Los sistemas de radar que operan en aeropuertos civiles y en actividades militares estarían revelando, sin intención, la presencia de nuestro planeta a posibles observadores extraterrestres.
Así lo concluye un estudio presentado este martes 8 de julio durante la Reunión Nacional de Astronomía 2025, organizada por la Royal Astronomical Society (RAS) en Durham, Inglaterra. Según los investigadores, centros de aviación como el Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York y los aeropuertos de Heathrow y Gatwick en Londres funcionarían como “tecnofirmas”, es decir, señales que delatan la existencia de vida inteligente.
La radiación electromagnética que emiten los radares de estos aeropuertos, así como los sistemas militares, podría alcanzar distancias interestelares y resultar detectable para civilizaciones avanzadas, advierten los autores del artículo.
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El líder del estudio y astrofísico, Ramiro Saide de la Universidad de Manchester, sostuvo en un comunicado: “Nuestros hallazgos sugieren que las señales de radar, producidas involuntariamente por cualquier planeta con tecnología avanzada y un sistema de aviación complejo, podrían actuar como una señal universal de vida inteligente”.
Para su estudio, el equipo analizó cómo podrían percibir las fugas electromagnéticas los extraterrestres que se encuentren hasta 200 años luz de la Tierra si contaran con radiotelescopios de última generación como el nuestro.
“En teoría, esto también indicaría hasta dónde podríamos llegar para detectar extraterrestres que hayan evolucionado para utilizar un nivel similar de tecnología”, refieren los autores.
LOS RADARES MILITARES FRENTE A LOS EXTRATERRESTRES
Los investigadores observaron cuán visibles serían estas señales de radar desde estrellas cercanas, como la estrella de Barnard y AU Microscopii, simulando cómo las señales se propagan desde la Tierra a través del tiempo y el espacio.
A menos de seis años luz de distancia, la estrella de Barnard es “la estrella individual más cercana a nuestro Sol y la que se mueve más rápido”, mientras que AU Microscopii está situada a menos de 32 años luz de la Tierra y es uno de los sistemas planetarios más jóvenes jamás observados por astrónomos, según la NASA.
Los investigadores calcularon que los sistemas de radar de los aeropuertos, que monitorean el cielo en busca de aviones, envían una señal de radio combinada de 2×1015 (dos seguidos de 15 ceros) vatios, que es suficiente para ser captada a una distancia de hasta 200 años luz por telescopios comparables al Telescopio Green Bank en Virginia Occidental.
Con esta distancia en contexto, el mundo potencialmente habitable más cercano más allá de nuestro sistema solar es Próxima Centauri b, que está a cuatro años luz de distancia y aun así una nave espacial que utilice tecnología actual tardaría miles de años en llegar ahí.
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Los sistemas de radar militares, que son más enfocados y direccionales y crean patrones únicos, como el haz de un faro que barre el cielo, tienen una emisión máxima acumulada que alcanza alrededor de 1×1014 (uno seguido de 14 ceros) vatios en un campo de visión determinado del observador.
“Esto parecería claramente artificial para cualquiera que lo observara desde distancias interestelares con potentes radiotelescopios. De hecho, estas señales militares pueden parecer hasta 100 veces más fuertes desde ciertos puntos del espacio, dependiendo de dónde se encuentre el observador “, señaló Caisse Saide.
Saide argumentó que los hallazgos del último estudio también mejoran nuestra comprensión de cómo se puede observar la tecnología humana desde el espacio.
“¿ESTAMOS SOLOS?”
“Al aprender cómo viajan nuestras señales a través del espacio obtenemos información valiosa sobre cómo proteger el espectro radioeléctrico para las comunicaciones y diseñar futuros sistemas de radar”, añadió el coautor del artículo y profesor astrónomo de Manchester, Michael Garrett.
Los métodos desarrollados para modelar y detectar estas señales débiles también pueden utilizarse en astronomía, defensa planetaria e incluso en el seguimiento del impacto de la tecnología humana en nuestro entorno espacial.
Saide concluyó: “De esta manera, nuestro trabajo apoya tanto la búsqueda científica para responder a la pregunta ‘¿Estamos solos?’, como los esfuerzos prácticos para gestionar la influencia de la tecnología en nuestro mundo y más allá”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)