Alternativamente, sugiere usar un dispositivo con tecnología de “manos libres” que coloque mayor distancia entre el teléfono y la cabeza.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek