La comida es muy deliciosa porque integra diversos elementos que despiertan nuestros sentidos y emociones. Por ejemplo, los alimentos combinan los sabores fundamentales (dulce, salado, ácido, amargo y umami) de forma equilibrada y placentera. Sin embargo, la restricción calórica puede llevar a un cuerpo más delgado y a una vida más larga, un efecto que se atribuye a los cambios metabólicos.
No obstante, un nuevo estudio, publicado en la revista académica Nature, desafía la creencia convencional sobre cómo la restricción dietética aumenta la longevidad. Para la investigación, un grupo de científicos utilizó a casi 1,000 ratones, a los cuales alimentaron con dietas bajas en calorías o sometieron a periodos regulares de ayuno.
Los resultados demostraron que esos regímenes efectivamente provocan pérdida de peso y cambios metabólicos relacionados. Empero, otros factores como la salud inmunológica, la genética y los indicadores fisiológicos de resiliencia parecen explicar mejor el vínculo entre la reducción de calorías y el aumento de la esperanza de vida.
“Los cambios metabólicos son importantes, pero no conducen a una prolongación de la esperanza de vida”, afirma el codirector del estudio y genetista de ratones del Laboratorio Jackson en Bar Harbor, Maine, Estados Unidos, Gary Churchill.
Para los investigadores externos, los resultados ponen de manifiesto la naturaleza intrincada e individualizada de la reacción del cuerpo a la restricción calórica.
LA RESTRICCIÓN CALÓRICA EN RATONES DE LABORATORIO
De acuerdo con la revista académica, los científicos saben desde hace años que la restricción calórica, un régimen de límites a largo plazo de la ingesta de alimentos, alarga la vida en animales de laboratorio. Algunos estudios han demostrado que el ayuno intermitente, que implica breves periodos de privación de alimentos, también puede aumentar la longevidad.
En esa vía, a fin de conocer cómo funcionan estas dietas, los investigadores monitorearon la salud y la longevidad de 960 ratones, cada uno genéticamente distinto, extraídos de una población diversa que refleja la variabilidad genética que se encuentra en los humanos.
Algunos animales fueron sometidos a dietas limitadas en calorías, otro grupo siguió regímenes de ayuno intermitente y a otros se les permitió comer libremente. La reducción de calorías en un 40 por ciento produjo una longevidad más prolongada, pero el ayuno intermitente y una restricción calórica menos severa también aumentaron la esperanza de vida promedio. Los ratones a dieta también mostraron cambios metabólicos favorables, como reducciones en la grasa corporal y los niveles de azúcar en sangre.
No obstante, los efectos de la restricción alimentaria sobre el metabolismo y la longevidad no siempre ocurrieron al mismo tiempo. Para sorpresa de los investigadores, los ratones que experimentaron mayor pérdida de peso con una dieta baja en calorías tendieron a vivir menos que aquellos que perdieron una cantidad más moderada.
NO TODO ESTÁ EN LA INGESTA DE ALIMENTOS
Lo anterior sugiere que los procesos que van más allá de la simple regulación metabólica determinan la forma en que el cuerpo responde a regímenes de calorías limitadas. Lo que más influyó en la prolongación de la vida fueron los rasgos relacionados con la salud inmunológica y la función de los glóbulos rojos.
“La intervención es un factor estresante. Los animales más resistentes perdieron menos peso, mantuvieron la función inmunológica y vivieron más tiempo”, agregó Churchill.
Los hallazgos podrían cambiar la forma en que los científicos piensan acerca de los estudios de restricción alimentaria en humanos. N