El “mal clima laboral” es la principal razón por la que las mujeres abandonan los puestos en docencia o académicos, según reveló una encuesta aplicada a miles de profesores estadounidenses. Otras causas incluyen la discriminación, liderazgo disfuncional y sensación de no encajar, incluso también se habla de un equilibrio entre la vida profesional y personal.
Para explorar este fenómeno social, los autores del estudio, publicado en Science Advances y retomado por la revista Nature, analizaron registros de empleo de 245,270 personas que ocuparon puestos académicos temporales o permanentes entre 2011 y 2020.
En esa vía, descubrieron que las mujeres tenían un mayor riesgo de dejar sus trabajos que los hombres en todas las etapas de la carrera. Sin embargo, la brecha de retención entre hombres y mujeres comenzó a aumentar unos 15 años después de que los académicos terminaran sus doctorados.
“Esperaba ver brechas mayores para los profesores asistentes, que aún no han obtenido el título, que para los docentes de mayor rango. Pero en realidad encontramos lo contrario”, dice Katie Spoon, coautora del estudio y científica social computacional de la Universidad de Colorado Boulder.
La socióloga Kimberlee Shauman, de la Universidad de California, calificó de sorprendente y deprimente que, “incluso después de lograr la titularidad, las mujeres tengan un mayor riesgo de abandonar la academia”.
EL ABANDONO DE LAS MUJERES EN LA DOCENCIA TAMBIÉN INVOLUCRA LA RAZA Y ORIGEN ÉTNICO
Para comprender por qué los académicos se van, Spoon y sus colegas también encuestaron a 7,195 maestros actuales, 433 personas que habían abandonado la academia, pero no se habían jubilado, y 954 que ya se habían retirado. En comparación con los hombres, las mujeres tenían un 44 por ciento más de probabilidades de sentirse expulsadas del mundo educativo, en lugar de verse atraídas hacia una mejor oportunidad en otro sitio.
“La atmósfera en el lugar de trabajo fue la razón más común citada por las mujeres para abandonar la academia. Los hombres, por el contrario, eran más propensos a citar razones profesionales, como salarios bajos o presión para publicar”, refiere el artículo.
Para la investigadora de educación y desarrollo laboral en Berry College, Thema Monroe-White, esta noticia no es inesperada. Su trabajo se centra en las experiencias de personas minoritarias en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, para quienes el ambiente es conocido desde hace mucho tiempo como un factor de desgaste. Para el estudio, comenta que a los investigadores les faltó describir cómo la raza y el origen étnico influye en las carreras académicas.
“Si agrupamos todas las categorías raciales y étnicas de las mujeres en un solo grupo, nos estamos perdiendo diferencias matizadas. Cuando decimos mujer, nos referimos a mujeres blancas”, apunta. N