Uno de los temas más sonados durante lo que va de 2023 es el ChatGPT y su algoritmo que permite aprender a gran velocidad mejorando el tipo de respuesta que otorga al usuario respecto a una pregunta o tema de interés. Dadas las características de muchos de los exámenes y tipos de tareas que aún existen como parte de la educación formal, surge el debate entre académicos respecto a si este tipo de tecnologías de inteligencia artificial debería considerarse un apoyo o una amenaza para el aprendizaje.
Desde la masificación de internet y el acceso constante a información de todo tipo, se ha hecho menos relevante el recordar de memoria determinados eventos y fechas, pero como habilidad blanda se hizo fundamental el criterio de selección de información.
El hecho de contrastar fuentes y mirar con recelo los resultados de Wikipedia (al ser editables por prácticamente cualquier usuario), por citar un ejemplo, se convirtió en la clave del éxito para entregar análisis sólidos y bien sustentados. Si esta misma habilidad la utilizamos con el ChatGPT, podemos potenciar el uso de la herramienta para avanzar a pasos más rápidos en el estudio de problemas y retos que conciernen a un determinado grupo de interés.
La buena comunicación oral y escrita sigue siendo una característica importante de cualquier profesional. Aunque los discursos sean cada vez más cortos teniendo en cuenta la capacidad de atención del público, la calidad y claridad del mensaje es fundamental para lograr convencer acerca de una oportunidad de negocio, o ser elegido para algún puesto popular.
VENTAJAS Y LÍMITES DE CHATGPT
En este sentido, otra de las características del ChatGPT es que, al darle las instrucciones correctas, puede emular el discurso de cualquier persona. Por lo que, si se lleva con una orientación correcta, los estudiantes pueden aprender nuevas destrezas a través del ejemplo. De forma complementaria, el rápido aprendizaje de este chatbot permite un ejercicio de respuesta contra pregunta en tiempo real que fortalece el autoaprendizaje.
Los límites de esta tecnología no se ven aún, pero la rapidez del avance ya da para nombrar una nueva revolución industrial. Los creadores de la inteligencia artificial (IA) son cautos al adjudicar como verdades absolutas lo que responde el bot. La IA aprende de los errores, pero también puede aprender faltas y convertirlas en certezas.
La posibilidad de aplicar criterio y de elevar el sentimiento a una IA todavía no son parte del algoritmo (según los fundadores y promotores de la IA), pero al ritmo que va, posiblemente lo sea en un futuro cercano.
Prepararse para la vida con competencias genéricas siempre ha sido importante, pero ahora resulta obligatorio. Los tomadores de decisiones ya hablan de ahorros en costos por el reemplazo de trabajos incluso más allá de los operativos (por ejemplo: escribir códigos, redactar correos, servicio al cliente). ¿Será el criterio y el sentimiento lo que dé la diferencia entre una inteligencia artificial y un humano para permanecer en el mercado laboral? ¿Cuáles serán las carreras pertinentes y cuáles las desplazadas?
Todas las limitaciones que tiene en este momento la IA pueden precisamente ser la esperanza para incentivar las competencias genéricas de los estudiantes y para preguntarse, en las competencias específicas, cuáles son las relevantes.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL, AL ALTA
En esta búsqueda, las instituciones de educación superior podrían replantearse la forma de enseñar y de evaluar partiendo de la elaboración de preguntas y no de cómo pueden ser respondidas. Las pruebas estandarizadas, limitan la creatividad y la imaginación. La rapidez de la tecnología va mucho más rápida que la flexibilidad de los planes de estudio y la burocracia para actualizarlos.
No nos extrañe que los autores de este artículo en un futuro le pregunten a una inteligencia artificial si tendría la amabilidad de dejarlos dar un módulo de la clase, para no olvidarse de que el criterio y el sentimiento era lo que nos diferenciaba de la máquina y nos hacía sentir vivos como humanos.
Parece que por ahora ChatGPT y los autores parecemos estar de acuerdo. Ante la pregunta de qué opinas del artículo, el bot concluyó: “En general, el uso de la inteligencia artificial en la educación y en el mercado laboral sigue siendo un tema de debate y se deben considerar cuidadosamente los posibles beneficios y riesgos antes de adoptar estas tecnologías de manera generalizada.
“Es importante seguir fomentando el desarrollo de habilidades genéricas y específicas relevantes para el mercado laboral y para la vida en general, y buscar maneras de combinar las tecnologías emergentes con los métodos tradicionales de enseñanza y evaluación para lograr una educación más completa y efectiva”. N
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Lorena A. Palacios-Chacón es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara, en México. Jahir Lombana-Coy es profesor investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad del Norte en Barranquilla, Colombia. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de los autores.