El verano de 2023 fue el más caluroso jamás registrado en el Ártico, según un informe estadounidense que esboza un panorama alarmante de esa región especialmente vulnerable a los efectos del calentamiento global.
El informe anual de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), publicado este martes 12 de diciembre, destaca la magnitud de los incendios sin precedentes que azotaron Canadá durante el verano boreal y el continuo deshielo de Groenlandia.
La temperatura promedio de los meses de julio a septiembre fue de 6.4 °C, los registros más altos desde que comenzaron en 1900. “El mensaje primordial del informe de calificaciones de este año es que ahora es el momento de actuar”, sostuvo en un comunicado el responsable de la Noaa, Rick Spinrad.
“Nosotros, como nación y comunidad global, debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que están impulsando estos cambios” destacó el funcionario.
Las temperaturas promedio del verano boreal han aumentado a promedio de 0.17 °C por década en el Ártico. En general, fue el sexto año más cálido en el Ártico, con -7 °C. Ahora en su decimoctavo año, el Report Card del Ártico de la NOAA es el trabajo elaborado por 82 expertos en 13 países.
Las observaciones del informe de este año enfatizan una línea de tendencia en curso de calentamiento de las temperaturas del mar y del aire, disminución de la capa de nieve, disminución del hielo marino y continuo derretimiento de la capa helada de Groenlandia.
Sin embargo, también hubo en el año acontecimientos de gran impacto que tuvieron la “clara firma” del cambio climático, según los expertos. Por ejemplo, el Ártico canadiense experimentó la peor temporada de incendios forestales jamás registrada, lo que provocó la evacuación de 20,000 personas de la ciudad de Yellowknife en agosto.
EL ÁRTICO EN VERANO Y EL PERMAFROST
En ese mes, también un lago glacial cerca de Juneau, Alaska, vio rota su presa, con lo cual se generaron vastas inundaciones y daños materiales a lo largo del río Mendenhall, como resultado de dos décadas de adelgazamiento de los glaciares.
La tendencia al calentamiento global a largo plazo tiene una variedad de impactos desiguales en los ecosistemas y las redes alimentarias de las que depende la población. Por ejemplo, el salmón rojo tuvo una abundancia récord en la bahía de Bristol (Alaska) en 2021 y 2022.
La especie, un producto básico de la pesca comercial, ha prosperado en aguas más cálidas, lo que permite a los mas jóvenes crecer más rápido en los lagos y aumentar sus probabilidades de supervivencia cuando llegan al océano.
En contraste, los salmones chinook y chum disminuyeron severamente tras las olas de calor que afectan negativamente sus tasas de crecimiento y los adultos son más pequeños.
Otro capítulo del informe examina el “permafrost”, el congelado fondo submarino; un área relativamente poco conocida aunque potencialmente es una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
Cuando el mundo salió de la última glaciación, la subida de las aguas oceánicas en el Ártico cubrió el permafrost, transformándolo en permafrost submarino a lo largo de miles de años.
“Se estima que en la actualidad quedan 2.5 millones de kilómetros cuadrados de permafrost submarino, pero sigue descongelándose debido a la inundación oceánica original y más recientemente por el rápido calentamiento del Ártico”, señala el informe. N
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