El ganadero de Colorado Don Gittleson había intentado de todo para proteger a su rebaño de los lobos grises que vienen desde Wyoming para darse un festín con su ganado. Pero cuando su estado decidió volver a introducir manadas salvajes, el hombre optó por un último recurso: utilizar burros como guardianes.
“¡Patean, golpean y muerden! Si acorralas a uno, no vas a salir bien. Ellos se defienden”, le dijo a AFP en una visita a su rancho, cubierto de nieve, en la franja norte de Colorado, en el oeste de Estados Unidos.
Esos burros salvajes, que vinieron desde Nevada con apoyo gubernamental, comparten el terreno con el ganado en el Rancho Sherman Creek. Pero no lucen muy interesados en mezclarse con sus nuevos vecinos bovinos. En cambio, prefieren permanecer juntos al margen del rebaño.
Gittleson afirma que representan una amenaza tal para los lobos en busca de una presa fácil, que los temidos predadores prefieren ir con sus colmillos y garras a otro lado. “No es que los lobos no los puedan matar”, explica. Es que los predadores son “lo suficientemente inteligentes para saber cuándo pueden salir heridos”.
Es una de las varias estrategias no letales, además de banderas rojas, luces y fuegos artificiales, que los rancheros comenzaron a colocar en práctica en un esfuerzo para mantener a su rebaño fuera de las garras de las manadas de lobos que reaparecieron en el norte de Colorado hace unos tres años.
EN COLORADO, LOS LOBOS ESTÁN ESTRICTAMENTE PROTEGIDOS
El departamento de Parques y Vida Silvestre de Colorado, que participó en la adquisición de los burros, lo describió como “un proyecto piloto” para reducir la depredación del ganado. Pero aclaró que “no necesariamente se recomienda su implementación más amplia”. En el vecino Wyoming está permitido dispararle a los lobos, pero en Colorado estos animales están estrictamente protegidos, excepto en casos de defensa personal.
Gittleson dice que ocho de sus vacas fueron asesinadas desde 2021, año en que autoridades en Colorado avistaron la primera camada de cachorros de lobo en el estado desde los años 1940, nacidos de padres que migraron desde Wyoming.
Colorado aprobó por estrecho margen en un referendo en 2020 un plan para volver a introducir lobos en el estado a finales de este año. Quienes estaban a favor eran principalmente habitantes de las urbes, en tanto que los opositores eran mayoritariamente rurales. Los ganaderos que AFP visitó creen que fue un error.
“La gente que no entiende a qué nos enfrentamos aquí arriba ganó la votación”, dijo Greg Sykes. “No les importa lo que tenemos que aguantar o el daño que sufrimos”. Los lobos no se quedarán quietos mucho tiempo en los lugares en donde son colocados, y “no tienen miedo de acercarse a las casas por la noche”, comentó Gittleson.
“Y tenemos más población en Colorado que en Wyoming”.
AYUDAN A CONTROLAR LA ENFERMEDAD DE “CIERVO ZOMBIE”
Pero para muchos, los lobos encarnan el espíritu de la naturaleza salvaje y la frontera occidental. Los colonizadores europeos que llegaron en el siglo XVII trajeron consigo la caza. La población de lobos grises alcanzó hasta un cuarto de millón en Estados Unidos, pero a mediados del siglo XX, quedaban menos de mil.
La aprobación en la década de 1970 de la Ley de Especies Amenazadas ayudó a salvar este predador de la extinción, y en los años 1990 volvieron a introducir los lobos canadienses en el Parque Nacional de Yellowstone, una vasta zona protegida que abarca Wyoming, Montana e Idaho.
Ecologistas como Darlene Kobobel, quien fundó el santuario Centro de lobos y vida salvaje de Colorado, dice que es hora de que regresen al estado. “Los lobos pertenecen aquí. Estaban aquí mucho antes que nosotros”, dijo.
“Han hecho falta en nuestro ecosistema por casi 80 años (…) para que haya equilibrio entre predadores y presas”, explicó Kobobel.
La explosión de las poblaciones de ciervos y alces ha provocado un pastoreo excesivo y la propagación desenfrenada de la enfermedad de desgaste crónico, conocida como ciervo zombie, una condición neurológica contagiosa entre los animales que los lobos pueden ayudar a controlar si matan a los infectados.
Kobobel aplaudió el referendo en Colorado, e insistió en que los lobos “no son peores que cualquier otro predador”, y que los ganaderos deben aprender a proteger sus vacas y ovejas, que son las verdaderas “especies invasoras”. “Si te mudas o vives en Colorado, fue por algo (…) no sólo por la belleza, sino por la vida salvaje”.
COMPENSACIÓN ECONÓMICA POR PERDER ANIMALES
Para ganaderos como Sykes, es un mensaje duro. El mes pasado, Cisco, su querido perro pastor, fue devorado por los lobos a tan solo 30 metros de su porche. Admite que estuvo tentado de dispararle a los lobos a pesar de la posibilidad de ir a la cárcel. Pero su esposa lo disuadió.
Poco después vio dos lobos en una colina próxima y la mañana siguiente encontró el cadáver de un ternero despedazado por los predadores. Los ganaderos reciben una compensación económica cuando pierden animales, pero el proceso puede ser largo, arduo y burocrático. Y sólo reciben la indemnización si las autoridades confirman que fue una “matanza de lobo”.
El departamento de Parques y vida silvestre dice que se esfuerza por “proveer compensación de la forma más rápida y eficiente posible”. Detalla que ha pagado más de 23,600 dólares por 14 animales y denegado dos reclamaciones.
El sentimiento regional queda plasmado en carteles en las carreteras que afirman cosas como “SI VOTASTE POR VOLVER A INTRODUCIR LOS LOBOS … ¡NO ERES BIENVENIDO!”. Sykes cree que los ganaderos deberían tener derecho a “protegerse” con medidas letales.
Conclusión similar a la que ha llegado Gittleson. “A estos lobos se les debería haber disparado hace mucho tiempo”. N