Investigadores descubrieron que algunos de los animales más longevos del mundo viven en un lugar inesperado: un lago del desierto de Arizona, Estados Unidos. El nuevo estudio se centra en tres especies de peces del género Ictiobus, conocidos como peces búfalo, cuya esperanza de vida es mayor a 100 años.
De acuerdo con el artículo publicado en Scientific Reports, Minnesota tiene poblaciones nativas de cada una de las tres especies estudiadas: búfalo bocazas, búfalo boca chica y búfalo negro.
Las regulaciones de pesca en muchos lugares no protegen adecuadamente a estas especies, que podrían convertirse en una riqueza de información sobre la longevidad y el envejecimiento.
“Es probable que exista un tesoro escondido de información sobre el envejecimiento, la longevidad y la senescencia insignificante dentro del género Ictiobus”, apunta en un comunicado el autor principal de la investigación, Alec Lackmann, icetiólofo y profesor de la Universidad de Minnesota Duluth.
En palabras del experto, el estudio arroja luz sobre este potencial y abre la puerta a un futuro en el que se pueda lograr una comprensión más completa del proceso de envejecimiento de los vertebrados, incluso para los humanos. La investigación plantea la pregunta: “¿Cuá es la fuente de la juventud de los peces búfalo?”.
LOS OTOLITOS DE LOS PECES BÚFALO
Lackmann ha estudiado peces búfalo antes, y su investigación de 2019 llegó incluso a extender la edad máxima previamente pensada del búfalo bocón de alrededor de 25 años a más de 100 años, aplicando y validando una técnica de envejecimiento mucho más refinada utilizada anteriormente.
“En lugar de examinar las escamas del pez, se extraen los llamados otolitos o piedras del oído, del interior del cráneo del pez. Luego se cortan las piedras en secciones delgadas para determinar su edad”, explica.
A tenor del estudio, aproximadamente 97 por ciento de las especies de peces tienen otolitos. Son pequeñas estructuras parecidas a piedras que crecen a lo largo de la vida del pez, formando una nueva capa cada año. Cuando se procesa adecuadamente, científicos como Lackmann pueden examinar el otolito con un microscopio compuesto y contar las capas, como los anillos de un árbol, y conocer la edad de los peces.
PECES QUE ECLOSIONARON EN 1918 TODAVÍA SIGUEN CON VIDA
Los peces búfalo son nativos del centro de América del Norte, incluido Minnesota, pero los de este estudio reciente se encontraron en el lago Apache, un embalse en el desierto del suroeste. Originalmente formados en criaderos y estanques de cría a lo largo del río Mississippi en el Medio Oeste, el gobierno llevó peces búfalo al lago Roosevelt, Arizona, en 1918.
Si bien el lago Roosevelt se pescaba comercialmente, las poblaciones de peces del lago Apache permanecieron prácticamente intactas hasta que los pescadores aprendieron a capturar peces búfalo constantemente con caña y sedal.
Al estudiar los peces recolectados en el evento de pesca y analizar la edad de sus otolitos, Lackmann encontró que algunos de los peces búfalo de la población de Arizona de 1918 probablemente todavía estén vivos hoy, y que la mayoría de los peces búfalo en el lago Apache eclosionaron a principios de la década de 1920.
Un dato más interesante, es que las tres especies diferentes de peces búfalo encontradas en el lago, tenían edades superiores a los 100 años. Hasta donde saben, tal longevidad en múltiples especies de peces de agua dulce no se encuentra en ningún otro lugar del mundo.
“Estas especies de peces e individuos de larga vida podrían monitorearse para que podamos estudiar y comprender más a fondo su ADN, su fisiología, su capacidad para combatir infecciones y enfermedades, y comparar estos sistemas a lo largo del espectro de edades. El género Ictiobus tiene potencial para resultar de gran valor en el campo de la gerontología”, concluye Lackmann. N