El golpe de Estado que hasta hoy divide a los ciudadanos en Chile cumple 50 años de haber sido perpetrado por Augusto Pinochet el próximo lunes 11 de septiembre. Aquel día, Chile estaba desabastecido, el palacio presidencial bombardeado ardía con un mandatario muerto de un balazo y los militares conquistaban el poder.
“Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto“. Eran las 14:00 del 11 de septiembre de 1973, cuando las tropas al mando del general Augusto Pinochet dieron el parte: Salvador Allende, el primer presidente marxista elegido por voto popular, se había suicidado en La Moneda.
LA DEMOCRACIA TRAS EL GOLPE
Chile, golpeado entonces por la inflación y la falta de alimentos provocada por el complot de empresarios, se adentraba así en una dictadura de 17 años (1973-1990) que dejó miles de muertos y desaparecidos, una economía privatizada y una brecha insalvable entre los críticos y defensores del régimen militar.
Fue una fractura que se profundiza hasta estos días. La oposición de derecha se abstuvo de adherir al compromiso para “defender la democracia de las amenazas autoritarias” impulsado por el presidente Gabriel Boric y que fue suscrito por cuatro expresidentes posdictadura.
Estas son algunas claves del aniversario que conmemorará Gabriel Boric junto a sus colegas de México, Colombia, Argentina y Uruguay.
LA MEMORIA TRAS EL GOLPE DE ESTADO EN CHILE
El 70 por ciento de los casi 20 millones de chilenos nació después del golpe de Estado. Según la encuestadora Activa Research, el 60 por ciento de los jóvenes nacidos en democracia se expresa negativamente sobre Pinochet, contra el 12 por ciento que tiene una opinión favorable.
“El general se tomó la Presidencia y la nación, y lo hizo en base a sus pensamientos. No creo que haya estado bien”, afirma Cristian Duarte, un programador de 25 años. Por el contrario, Alexander Bustamente, estudiante de secundaria de 18 años, piensa que el Pinochet fue importante para Chile: “Algunos le llaman dictador, pero igual hizo cosas buenas”.
Justamente fueron los jóvenes los que sacudieron a Chile en 2019 con masivas y muchas veces violentas protestas por la desigualdad que incubó el neoliberalismo impuesto por Pinochet. De ese malestar emergió el gobierno de izquierda de Boric, que sin embargo fracasó en el intento de cambiar la Constitución de la dictadura. El Partido Republicano de extrema derecha tomó el timón en las urnas y guía un nuevo proceso constituyente.
“Las confianzas de los más jóvenes (…) se mueven de manera muy líquida de un lado a otro. En un gran volumen son jóvenes antipolítica que votan por lo que les sirve”, sostiene Rodrigo Espinoza, analista de la Universidad Diego Portales. Frente a la imagen de Pinochet, María Jesús Duarte, una empleada de 19 años, duda incómoda: “No estoy segura. Salvador Allende, ¿no?… Ah, Pinochet. No sé qué decir”. Lo cierto es que los jóvenes “ven el golpe y la dictadura como una conversación de pasado y no de futuro”, sostiene Espinoza.
ALLENDE Y PINOCHET SE REVALORIZAN
En Chile gobiernan los herederos políticos de Allende, pero el Partido Republicano, que reivindica a Pinochet, ganó protagonismo. Ambos personajes se han revalorizado. “Este resurgimiento” de la imagen de Pinochet “desde una perspectiva histórica es un péndulo”, asegura a la AFP la historiadora Patricia Arancibia.
Un 40 por ciento de los chilenos cree que Allende fue el responsable de llevar a Chile al golpe de Estado, mientras la mitad tiene una imagen negativa del general Pinochet, según el estudio de Activa Research. En plena Guerra Fría, Allende quiso implantar el socialismo en Chile. Su experimento llamó la atención en América Latina y Europa, pero irritó a Estados Unidos, que apoyó el golpe militar ante la amenaza de una expansión comunista.
Pero la figura de Allende resurgió y está presente en “Boric y su generación, los ‘millennials’, (que) tienen una visión más bien mítica y positiva sobre un presidente que se suicida y es sucedido por una dictadura militar horrorosa”, sostiene Eduardo Labarca, autor de “Salvador Allende: Biografía sentimental”.
LAS VÍCTIMAS DEL GOLPE DE ESTADO Y LA DICTADURA EN CHILE
La dictadura ejecutó a 1,747 personas y detuvo e hizo desaparecer a otras 1,469, de las cuales se ha logrado identificar a 307. Todavía se desconoce el paradero de 1,162 desaparecidos, cuya búsqueda recién asumió el Estado chileno. Emilia Vásquez jamás volvió a saber de su hijo Miguel Heredia, un militante de izquierda de 23 años capturado en 1973.
“Cuando me dijeron que lo habían tirado al mar fue lo más impactante, porque siempre lo quise encontrar con vida”, señala la mujer de 87 años. Afín al régimen militar por décadas, la justicia comenzó a investigar las violaciones de derechos humanos a partir de 1998.
Actualmente están condenados y en prisión unos 250 agentes de la dictadura, entre ellos los responsables de la tortura y del asesinato del popular cantautor Víctor Jara. Pinochet murió en 2006 a los 91 años sin haber pisado la cárcel o un juzgado.