No hay duda, el fenómeno de relocalización/regionalización de la industria, el llamado nearshoring, ha hecho que México brille con particular resplandor en el mapa de los negocios globales. Si las miradas se dirigen a México, el foco está indudablemente en el destino de las inversiones manufactureras y logísticas: hoy los ojos están puestos en los parques industriales. Y se debe escuchar la voz.
Las empresas que quieren localizar sus procesos en México necesariamente se acercan a quienes desarrollan o administran los inmuebles industriales. Requieren espacios con características específicas, óptimas, para la realización de sus actividades. Acuden a sus futuros arrendadores para satisfacer sus necesidades no solo de metros cuadrados, sino de acceso a servicios públicos como agua y electricidad, de infraestructura, comunicaciones y telecomunicaciones, e incluso de cuestiones tan particulares como la posibilidad de cumplir con sus metas de descarbonización o de generación de bienestar amigable social y ambientalmente.
Asimismo, proveedores de servicios de diversa índole y autoridades de gobierno se acercan al sector inmobiliario industrial, precisamente porque saben que en él se tiene el pulso, de primera mano, para conocer quiénes son sus potenciales clientes y cuál debe ser el camino a tomar en la elaboración de políticas públicas que fomenten el desarrollo económico y social.
LA VOZ DEL SECTOR: TIENE MUCHO QUE DECIR
Es claro entonces que el sector inmobiliario industrial tiene mucho que decir ante la coyuntura económica global y su reflejo en el contexto mexicano, por lo que debe entonces definir su voz, una voz potente y clara. Por una parte, se trata de lograr las coincidencias entre los distintos actores del sector para buscar hacer planteamientos que sean contundentes y que atiendan las necesidades detectadas por los desarrolladores inmobiliarios industriales de acuerdo con las prioridades nacionales, independientemente del peso de cada uno. Es un discurso que habla por los logros y las problemáticas de un sector, no de particulares.
La contundencia y claridad de la voz de desarrolladores y administradores inmobiliarios industriales y su discurso proviene también de la consistencia y el razonamiento informado: no solo hay que hablar, hay que saber hablar y respaldar lo que se dice.
Por ello, en el interior del propio sector se hacen y coordinan esfuerzos para compartir información, proveer datos y construir indicadores e instrumentos que den sentido y consistencia a las diversas realidades que tiene cada uno, representándolos con una voz asociada.
A través de comités, los socios de la AMPIP construyen y refuerzan continuamente su voz y discurso. Quienes pueden ser competidores en el mercado inmobiliario industrial demuestran que su competencia es leal y reconocen que el contexto colaborativo funciona mejor que el confrontativo cuando se trata de ser interlocutor en tiempos en que se delibera el fomento sustentable a la economía del país. El sector inmobiliario industrial mexicano comunica y es escuchado hoy eficazmente para construir un futuro. N