A nivel mundial, ser mujer representa un peligro por las altas cifras de violencia en su contra. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres del continente americano sufre violencia física o sexual a lo largo de su vida. Sin embargo, la violencia de pareja es la forma más común de abuso; se estima que hasta 66 millones de mujeres y jóvenes en la región han sido violentadas por su contraparte. Además, un 38 por ciento de los feminicidios en el mundo son cometidos por su pareja masculina.
“Sabemos que la violencia es prevenible, por lo que el gran número de mujeres y adolescentes afectadas es nuestra región es especialmente impactante. Hoy sabemos más que nunca sobre lo que funciona para prevenir la violencia, lo que hace que la actual situación sea inaceptable”, refirió en un comunicado Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Este miércoles 30 de noviembre, la OPS presentó el documento “Abordar la violencia contra las mujeres en las políticas y protocolos de salud en las Américas: informe de situación regional”, el primero en su tipo. En este examina las políticas de los 35 Estados Miembros de la OPS y ofrece una hoja de ruta para que los sistemas de salud se sumen a un esfuerzo multisectorial para retomar el problema.
ESTADOS MIEMBROS DE LA OPS INCLUYEN LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN SUS PLANES O POLÍTICAS DE SALUD
El sector salud tiene un papel clave en la prevención y mitigación del impacto de la violencia contra las mujeres. En esa vía, el nuevo informe destaca que el 83 por ciento de los Estados Miembros han incluido este tema en sus planes o políticas de salud.
“Dado que los y las profesionales de la salud en hospitales y centros de salud suelen tratar a las sobrevivientes de la violencia y son considerados personas de confianza, el informe destaca su función principal en la intervención temprana y en la prestación de atención y apoyo”, se lee en el documento.
La OPS considera que el apoyo de primera línea es uno de los niveles mínimos de atención sanitaria que deben recibir las sobrevivientes. El apoyo de primera línea se conoce con el acrónimo ANIMA. Esto significa atención al escuchar, no juzgar y validar, informarse sobre las necesidades y preocupaciones, mejorar la seguridad y apoyo para que se conecten con servicios adicionales.
No obstante, el informe indica que solo 54 por ciento de los Estados Miembros incluye algún aspecto del apoyo de primera línea en sus protocolos. Como recordatorio, las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, incluso las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada. N