Este martes 8 de noviembre se realizaron las elecciones intermedias en Estados Unidos, jornada que divide a los republicanos y demócratas. Aunque el control del Senado y la Cámara de Representantes todavía está en juego con los primeros resultados, hasta ahora parece que el partido del expresidente Donald Trump, el Republicano, está en camino de obtener la mayoría en la Cámara. ¿Pero qué tan grande sería esta ventaja?, se cuestionan analistas.
Para este año, 34 de los 100 escaños del Senado estuvieron disponibles para elecciones, mientras que todos los 435 escaños de la Cámara de Representantes estuvieron abiertos para la elección general. Además, 36 estados celebraron elecciones para gobernador. Sin embargo, una de las figuras emergentes de la derecha dura que fue reelegido triunfalmente gobernador de Florida fue Ron DeSantis, quien consiguió una victoria que consolida su posición de posible precandidato presidencial contra Donald Trump e inclina hacia los republicanos este estado que otrora oscilaba entre conservadores y demócratas.
Aunque ninguno de los dos ha anunciado aún su candidatura para 2024, la carrera por la nominación republicana bien podría haber comenzado extraoficialmente este 8 de noviembre.
“Para mí, la lucha apenas comienza”, dijo Ron DeSantis, de 44 años.
Según proyecciones de medios estadounidenses, el hombre que lanzó una campaña incendiaria contra el gobierno de Biden y convirtió a Florida en un laboratorio para sus ideas obtuvo entre 57 y el 59 por ciento de los votos contra el demócrata Charlie Crist.
“Creo que la supervivencia del experimento estadounidense necesita una resurrección de los verdaderos principios estadounidenses. Florida demuestra que se puede hacer”, agregó entre vítores.
NOCHE INCIERTA PARA DONALD TRUMP
Lo hizo sin mencionar una sola vez a Donald Trump, quien, al apoyarlo, le dio un gran impulso en la carrera por ser gobernador en 2018. Este último parece consciente y visiblemente molesto por la amenaza que supone para él el ascenso de este partidario de una derecha dura y muy popular entre muchos republicanos hartos del impredecible Trump.
Empero, los demócratas también le arrebataron dos gobernaciones a los republicanos: en Maryland y Massachusetts, donde Maura Healey será la primera mujer abiertamente lesbiana en liderar un estado. El presidente Joe Biden la llamó de inmediato para felicitarla.
El campo demócrata todavía no se había manifestado sobre Arizona, donde el desenlace de la carrera entre la trumpista Kari Lake, dada como favorita, y la demócrata Katie Hobbs seguía siendo una incógnita.
“Estoy listo para esperar lo que sea necesario”, dijo John Mueling a la AFP bajo su sombrero de vaquero, en el lujoso rancho donde el Partido Republicano celebró su noche electoral, en las afueras de Phoenix.
En este estado de Arizona, el expresidente sembró dudas sobre la regularidad de las operaciones de votación, citando incidentes técnicos muy localizados que afectaron las máquinas de votación.
De acuerdo con la cadena BBC, aunque Trump no figuró en las papeletas de votación, sí las ensombreció. El martes por la noche pronunció un breve discurso desde su casa en Mar-a-Lago, donde reclamó una abrumadora victoria para los candidatos que respalda. Sin embargo, hasta ahora ningún republicano en una carrera por gobernador, Senado o Cámara de Representantes que no haya sido elegido ha ganado. Salvo por JD Vance en Ohio, quien obtuvo una clara victoria para convertirse en el próximo senador de los Estados Unidos, tras derrotar al representante demócrata Tim Ryan.
ESPERANZA EN ELECCIONES INTERMEDIAS
La victoria del demócrata John Fetterman en Pensilvania, en una noche extremadamente tensa marcada por un laborioso recuento de votos, ofreció a Biden la esperanza de retener el control de esta cámara, donde los republicanos habían tenido una leve ventaja en las encuestas.
La composición final del Senado depende de algunos estados clave como Arizona, Nevada, Georgia y Wisconsin, donde el conteo de estos votos podría llevar varios días. El veredicto de las elecciones fue más claro en las carreras por los gobernadores de los estados republicanos, como Greg Abbott, promotor de políticas migratorias duras en Texas. N