En el contexto actual, cuando la información fluye a una velocidad sin precedentes, la desinformación se ha consolidado como uno de los riesgos más apremiantes que enfrentan las organizaciones; a medida que nos adentramos en 2025 es fundamental que reflexionemos sobre el impacto de este fenómeno y el papel esencial que desempeñan los comunicadores en la mitigación de sus efectos.
De acuerdo con el Informe Global de Riesgos 2025, presentado por el Foro Económico Mundial y apoyado por Marsh McLennan, “la desinformación se ha convertido en un riesgo crítico que puede socavar la confianza en las instituciones y afectar la estabilidad social y económica”. Esta afirmación resalta la urgencia de abordar la desinformación no solo como un desafío comunicacional, sino como una amenaza que puede tener repercusiones profundas en la sociedad.
La desinformación no solo distorsiona la realidad, sino que también erosiona la confianza en las instituciones y en las marcas. En un mundo donde las audiencias son cada vez más escépticas, los comunicadores deben ser proactivos en la construcción de una narrativa que no solo informe, sino que también eduque y empodere a las personas. La transparencia y la autenticidad son claves para contrarrestar la desinformación y fortalecer la relación con los públicos.
Los comunicadores tienen la responsabilidad de ser los embajadores de la verdad dentro de sus organizaciones. Esto implica no solo reaccionar ante la desinformación cuando surge, sino también anticiparse a ella mediante la creación de contenido que aborde las inquietudes y preguntas de las audiencias. Al proporcionar información precisa y contextualizada, los comunicadores pueden ayudar a desmantelar mitos y aclarar malentendidos que puedan surgir.
LOS COMUNICADORES TIENEN LA RESPONSABILIDAD DE LIDERAR LA LUCHA CONTRA LA DESINFORMACIÓN
Además, es crucial que los comunicadores se mantengan actualizados sobre las tendencias en desinformación y las herramientas disponibles para combatirla. La capacitación en verificación de hechos, el uso de tecnologías de análisis de datos y la colaboración con plataformas de verificación son estrategias que pueden fortalecer la capacidad de respuesta ante la desinformación. Al adoptar un enfoque proactivo, los comunicadores no solo protegen la reputación de sus organizaciones, sino que también contribuyen a un entorno informativo más saludable.
Las organizaciones deben reconocer que la inversión en comunicación no es un gasto, sino una necesidad estratégica. Fomentar un entorno donde la comunicación fluya de manera abierta y honesta, y donde los comunicadores tengan el respaldo necesario para actuar, es fundamental para enfrentar los desafíos que presenta la desinformación. La creación de un equipo de comunicación sólido y bien capacitado es una inversión en la resiliencia y sostenibilidad de la organización.
La desinformación representa un desafío significativo que requiere una respuesta decidida y estratégica. Los comunicadores son los guardianes de la verdad y tienen la responsabilidad de liderar la lucha contra la desinformación. A medida que avanzamos en este nuevo año, es esencial que todos reconozcamos la importancia de una comunicación efectiva y responsable, no solo para proteger nuestras organizaciones, sino también para contribuir a una sociedad más informada y resiliente. N
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Armando Reyes es jefe de Asuntos Externos y Relaciones con los Medios de Marsh McLennan Latinoamérica y El Caribe. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.