La privación de atención médica, de líquidos y alimentos; trabajos forzados, confinamientos prolongados, desorientación intencionada y agresiones físicas son algunos patrones de torturas en Cuba registrados por la oenegé sin ánimo de lucro Prisoners Defenders. Para ello, este martes publicó su primer estudio integral, en donde recopiló información sobre 181 personas catalogadas como prisioneros políticos, de los 1,277 que acumula este país latinoamericano desde abril de 2022 hasta marzo de 2023.
Elaborado bajo el título de “La tortura en Cuba”, este estudio combina métodos cuantitativos y cualitativos sobre el estado legal, físico y psicológico de los presos políticos estudiados, incluyendo información referente a hechos de tortura, tratos inhumanos y degradantes contra los procesados.
Para su análisis, la ONG empleó fuentes de primera mano, así como de familiares consanguíneos donde se obtuvo al menos 15 patrones de malos tratos. Entre ellos destaca la privación del sueño intencional, despliegue o exhibición amenazante de armas o elementos de tortura. Igual se denunció el sometimiento intencionado a angustia, pesar o incertidumbre; humillación, degradación y maltrato verbal.
“El Estado Cubano tienen un extenso historial de violaciones de derechos humanos, las cuales acomete con carácter sistemático y generalizado sobre diversos sectores de la sociedad civil, especialmente los que se reconocen frontalmente como disidentes o disconformes con el sistema”, indica Prisoners Defenders en el documento de 273 páginas.
17 A 65 AÑOS, EDAD DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS EN CUBA
Aunque Cuba firmó y ratificó la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes desde 1995, agrega, no ha sido real su legislación penal interna para sancionar conductas relativas a este flagelo. Se estima que los casos de tortura no son denunciados salvo en un ínfimo porcentaje del total, siendo las familias uno de los únicos sectores que denuncia estos hechos.
De acuerdo con la tabla disponible en el estudio integral, las edades de estos encarcelados rondan entre los 17 hasta 65 años. Sin embargo, la víctima con la mayor intensidad de tortura, hasta el momento, es José Daniel Ferrer García, de 52 años. Él está recibiendo ataques sónicos constantes desde que entró en la prisión Mar Verde en 2021. El anterior martirio aunado a envenenamientos químicos en agua y comida.
En los ataques sónicos se utilizan sonidos de una frecuencia más alta o más baja de la debida. Estos afectan las fibras nerviosas en contacto con las células capilares. Desde el inicio de su encarcelamiento, hace casi ya dos años, permanece aislado en una celda de castigo preparada tecnológicamente para dichas torturas.
“Su degradación física y psicomotriz es paulatina debido a esta tortura constante destinada a asesinarte lentamente. Empero, sus palabras de aliento, de fuerza, en las pocas llamadas que ha podido tener, recuerdan elevados conceptos morales de mártires con paralelismos muy evidentes a figuras del imaginario colectivo como Gandhi o el propio Jesucristo”, refiere la oenegé.
TORTURAS A MENORES DE EDAD
Del conjunto de 181 víctimas de torturas y malos tratos estudiados, cuatro son menores de edad: Jonathan Torres Farrat, Gabriel Zequeira Hernández, Brandon Becerra Curbelo y Cristian Salgado Vivar; mientras 22 del total (12 por ciento) tienen 21 años o menos. De este rubro, la víctima que acumula mayor número de tipos de tortura es un joven de 17 años.
Entre las violencias más comunes denunciadas por este sector resalta el uso de temperatura como mecanismo de tormento, agresiones físicas, la privación de comunicación con familia, defensa y allegados. Así como la falta de alimentos y líquidos. N