“En el español de México hay una clara homofobia como consecuencia de que la sociedad mexicana es muy machista”, considera la lingüista Concepción Company Company, quien se encargó de coordinar el Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos, de reciente publicación. La mexicana “es una sociedad que codifica de muchísimas maneras lo que consideramos desde la heteronormatividad, que considera la heterosexualidad establecida como normativa, y entonces hay decenas de voces para indicar ‘homosexualidad’, sobre todo la masculina, y muchas menos para la femenina”, observa.
Sin embargo, acota Company, es importante resaltar que el machismo y la homofobia no son exclusivos del español de México, pues “estoy segura de que todas las sociedades que requieren avances democráticos como es la nuestra y como muchísimas de Hispanoamérica y también la española tienen cargas homofóbicas y machistas”.
El Diccionario de mexicanismos. Propios y compartidos, publicado por editorial Espasa, es una obra magna en la que colaboraron académicos, lingüistas, lexicógrafos y muchos otros expertos en lengua durante una década. En sus páginas puede consultarse el léxico de millones de mexicanos que emplean diariamente un vocabulario diferente al usado en otras latitudes del idioma español. Es decir, un universo lingüístico que define al mexicano y le da entidad e identidad y le otorga un carácter específico.
VOCES DEL ESPAÑOL ÚNICAS DE MÉXICO
En sus páginas pueden hallarse voces que no tienen acepción alguna compartidas con otros países donde se habla el español, y que tampoco son palabras generalizadas: aguilita (“de cuclillas para orinar o evacuar el vientre”), pestañazo (“siesta breve”), tumbar (“robar”). Además, contiene miles de voces del español general que han desarrollado en el español de México nuevos significados y expresiones, así como palabras identitarias del país que, sin dejar de ser mexicanismos, tienen acepciones que ya se han generalizado, como taco y aguacate.
“Por ejemplo, la palabra joto es nuestra; y derivados como jotería también son nuestros”, explica Concepción Company, presidenta de la Comisión de Lexicografía de la Academia Mexicana de la Lengua, en entrevista con Newsweek en Español.
En ese tenor, se observan ciertos ejes que concentran léxico en el español de México y que lo diferencian de otras latitudes de habla hispana. Por citar un caso, la maestra y doctora en letras expone que entre los hispanohablantes mexicanos hay un gran gozo con el sexo, pues una y otra vez emplean palabras relacionadas con la sexualidad, pero de modo muy machista la mayoría de las ocasiones.
“En ese diccionario hay 200 voces para pene y apenas 30 para vagina”, manifiesta. “Eso es lo que hay, una cantidad gigante de metáforas de mariscos, de moluscos, de potencialidades que dan los mariscos y demás asociados con el pene, y muy pocas metáforas para vagina, por ejemplo”.
EDUCAR EN LA IGUALDAD
Frente a la alta concentración de voces derivadas del machismo y la homofobia observada en el Diccionario de mexicanismos, Company opina que lo que debe hacer el Estado es educar en la igualdad, en el respeto, en una reflexión profunda sobre los semejantes y el respeto que se merecen, así como en un autorreconocimiento frente a los demás para exigir el mismo respeto.
“La profunda homofobia y el profundo machismo que se ven en el diccionario, que también se observa en otras sociedades [fuera de México], no se remedia en tres minutos ni en un sexenio. Se tiene que entender que la educación es un hecho transgeneracional, transversal, constante, profundo, es una inversión de largo plazo”, añade la lingüista.
Y agrega al respecto: “Hay que educar. Probablemente no ha habido un gobierno en México que se haya propuesto el objetivo de educar profundamente en el pensar, en el reflexionar, en el respetar, y no en el informar nada más. ¿Eso a qué nos lleva? Lo que se ve es que tenemos concentrados culturales que podrían ser remediados con una educación real”.
QUÉ NOS HACE MEXICANOS
—¿Qué justifica la publicación de este Diccionario de mexicanismos?
—Un diccionario de mexicanismos desde la Academia [Mexicana de la Lengua] es darles carta de naturaleza, estandarizar, reconocer que nuestros usos lingüísticos en lengua escrita y lengua oral, en muchos registros y ámbitos de empleo, están en pie de igualdad con los de cualquier otro país. Esa fue la propuesta, hacer un diccionario que fuera contrastivo contra el español europeo y que fuera integral respecto del español hispanoamericano para saber qué compartimos, en qué somos iguales, en qué somos diferentes. Lo que guio esta elaboración fue preguntarnos quiénes somos, qué nos hace mexicanos a través de la lengua, dónde están los grandes ejes que guían la mexicanidad sin perder de vista por supuesto que el español de México, como cualquier español, es más lo que comparte con el resto del mundo hispanohablante.
—¿Con qué más se va a encontrar el lector que se adentre en esta obra?
—El lector que consulte el diccionario se va a encontrar con una obra donde verá que un mexicanismo no es un indigenismo, ni mucho menos; no coincide mexicanismo con indigenismo, y un mexicanismo tampoco es el uso popular folclórico de Cantinflas o de Pedro Infante aun cuando hablas y usos de estos dos personajes o de otros populares estén tan bien representados por la amplitud que tienen dentro de la república mexicana. Es una obra que representa el habla y la escritura de México, entendiendo por mexicanismo el uso normal, normativo general, que le es propio, identitario, a cualquier mexicano.
UN REGALO A LA SOCIEDAD MEXICANA
—Entonces, el lector se reconocerá en el diccionario…
—Hay mexicanismos en todos los niveles, sin duda, y lo que queremos en la Academia, lo que hemos querido hacer, el objetivo, es que, como regalo a la sociedad mexicana, que el pueblo, que la gente que lo use, cualquiera que sea su interés, su nivel, su origen de nacimiento, lugar, etcétera, se reconozca, lo goce y diga: ah, pues sí, los mexicanos tenemos banquetas, no veredas como los argentinos y no aceras como los españoles; ah, tenemos pases de abordar y no tarjetas de embarque; ah, preferimos pararnos y no ponernos de pie; ah, tenemos chongos, sea para el postre, sea para el atado del cabello que te haces atrás. Entonces, el usuario de esta obra se reconocerá.
“Es un diccionario, hay que decirlo, que no tiene nada de puritano —concluye Company Company—. Quienes no son académicos o quienes no están en esta institución a veces piensan que los académicos somos una bola de viejitos inútiles puritanos y que estamos siempre diciendo: esto no, esto no, esto no. No, no, no, ni mucho menos: es un diccionario surgido a partir del interés, la necesidad y el objetivo de darle carta de naturaleza a la lengua de México, al español usado como identitario propio. No es puritanismo, es un diccionario hecho científicamente con el interés de consignar usos lingüísticos que son identitarios y generales para el español de México”. N