El activista bielorruso de derechos humanos Ales Bialiatski, la organización rusa Memorial y el Centro por las Libertades Civiles de Ucrania fueron galardonados este viernes 7 de octubre con el Premio Nobel de la Paz.
“Hicieron un esfuerzo impresionante para documentar crímenes de guerra, violaciones de los derechos humanos y abusos de poder. Juntos demuestran la importancia de la sociedad civil para la paz y la democracia”, declaró a la prensa la presidenta del comité Nobel noruego, Berit Reiss-Andersen.
El Comité Nobel pidió la liberación del galardonado Ales Bialiatski, encarcelado desde 2021 en Bielorrusia, e insistió en que su premio no iba dirigido contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, que este viernes cumplió 70 años.
“Este premio no va dirigido contra Vladimir Putin, ni por su cumpleaños ni en ningún otro sentido, excepto por el hecho de que su gobierno, como el de Bielorrusia, representa un gobierno autoritario que reprime a los activistas por los derechos humanos”, declaró Reiss-Andersen.
UN RECONOCIMIENTO A LOS DERECHOS HUMANOS
El año pasado, el Nobel premió a dos periodistas estandartes de la libertad de expresión, la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov, cuyos respectivos medios están amenazados de cierre o sufrieron la cancelación de su licencia.
La lideresa de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, afirmó que el Nobel a Bialiatski supone un reconocimiento al combate de los bielorrusos contra el régimen de Alexander Lukashenko. “El premio es un reconocimiento importante para todos los bielorrusos que luchan por la libertad y la democracia”, escribió en Twitter.
La esposa del premiado, Natalia Pinchuk, declaró a la AFP que estaba “abrumada por la emoción” y aplaudió “el reconocimiento del trabajo de Ales, de sus colaboradores y de su organización”.
El Nobel de la Paz, que consiste en un diploma, una medalla de oro y un cheque de 10 millones de coronas (912,000 euros) a repartir entre los ganadores, se entregará el 10 de diciembre en Oslo. La temporada de premios de 2022 finaliza el lunes con el de Economía.
“CORAJE EXTRAORDINARIO”
El Nobel de la Paz concedido este viernes a activistas y entidades de Bielorrusia, Rusia y Ucrania reconoció el “coraje extraordinario” de quienes se enfrentan a autocracias, afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Los premiados “muestran el verdadero poder de la sociedad civil en la lucha por la democracia”, apuntó Von der Leyen en Twitter.
Important discussions ahead at the informal #EUCO
• Gas price caps to tackle energy price peaks exacerbated by manipulation. We need a consensus.
• Preserving the single market and a level playing field. Let us act together, notably via #REPowerEU pic.twitter.com/uHnkXDiTwS
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) October 7, 2022
El activista Ales Bialiatski, director del grupo bielorruso de derechos humanos Viasna (“primavera”) y encarcelado desde el año pasado, ganó el Nobel de la Paz dos años después de las históricas manifestaciones opositoras en Bielorrusia, seguidas de una implacable represión en esta exrepública soviética.
Bialiatski, de 60 años de edad, fue detenido en julio de 2021 por “evasión fiscal”. El caso fue percibido como una venganza del presidente Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, y que acalla cualquier forma de crítica a golpe de detenciones o de represión, como hiciera en el verano de 2020.
Durante semanas, decenas de miles de bielorrusos tomaron las calles para protestar contra la reelección para un sexto mandato del jefe de Estado. Junto a ellos, Viasna registraba las detenciones, las acusaciones de torturas y los heridos.
No es el primer paso por prisión para Ales Bialiatski. Su precedente arresto, de 2011 a 2014, se debió también oficialmente a motivos fiscales. Su detención se produjo entonces meses después de otra elección presidencial que suscitó manifestaciones de la oposición, igualmente reprimidas.
LOS OTROS NOBEL DE LA PAZ
En tanto, la oenegé Centro por las Libertades Civiles, que documenta los crímenes de guerra imputados a las fuerzas rusas, se convirtió en el primer Nobel de la Paz otorgado a Ucrania. Fundado en 2007 y dirigido por la activista por los derechos humanos Oleksandra Matviichuk, el centro se dio a conocer después de la anexión de 2014 de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia, a la que siguió un conflicto armado con separatistas apoyados por Moscú en el este del país.
La oenegé lanzó una campaña internacional para reclamar la liberación de presos ucranianos víctimas de detenciones arbitrarias por rusos y separatistas prorrusos.
Mientras, la emblemática oenegé rusa Memorial ha documentado durante tres décadas las purgas de la época estalinista y después la represión de la Rusia contemporánea de Vladimir Putin, de la que ella misma ha terminado siendo víctima. El pasado invierno boreal, la Corte Suprema rusa ordenó la disolución de Memorial por violar una controvertida ley sobre “agentes del extranjero”, una decisión que provocó una avalancha de condenas.
SÍMBOLO DE LA DEMOCRATIZACIÓN
La liquidación de esta organización, convertida en símbolo de la democratización de los años 1990 tras el hundimiento de la Unión Soviética, se produjo semanas antes de la ofensiva en Ucrania. Desde entonces, el Kremlin ha acentuado aún más la represión de las voces díscolas con su campaña militar, a través de miles de multas y fuertes penas de prisión.
Fundada en 1989, Memorial no dejó de llamar la atención a las autoridades, ganándose la enemistad de numerosos responsables y siendo víctima de represalias que llegaron al asesinato. Creada por disidentes soviéticos, entre ellos el premio Nobel de la Paz Andréi Sájarov, la organización era respetada por sus investigaciones rigurosas de los crímenes estalinistas, los abusos en Chechenia o los abusos cometidos por los paramilitares rusos en Siria.
Paralelamente, Memorial también elaboraba una lista de presos políticos a los que ofrecía asistencia, así como a migrantes y personas de minorías sexuales. N
(Con información de AFP)