Por primera vez, en casi un siglo, en la Ópera Metropolitana de Nueva York (también conocida simplemente como el Metropolitan o el MET) se cantará en español. Este jueves 16 de noviembre se estrena “Florencia en el Amazonas”, la ópera del mexicano Daniel Catán que con su exotismo y realismo mágico pretende insuflar aire fresco a la programación en busca de nuevas audiencias.
Florencia Grimaldi, la protagonista encarnada por la soprano Aylin Pérez es una gran diva que después de haber triunfado en los principales escenarios operísticos del mundo, se sube a principios del siglo XX en un barco a vapor rumbo a Manaos, sede de la legendaria ópera en el corazón de la Amazonia brasileña, en busca de su amor perdido, un cazador de mariposas desaparecido en la selva.
“Es maravillo tener un nuevo trabajo que la gente no conoce tan bien, aunque no es tan nuevo”, dice Mary Zimmerman, la directora de la propuesta del MET, que reconoce que a los amantes de la ópera les cuesta salir de lo conocido.
“Aman sus tradiciones: escuchar las melodías una y otra vez. Es como visitar a un viejo amigo, pero los amantes de la ópera deberían hacer nuevos amigos”, sostiene.
La tercera ópera de Catán, encargada por la Gran Ópera de Houston en 1996, y de su libretista Marcela Fuentes-Berain, también mexicana, que estudió con el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, recuerda a la obra del escritor colombiano El amor en los tiempos del cólera.
Sin embargo, pese a ser una ópera relativamente nueva, tiene todos los elementos del romanticismo: es “melódica, exuberante, suena a Puccini. A veces es muy colorida”, explica Zimmerman. También aborda un dilema eterno: elegir entre la carrera profesional o el amor. En el barco “El Dorado”, entre una vegetación abundante, pirañas, bromelias, cocodrilos, aves y la frondosidad de la selva, viajan tres tipos de mujeres.
“CANTAR EN ESPAÑOL ME SALE DEL ALMA”
Además de la diva que ha conseguido el éxito profesional en detrimento del amor, se encuentra Rosalba, una periodista que prepara una biografía de la estrella y que no quiere tampoco que el amor la desvíe de su camino, y una pareja hastiada uno del otro donde el desamor se hace presente. Sin embargo, una violenta tormenta tropical hace zozobrar el barco y con él los principios hasta entonces inamovibles de sus pasajeros.
La producción de Zimmerman está repleta de latinos: desde Aylin Pérez, hija de inmigrantes mexicanos y una de las estrellas fulgurantes del MET, pasando por Gabriella Reyes, que encarna a Rosalba, hija de inmigrantes nicaragüenses, la mezzosoprano española Nancy Fabiola Herrera, el tenor guatemalteco Mario Chang o el escenógrafo Riccardo Hernández, nacido en La Habana y criado en Buenos Aires.
“Lo bueno es que todos sienten el calorcito de lo latino. ¡La orquesta tuvo que encargar las partituras porque no las tenían!”, dice Reyes, que eligió un aria de Florencia para el examen de graduación en la escuela del MET para jóvenes talentos.
Pero “es por esa aria, por esta obra, que tengo mi carrera”, asegura. Y aunque es la segunda vez que interpreta a Rosalba, poder hacerlo por primera vez en el MET, seis años después de su graduación, “es un sueño realizado”.
“Cantar con latinos y en español me sale del alma de una manera diferente que cuando canto en italiano”, confiesa.
“FLORENCIA EN EL AMAZONAS”, TERCERA OBRA EN ESPAÑOL QUE SUENA EN EL MET
Esta es la tercera obra en español que resuena en el templo de la ópera neoyorquino, después de “Goyescas”, del compositor español Enrique Granados, en 1916, y “La vida breve”, de Manuel de Falla, presentada una década después.
La ópera de Catán es una de las nuevas apuestas del MET de esta temporada para ampliar audiencias. En octubre, inauguró la temporada “Dead Man Walking”, una adaptación del libro de la monja Hellen Prejean sobre su relación con un preso en el corredor de la muerte, cuya ejecución por inyección letal presenció.
La semana pasada estrenó “The Life and Times of Malcolm X”, que narra la vida del activista por los derechos humanos de los negros, asesinado en 1965. Estas obras, dice el director del MET, Peter Gelb, “merecen estar junto a las piezas maestras de siglos pasados”, sobre todo porque tienen “cosas urgentes y profundas que decirnos sobre el mundo en el que vivimos”. N