Esta mañana en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco creó 21 nuevos cardenales con lo cual el colegio cardenalicio se compone de 137 electores. Con esta nueva generación Francisco ha creado a más de los dos tercios de los requeridos para elegir a su sucesor. Con ello, le ha dado una nueva cara al grupo de clérigos que tiene a su cargo la responsabilidad de elegir al sumo pontífice. Ha optado por crear cardenales de las periferias del mundo como es Mongolia que con apenas 1,500 católicos tiene ya un cardenal, y ha dejado de lado la tradición de crear a los arzobispos titulares de sedes como Milán que tradicionalmente se les ha conocido como sedes cardenalicias.
Entre las muchas tradiciones con las que el Papa ha roto desde el inicio de su pontificado hace ya 10 años, se encuentra la integración de este colegio dándole una cara más universal, menos europea y con la presencia de representantes de lugares que antes no formaban parte de él. En este nuevo grupo se encuentra el Patriarca de Jerusalén, el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Gran Prior de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, es la primera vez que la ciudad santa tiene un cardenal. También recibió el capelo cardenalicio el arzobispo Christophe Pierre, quien fuera nuncio de Su Santidad en México de 2007 a 2016.
En su homilía, el Papa reflexionó en el parecido que tiene el colegio de cardenales con una orquesta. En ella cada músico debe escucharse a sí mismo y a los demás, y el director debe escuchar aún más que ellos. Juntos deben reproducir la partitura pero con una interpretación que desarrolle al máximo su fidelidad creativa. Fidelidad a la partitura pero creativa, capaz de darle un alma, de hacerla sonar aquí y ahora de una manera única. “Nos hace bien reflejarnos en la orquesta, para aprender cada vez mejor a ser Iglesia sinfónica y sinodal”.
En esta ceremonia los nuevos cardenales recibieron la birreta roja propia de su nueva dignidad, el título que se les concede como parte del presbiterio romano, y el anillo que representa su fidelidad a la Iglesia y al Santo Padre. Una vez terminada la ceremonia que inició con las palabras del cardenal agustino Robert Prevost O.S.A., nuevo prefecto del Dicasterio para los Obispos, el grupo se trasladó a la Basílica de San Pedro donde recibieron el saludo de sus invitados a la ceremonia. N