En una sociedad en constante evolución, donde la igualdad y los derechos humanos son valores fundamentales, persisten ciertos problemas que permanecen en las sombras, apenas reconocidos y discutidos. Uno de estos problemas, que afecta a mujeres en una de las etapas más cruciales de sus vidas, es la violencia obstétrica. A través del libro Violencia obstétrica,un grupo de autoras intenta arrojar una luz sobre esta forma poco reconocida de violencia de género.
El libro pone en relieve un problema profundamente arraigado, pero a menudo pasado por alto en la sociedad actual. El equipo de autoras, conformado por un grupo de profesionales unidas por su labor a favor de los derechos humanos y la erradicación de la violencia, une sus voces para arrojar luz sobre la problemática mencionada. Entre ellas se encuentran figuras como Mercedes Llamas Palomar, Berenice Reyes Beltrán, Anna González Ruiz y Nadia Choreño Rodríguez, con quien charló Newsweek en Español.
DESENTRAÑAR LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA
Articulista y abogada, Choreño define la violencia obstétrica como “una violencia dirigida específicamente a las mujeres y, obviamente, a otras personas con capacidad de gestar”. Enfatizó que esta forma de violencia puede manifestarse tanto a través de actos de acción como de omisión por parte del personal médico en entornos tanto públicos como privados.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los maltratos que sufren las mujeres durante el parto pueden incluir el abuso físico y verbal, la estigmatización y la discriminación, la realización de procedimientos médicos sin su consentimiento, el uso de la fuerza durante los procedimientos y el abandono o la desatención por parte de los trabajadores sanitarios.
En relación con la insidiosidad de la violencia obstétrica, Choreño comparte una perspectiva que pretende ser esclarecedora: “Consideramos que es porque es una violencia invisible. Se ha vuelto invisible debido a que es un trato que se ha dado a las mujeres durante muchos años. Al ser un trato común, llega un momento en que se normaliza y no se cuestiona”.
Esta normalización, según Choreño, encuentra sus raíces en la educación cultural que las mujeres han recibido y que las insta a ser soportadoras y sacrificadas, lo que las lleva a tolerar abusos sin cuestionarlos.
UN ABUSO ENCUBIERTO
En la entrevista, la abogada resume las diversas prácticas que constituyen la violencia obstétrica y proporciona ejemplos claros y vívidos de cómo esta forma de violencia se manifiesta en la realidad.
“Por ejemplo, la infantilización de las madres, que se refiere a minimizar el papel de las madres en la toma de decisiones durante el parto, el embarazo o el posparto”, explica Choreño. “Otro ejemplo de conducta es cuando a una mujer no se le permite cargar, amamantar o ver a su hijo recién nacido sin una razón clínica o médica”.
La autora también aborda la tendencia de la medicalización excesiva de los procesos naturales y la realización de cesáreas innecesarias: “La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que solo el 10-15 por ciento de los partos sean por cesárea. Sin embargo, en México, se realizan un 40 por ciento de cesáreas, muchas de ellas injustificadas e innecesarias”.
LA NORMALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA
La normalización de la violencia obstétrica es un fenómeno complejo que tiene raíces en la cultura y en las instituciones de atención médica: “Uno cultural. A las mujeres nos han educado para ser soportadoras, sacrificadas, las que aguantan. Esta conciencia implícita en nosotras muchas veces nos lleva a tolerar abusos sin cuestionarlos”.
Además, el apego a protocolos médicos arraigados y la influencia de la falta de ética y la comercialización en el sector de la salud también contribuyen a la normalización de esta forma de violencia.
Choreño también destaca la necesidad de cambios estructurales y educación en el sector de la salud: “Deben cuestionar si es realmente necesario realizar ciertas prácticas en determinado contexto y pensar en la necesidad de cambiar hacia un trato más humano para las mujeres”. Y añade que la lucha contra la violencia obstétrica requiere un cambio tanto en la mentalidad de la sociedad como en la formación de profesionales de la salud.
EMPODERAMIENTO Y CAMBIO DE PERSPECTIVA
El libro, publicado por la editorial Aguilar, enfatiza la importancia de la educación y la concientización como herramientas clave en la lucha contra la violencia obstétrica.
“El conocimiento es poder, y nos permite no solo erradicar y prevenir la violencia obstétrica, sino también aportar, desde nuestra posición, un pequeño grano de arena a este movimiento feminista que lucha por un país en el que las mujeres finalmente vivan libres de violencia,” señala Choreño.
La abogada también subraya la necesidad de establecer redes de apoyo entre mujeres y buscar información relevante: “Existe corrupción en el sector de la salud, lo que a veces lleva a una colusión entre el sistema de salud y los profesionales médicos. Esto puede resultar en prácticas poco éticas y en la falta de respaldo clínico en muchos casos”.
El libro Violencia obstétrica, concluye la autora, representa un llamado a la acción urgente. A través de la educación y la denuncia, busca poner fin a la normalización de esta clase de violencia y garantizar que todas las mujeres puedan experimentar el proceso de gestación y parto en un ambiente de respeto y empoderamiento. N