En un nuevo capítulo de la lucha por la dignidad laboral en México, el Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio (SNAC), bajo el liderazgo firme de Alejandro Martínez Araiza, conquistó la titularidad de otro contrato colectivo en PepsiCo, ahora fue en el centro de distribución de Gamesa en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
El proceso estuvo marcado por una alta participación y una votación contundente a favor del SNAC. Este triunfo, el séptimo en su tipo dentro de la multinacional, no solo reafirma la voluntad soberana de las y los trabajadores, sino que representa una muestra incuestionable de fuerza organizativa, legalidad sindical y justicia laboral como lo marca la Reforma Laboral de 2019.
El proceso se llevó a cabo mediante un recuento democrático, con voto personal, libre, directo y secreto, supervisado por la jueza Griselda Vázquez del Primer Tribunal Laboral Federal de Asuntos Individuales.
Esta victoria no es un hecho aislado: consolida al SNAC como la cara del nuevo sindicalismo autónomo, combativo y democrático que incomoda a quienes históricamente han lucrado con la representación obrera subordinada a intereses patronales y estructuras corporativas del viejo régimen. El SNAC crece desde las bases obreras, con conciencia social y compromiso con la transformación del país.
No obstante, el triunfo ocurrió en un contexto adverso, en el que, según denuncias formales del sindicato ante el Departamento de Trabajo de EE.UU. y ante organismos internacionales, se desplegó una estrategia bien coordinada de guerra sucia con propaganda en medios y redes sociales, encabezada por estructuras ligadas al viejo régimen empresarial y sindical, en donde se señalan a empresas como Lala, PepsiCo, DANONE, Bimbo, BYDSA y Ferrero, así como a los líderes Francisco y Jesús del Olmo, Juan José Villela y Raymundo Gaytán.
“Estamos acostumbrados a remar contra corriente. Recibimos un mandato del pueblo trabajador con el 94% de apoyo en más de 300 centros de trabajo y lo vamos a ejercer sin concesiones. La mafia del poder laboral cierra filas cuando nos ve llegar, pero no nos intimidan: la verdad y la justicia están del lado de los trabajadores”, declaró Alejandro Martínez Araiza, secretario general del SNAC.
Frente a ataques y calumnias, el SNAC rinde cuentas semestrales a su Asamblea Nacional, es auditado externamente y rechaza rotundamente cualquier señalamiento de manejo irregular: “No hay desfalcos ni dinero desaparecido. Cada peso sostiene la operación del movimiento y respalda a las familias que representamos. Comandamos una re-evolución laboral con un sindicalismo disruptivo que incomoda a quienes lucran con la explotación de los mexicanos. No nos van a detener.”
La lucha continúa. En los próximos días se celebrarán nuevos recuentos por la titularidad sindical en centros de PepsiCo-Sabritas ubicados en Jojutla y Tehuacán. Además, desde el mes pasado, la empresa ha sido formalmente emplazada a huelga por el SNAC para la revisión de contratos en seis centros de distribución. En estos procesos, el sindicato volverá a enfrentar a estructuras históricamente subordinadas al viejo corporativismo sindical.
Con cada victoria, el SNAC reafirma que otra forma de hacer sindicalismo —auténtico, combativo y al servicio de los trabajadores— no solo es posible, sino urgente y necesaria.