Un grupo de investigadores encontró sustancias químicas tóxicas “eternas” en productos menstruales, pero no solo las personas que menstrúan podrían verse afectadas.
Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) son una clase de productos químicos que se pueden hallar en una variedad de artículos cotidianos. De acuerdo con la Agencia de Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos, las PFAS pueden provocar un aumento del colesterol en la sangre y la presión arterial, una inmunidad reducida y un mayor riesgo de ciertos tipos de cánceres.
“[Las PFAS] han demostrado persistencia ambiental, pueden bioacumularse y se sabe que tienen toxicidad humana y ambiental“, dice a Newsweek el líder de la investigación, Graham Peaslee, profesor de la Universidad de Notre Dame.
“Se les conoce como productos químicos ‘eternos’ debido a su persistencia en los sistemas ambientales y la amenaza que esto representa para la salud humana”, indica el especialista del instituto estadounidense.
“Hasta el momento, se conocen más de 200 usos industriales y comerciales de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas. Recientemente se encontraron en productos de papel (envases e incluso papel higiénico), plásticos (empaques y películas), cosméticos, uniformes, textiles resistentes al agua, alfombras, tiendas de campaña, paraguas e incluso hilo dental”, explica Peaslee.
En un estudio reciente, Graham Peaslee y Alyssa Wicks, estudiante de posgrado en el laboratorio de Peaslee, analizaron más de 100 productos menstruales en busca de estos compuestos potencialmente tóxicos.
“El mayor contenido de PFAS se observó en un subconjunto de productos de ropa interior menstrual que analizamos”, indica Peaslee. “También hubo algunas muestras de toallas sanitarias reutilizables, toallas desechables y ropa interior para la incontinencia que tenían niveles totales de flúor lo suficientemente altos como para indicar que intencionalmente se agregaron PFAS”.
NO SOLO LOS PRODUCTOS MENSTRUALES CONTIENEN PFAS
De acuerdo con el experto de la Universidad de Notre Dame, “algunas de las envolturas de plástico y aplicadores para toallas sanitarias y tampones también fueron motivo de preocupación”.
No obstante, Alyssa Wicks señala que no todos los productos contenían PFAS. “En general, los tampones no parecían contener flúor”, indicó en un comunicado. “Lo mismo ocurre con las copas menstruales y las capas de toallas sanitarias que entran en contacto con la piel de una persona”.
Ella presentó los resultados de este estudio de sustancias químicas tóxicas “eternas” en la reunión de otoño de la American Chemical Society [Sociedad Americana de Química] el 13 de agosto.
La exposición a las PFAS a través de estos productos se presenta de dos formas y no solo afecta al usuario. “Uno es la absorción dérmica directa [a través de la piel], y el segundo es la exposición indirecta cuando estos productos liberan PFAS cuando se desechan”, añade Peaslee.
Hasta el momento, no sabemos qué tan bien se absorben las PFAS a través de la piel. Sin embargo, sabemos que estos productos químicos encuentran otras formas de entrar en el cuerpo humano.
“El cien por ciento de estos artículos químicos se liberan cuando los objetos tratados con ellos, como los productos menstruales, se desechan después de su uso”, indica Peaslee. “Casi todos los productos terminan en el vertedero, y se producirá una digestión aeróbica y anaeróbica para liberar todos estos PFAS durante el lixiviado, que luego ingresará al suministro de agua subterránea.
TODO UN DESAFÍO POR DELANTE CONTRA LAS SUSTANCIAS TÓXICAS
“Estas PFAS son persistentes, lo que significa que viajarán al agua de riego y a las fuentes de agua potable y terminarán siendo una fuente de contaminación para todos los humanos, no solo para los usuarios”.
De hecho, ya hay evidencia de un consumo humano generalizado de estos compuestos, indica: “Existe evidencia significativa de que las PFAS ya están en la sangre de todos —como se evidencia en los estudios de muestras de sangre de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos)— durante los últimos 20 años”.
Si bien se desconoce el origen de las PFAS en nuestra sangre, “se cree que está principalmente relacionado con el agua potable y la dieta, donde solo una pequeña exposición puede conducir a una acumulación significativa en los humanos”.
El problema es que la gente compra estos productos sin darse cuenta. Y, tal como están las cosas, no hay mucho que el público pueda hacer para averiguar si contienen estos productos químicos.
“Desafortunadamente, sin ningún requisito de etiquetado adecuado para ninguno de estos productos, los consumidores no podrán discernir en qué se utilizan las PFAS”, se lamenta Peaslee.
“Nuestra esperanza es que estudios como este alienten a los fabricantes a confirmar que sus cadenas de suministro están libres de uso de PFAS y a comenzar a agregar la leyenda ‘sin uso intencional de PFAS’ a sus etiquetas, como primer paso”, concluye. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)