En un nuevo episodio de represión cultural, el régimen talibán arrestó a 14 personas en la provincia de Takhar por cantar y tocar instrumentos musicales, una práctica prohibida bajo las estrictas leyes impuestas desde su retorno al poder en 2021.
Según informó este sábado la policía local, las detenciones se produjeron el jueves por la noche, cuando un grupo de personas “aprovechó la oscuridad de la noche para reunirse en una casa donde tocaron instrumentos musicales y cantaron, causando un disturbio al orden público”. Las autoridades afirman que se han iniciado investigaciones formales contra los detenidos.
PROHIBICIONES SISTEMÁTICAS Y DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO MUSICAL
Desde que los talibanes retomaron el control del país, han intensificado la aplicación de su interpretación ultraortodoxa de la ley islámica. Esto ha incluido la prohibición total de la música en espacios públicos, medios de comunicación, restaurantes y hasta en radios de automóviles. Las escuelas de música han sido clausuradas y numerosos instrumentos han sido destruidos por considerarse símbolos de “corrupción moral”.
Los salones de bodas, tradicionalmente lugares de celebración con música, también han sido forzados a acatar estas restricciones. Aunque en algunas celebraciones se continúa escuchando música en secreto, esto solo ocurre en la sección de mujeres, separada de los hombres, y con un alto riesgo de sanción.
UNA DIÁSPORA ARTÍSTICA FORZADA
La represión ha generado un éxodo silencioso de músicos afganos que, al perder su principal medio de vida y expresión, han optado por abandonar el país. Afganistán, una nación que ya enfrenta severas crisis económicas y sociales, ha visto reducida drásticamente su vida cultural.
Quienes se quedan son alentados por los talibanes a sustituir la música por la recitación de poesía o cantos religiosos, tal como ocurrió durante el primer régimen talibán entre 1996 y 2001.
UN MENSAJE DE CONTROL TOTAL
Las nuevas detenciones subrayan el endurecimiento de un régimen que busca eliminar cualquier forma de expresión artística que no se alinee con su ideología. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos han expresado reiteradamente su preocupación por la creciente censura cultural y la persecución de artistas en Afganistán.
Sin embargo, el gobierno talibán continúa cerrando el cerco en torno a las libertades individuales, priorizando una agenda moralista que, según denuncian activistas, condena al país a un empobrecimiento no solo económico, sino también espiritual y cultural. N
(Con información de AFP)