En los últimos años, América Latina ha experimentado un notable aumento en la emisión de bonos de sostenibilidad, reflejando un compromiso creciente con prácticas empresariales responsables y la respuesta a una demanda creciente por inversiones con impacto positivo en el medio ambiente y lo social. Según datos de la Environmental Finance Bond Database y S&P Global Ratings, los bonos de sostenibilidad, tanto verdes como sociales, han experimentado un crecimiento más acelerado que otros bonos ESG en la región entre 2022 y 2023, de acuerdo con Pablo Berckholtz, socio con sede en Lima y líder del Sector de Instituciones Financieras para América Latina de Baker McKenzie.
Pablo Berckholtz además es el líder de la práctica de Banca y Finanzas del Estudio Echecopar en Lima. Se especializa en mercado de capitales, finanzas corporativas y derivados, con experiencia en ofertas públicas iniciales, deuda de alto rendimiento y bonos de proyectos, representando tanto a emisores como a bancos de inversión. También tiene experiencia en materia de derivados, asesora a contrapartes de derivados en asuntos regulatorios y otros asuntos de derecho peruano.
Por ello, Berckholtz añadió: “Este incremento significativo se debe a varios factores clave. Primero, la creciente conciencia sobre el cambio climático y las cuestiones sociales ha llevado a gobiernos y empresas en América Latina a comprometerse con prácticas más sostenibles. Además, los acuerdos internacionales y la presión de los inversores han jugado un papel crucial al impulsar políticas más verdes y atractivas para los mercados financieros”.
La demanda cada vez mayor de inversores institucionales y minoristas por oportunidades de inversión sostenible ha sido otro motor importante de este crecimiento. Los bonos de sostenibilidad no solo ofrecen rendimientos financieros atractivos, sino que también permiten a los emisores demostrar su compromiso con el desarrollo sostenible, mejorando así su reputación y fortaleciendo sus relaciones con los stakeholders clave.
Además, el desarrollo y la implementación de taxonomías de finanzas sostenibles en la región han sido fundamentales. Países como Colombia, México, Brasil, Argentina, Perú, Chile, Panamá y República Dominicana están liderando esfuerzos para definir claramente qué proyectos califican como verdes, sociales o sostenibles, proporcionando un marco claro y transparente que aumenta la confianza de los inversores y facilita la estandarización del mercado.
Sin embargo, para consolidar y expandir aún más el mercado de bonos de sostenibilidad en América Latina, es fundamental abordar ciertos desafíos pendientes. Entre ellos se encuentran la armonización de regulaciones y taxonomías a nivel regional o global, el fortalecimiento de los procesos de certificación y verificación para asegurar el uso adecuado de los fondos, y el establecimiento de marcos regulatorios robustos que definan claramente los criterios para la emisión de estos bonos.
También es crucial mejorar los indicadores clave de desempeño (KPIs), especialmente en el caso de los bonos sociales, para garantizar la medición efectiva del impacto y la transparencia en la divulgación de resultados. Además, ofrecer incentivos como beneficios fiscales o subsidios puede ser una estrategia efectiva para fomentar aún más la emisión e inversión en bonos de sostenibilidad en la región.
En resumen, el mercado de bonos de sostenibilidad en América Latina presenta un potencial significativo de crecimiento, impulsado por una combinación de factores como la creciente conciencia, la demanda de inversores y los avances regulatorios. Con un enfoque continuo en la estandarización, la transparencia y la innovación financiera, la región está bien posicionada para seguir expandiendo su participación en el mercado global de finanzas sostenibles, contribuyendo así a un futuro más próspero y sostenible para todos, finalizó Pablo Berckholtz.
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