Aunque la mayoría de las personas pasamos el año anhelando el verano, que comienza el 21 de junio, los meses cálidos suelen ser difíciles para uno de cada cuatro adultos que padecen de alergias estacionales. Y, ahora, la mala noticia es que, muy probablemente, la alergia al polen empeorará a medida que las temperaturas globales sigan aumentando. De hecho, es posible que ya estés sintiendo los efectos.
“Desde hace mucho, los científicos que estudian plantas en condiciones controladas —como invernaderos— han observado que las crecientes temperaturas de la primavera están acelerando tanto la floración como el inicio de la temporada de polen, lo que se traduce en una mayor cantidad de polen en el ambiente”, explica a Newsweek el Dr. William Anderegg, profesor asociado de biología en la Universidad de Utah.
“Conforme aumentan los niveles atmosféricos de dióxido de carbono, lo mismo sucede con la producción de polen. Por consiguiente, tanto la creciente temperatura como los niveles de dióxido de carbono influirán mucho en los niveles de estos granos diminutos”, agrega Anderegg, quien es también director de Wilkes Center for Climate Science and Policy (Centro Wilkes para Ciencias y Políticas Climáticas).
En un estudio publicado en 2021, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, Anderegg y su equipo hallaron que, en concordancia con los incrementos anuales de temperatura observados, las concentraciones de polen de toda América del Norte aumentaron 21 por ciento entre 1990 y 2018.
COMIENZA ANTES, TERMINA DESPUÉS
Dicho estudio también determinó que la estación de polen inicia ahora 20 días antes que en 1990; y no solo eso, sino que dura ocho días más. La consecuencia es que las personas se ven expuestas a una mayor cantidad de estos granos diminutos durante un periodo más prolongado.
“La tendencia de la temporada de polen demuestra que el cambio climático no es un problema que veremos a futuro. Ya está aquí, y afecta nuestra salud con cada bocanada de aire que aspiramos en la primavera”, sentencia Anderegg. “Por eso, combatir el cambio climático, cuanto antes, redundará en enormes beneficios para la salud”.
La información del estudio —recabada en 60 estaciones de conteo de polen dispersas por todo el territorio de Estados Unidos— demostró que “casi todas las plantas estudiadas respondieron a la temperatura de manera muy similar, en términos de la producción de polen”, prosigue Anderegg.
“No obstante, en nuestro estudio de 2021, la información a largo plazo recogida en distintas regiones reveló que el polen arbóreo exhibía las tendencias más acentuadas en cuanto a inicio anticipado e incremento polínico”, añade.
Lo peor es que no solo han aumentado las concentraciones de polen sino que, al parecer, la población general también está sufriendo una mayor incidencia de alergia a estos granos diminutos. Es más, algunos expertos calculan que, hoy día, la cantidad de individuos que padecen de alergia al polen se ha más que duplicado en los últimos 30 años.
COMBATIR LA ALERGIA AL POLEN
Y el problema no se limita a la alergia al polen. “Siempre que pensamos en el polen nos remitimos a impactos como las alergias y la llamada ‘fiebre de heno’. Sin embargo, muchos estudios han demostrado que el polen afecta el desempeño escolar y la productividad laboral, incrementa nuestra vulnerabilidad a los virus y conlleva toda suerte de consecuencias económicas”, asegura Anderegg.
Por desgracia, conforme aumente la temperatura global, las concentraciones de polen mantendrán la misma tendencia. “Es muy probable que las temporadas de polen sigan anticipándose y prolongándose, y que los niveles polínicos en el aire continúen aumentando en los próximos años”, pronostica Anderegg.
“A corto plazo, debemos estar preparados para estas contingencias. Pero, a mediano plazo, debemos emprender acciones para frenar el cambio climático y mejorar la gestión de tierras, a fin de reducir o, incluso, revertir estas tendencias”, concluye el profesor asociado de biología.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos hace las siguientes recomendaciones para protegernos del polen:
- Consulta los pronósticos de polen y limita el tiempo que pasas en exteriores cuando los niveles polínicos sean elevados.
- Evita tocarte los ojos si estás en exteriores; y lávate bien las manos en cuanto vuelvas al interior.
- Toma una ducha y cámbiate de ropa después de estar en exteriores; esto ayuda a retirar el polen de tu piel y tu cabello.
- Conserva las ventanas cerradas durante la temporada de polen.
- En caso necesario, usa medicamentos para controlar tus síntomas de alergia. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)