DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
El resultado de las elecciones recientes en México fue que Coahuila se quedó con el PRI y, el Estado de México, con Morena. Pero está en el aire la percepción de que el resultado estaba negociado a través del gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo, y Alito Moreno, y si bien se acarició la posibilidad de que la oposición ganara en el Edomex, la maquinaria priista canceló la posibilidad.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador le interesaba, por sobre todas las cosas, la joya de la corona: el Estado de México. Esto por dos razones; la primera, un presupuesto de 300,000 millones de pesos, y la segunda, una población de 17 millones de habitantes. Así que AMLO montó una elección de Estado. Para taparle el ojo al macho puso a un candidato débil en Coahuila y le dio al PRI un pedacito más de vida.
En el Estado de México tanto el gobernador como el presidente del PRI estaban controlados por AMLO. Al gobernador Del Mazo la fiscalía le encontró 32 millones de dólares en Andorra y le armó un expediente; y con Alito Moreno, el cochinero que dejó en Campeche, y que quedó en manos de Layda Sansores para extorsionarlo, es suficiente para controlarlo.
EXPERIMENTO DE AMLO EN EL ESTADO DE MÉXICO
Las elecciones en el Estado de México fueron, para AMLO, un experimento. Se puso una candidata extremadamente débil con toda la fuerza del Gobierno Federal respaldándola, y una candidata fuerte a la que tanto el gobernador del estado como su propio partido le dijeron: ráscate con tus uñas.
Alejandra del Moral tomó el reto de ser candidata a gobernadora. Era una buena nota en su currículo y, con los medios con que contaba en la alianza, inició su campaña con 20 puntos de desventaja en las encuestas. Lo que no estaba en el guion lopezobradorista era que Del Moral descontara 12 puntos porcentuales de ventaja y perdiera con solo 8 por ciento. Alejandra vino de atrás y, si hubiera habido una mayor asistencia, es posible que hubiera ganado. Solo asistió el 50 por ciento del padrón electoral en el estado y los entendidos decían que, si se lograba una asistencia del 60 por ciento, podía ganar la elección. En Coahuila el PRI ganó con un 56 por ciento de asistencia a las urnas.
La alianza funcionó con los panistas. En el corredor azul que comprende los municipios de Huixquilucan, Naucalpan, Tlalnepantla, Metepec y Atizapán votaron por Alejandra, pero una proporción importante de los municipios priistas no votó, y si bien el PRI recogió una cantidad importante de votos, la votación fue menor que la de 2017. Alfredo del Mazo ganó en aquella ocasión con un 53.7 por ciento de asistencia a las urnas. Esto deja al PRI, para fines prácticos, en la antesala de la morgue.
PROGRAMAS CLIENTELARES
Un lector me preguntaba: ¿cómo es posible que no se den cuenta de que Morena está destruyendo al país? La razón a esto es simple. AMLO tiene cautivos con sus programas clientelares a dos sectores muy importantes de la población. La Pensión del Bienestar para adultos mayores es de 4,812.50 pesos; y la de Jóvenes Construyendo el Futuro importa 6,310.00 pesos.
Si atendemos a los ingresos promedio del mexicano vemos que, en el estrato más bajo, los ingresos promedio de una familia son de 9,938.00 pesos, y si el abuelo recibe su pensión los ingresos de la familia crecen 48 por ciento. El incremento es mayor con los 6,310.00, donde el aumento es de 63 por ciento, casi dos tercios mas de ingreso. En consecuencia, lo único que les apura es recibir su lana y votarán por quien se les indique que voten.
Aquí es importante ver qué lleva a los electores libres, es decir, los que no están cautivos por las dádivas, a votar. Lo primero es el tipo de elección. En una elección para gobernador la asistencia de los electores ronda el 50 por ciento; así pasó en esta elección en el Estado de México. Sin embargo, hay que anotar que en el de Coahuila la cifra llegó al 56 por ciento y, con la maquinaria priista andando, la diferencia a favor del candidato ganador fue de 36 por ciento. Allá las cosas fueron a la inversa; Morena hizo a un lado a Ricardo Mejía, el candidato fuerte, y en su lugar puso a Armando Guadiana, cuya popularidad en el estado era muy cuestionable, y lo dejó a su suerte.
EL PODER DE LAS ELECCIONES
Lo segundo es la percepción de que haya una competencia real. Si la gente cree que todo está decidido de antemano, no acude a las urnas. Y lo tercero es que el electorado perciba que votar vale la pena porque el resultado le interesa.
En esta elección, en el Estado de México, el equipo de Morena y AMLO hizo creer que la elección estaba decidida con encuestas que marcaban 20 por ciento de diferencia, y aunque era muy importante la elección, la gente no salió. El porcentaje fue del 49 por ciento. En la anterior elección para gobernador, es decir, con Del Mazo, la gente que fue a votar alcanzó el 53 por ciento del electorado, pero ahí la maquinaria del PRI estuvo activa.
Esto viene a cuento porque la siguiente elección es, quizá, la última oportunidad para conservar la democracia. Una democracia maltrecha que todavía alcanza a ser democracia. La próxima es una elección para la Presidencia de la República, Congreso, presidencias municipales, gobiernos estatales y cargos menores en la estructura del gobierno nacional y estatal. Y si bien es claro que toda la maquinaria del Estado va a estar ahí, también es claro que el sinnúmero de intereses que se barajan también estará ahí y que la asistencia electoral, de acuerdo con la experiencia, rondará el 60 por ciento.
En 2012 votó el 63 por ciento del electorado, y en 2018 la participación también fue del 63 por ciento. Esto pone los números un poco más del lado de la oposición, y aunque para el tirano es fácil ganar una elección con los recursos del poder, hay circunstancias que tenemos que tener en cuenta.
UN PRESIDENTE SIN DINERO
La primera es una crisis fiscal. A López Obrador se le acabó el dinero y no tiene guardaditos para gobernar. Por eso cambió las NOM, porque no tiene dinero para medicinas y el dinero que hay va para sus redes clientelares. Estas le alcanzaron a AMLO para una victoria que se vio reducida en el Estado de México.
Se nos dice que la economía está muy bien, pues el dólar está muy barato, pero esto no es cierto. El precio del dólar a fines del año pasado se ubicaba en alrededor de 19.50. El índice inflacionario es un referente entre los precios de las monedas. Si suben los precios es porque el valor adquisitivo de la moneda se ha reducido, y si bajan es porque este valor se ha apreciado. Cuando los precios suben la inflación sube. En 2023 la inflación en México acumulada a mayo es de 6.25 por ciento, mientras la inflación estadounidense es de 4.1 por ciento; es decir, el peso mexicano ha perdido más valor adquisitivo que el dólar de Estados Unidos.
Esto nos lleva a concluir que el valor real del peso debe andar entre los 19 y 20 pesos por dólar, un 20 por ciento arriba del valor actual. El valor cercano a los 17 pesos se debe a que los ingresos por las remesas se incrementan cada día en función de que cada vez hay más mexicanos trabajando como ilegales en Estados Unidos.
UN FENÓMENO DE ATRACCIÓN
Además, el fenómeno del nearshoring está trayendo dinero, y esto lleva a que haya una abundancia de dólares en el mercado. Y, por último, a que la diferencia en las tasas de rendimiento, entre la inversión en dólares y la inversión en pesos, es muy favorable a México, lo que hace que pedir prestado en dólares con una tasa baja e invertir en pesos con una tasa alta sea un buen negocio.
A esto hay que sumarle la apreciación del peso. Este conjunto de variables produce un fenómeno de atracción de dinero y, con ello, una enorme abundancia de dólares. Se ha creado una burbuja. Burbuja que perjudica a la economía nacional y que imprudentemente se está manteniendo para crear un espejismo económico, pero tarde o temprano las burbujas estallan.
Un dato que puede parecer frívolo, pero que confirma lo anterior es el que nos dice el índice Big Mac: una hamburguesa Mac Donalds en Estados Unidos, en enero, cuando el dólar estaba en la franja de los 19 pesos, valía 4.19 dólares. La misma hamburguesa en México valía 4.19 dólares. Y hoy ambas hamburguesas en ambos países tienen valores similares.
AMLO EN EL ESTADO DE MÉXICO Y OTRAS ENTIDADES
Volviendo a la elección es claro que hay 23 estados gobernados por Morena y que los gobernadores son 23 operadores políticos de AMLO. También es claro que al candidato que se vuelva popular tratarán de destruirlo por todos los medios, que en la alianza el PRI está controlado por AMLO y, aún peor, que el INE está desarticulado. Sin embargo, en el Congreso la alianza ha podido mantener un porcentaje importante de congruencia en las decisiones. Por ello es vital que la votación establezca un Congreso dividido y el oficialismo no obtenga ni la mayoría calificada ni la simple; de hacerlo será el fin de la democracia mexicana.
Estamos a punto de que los acontecimientos se precipiten. Esto será a partir del dedazo, que todo parece indicar caerá sobre Claudia Sheinbaum. El experimento de AMLO en el Estado de México canceló las posibilidades de Marcelo Ebrard. La tradición marca que el poder presidencial descenderá aceleradamente, pero en esta coyuntura el único antecedente que puede valer es que logren estirar el dinero y demorar la crisis económica que se nos viene encima. Y cuando se trata de números, a López Obrador las cuentas nomás no le salen.
VAGÓN DE CABÚS
El impresentable gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, secuestró a la jueza Angélica Sánchez violando el amparo que la protegía. El secuestro se convirtió en una aprehensión por el ejercicio profesional de la juzgadora. Es imposible no pensar que esto se hizo con la venia de la presidencia de la república. Hoy la jueza está presa y sujeta a proceso por el ejercicio de su actividad judicial. Así, el Estado de derecho se fue a la fruta. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.