Entrevista con Santiago Subotovsky, socio general de Emergence Capital
DETRÁS DE LA REVOLUCIÓN DE ZOOM
Entrevista con Santiago Subotovsky, socio general de Emergence Capital
Por Kara Ruiz
Para Santiago, “Santi” Subotovsky, hay un factor que define el éxito de un emprendedor: la pasión irracional por lo que hace. Él es uno de los inversionistas de capital de riesgo más exitosos en la era pospandemia de Silicon Valley. Con un acento porteño inconfundible nos cuenta en una videollamada de Zoom (compañía que él apoyó desde sus inicios) su experiencia invirtiendo en esa tecnología.
Zoom es, posiblemente, la tecnología que revolucionó la manera de comunicarnos y de trabajar durante la crisis global del 2020, haciéndose viral durante la pandemia. “Era un virus de la felicidad porque te permitía conectar con la gente”, dice Subotovsky, pues en su opinión esta tecnología ha impactado positivamente a la humanidad, y no hay mejor recompensa para él que sentir que contribuyó, aunque sea un pocoa mejorar este mundo. Eso solo se logra a través de tres características: convicción, ética en el trabajo, y una curiosidad incansable.
“Lo que me atrajo a colaborar con Eric (Yuan, fundador de Zoom), era que él estaba convencido que el mundo de las telecomunicaciones tenía que ser diferente, y no seiba a frenar antes de cambiarlo”, responde a la pregunta sobre qué lo motivó a acompañar al emprendedor chino en su proyecto.”Además, tiene la capacidad de aprender y de escuchar, y no solo de decir ‘yo tengo la solución, yo soy el CEO, el fundador, entonces se va a hacer lo que yo diga.’ Es una persona que aprende constantemente”. Subotovsky fue parte de decenas de inversionistas a quienes Yuan presentó su visión, pero uno de los únicos que decidió apostarle a la revolución tecnológica que el fundador vislumbraba a través de la adaptación al teléfono inteligente.
Así, en febrero de 2015, Zoom aseguró $30 millones de dólares durante la serie C de levantamiento de capital liderada por Emergence Capital, fondo del que Subotovsky es socio general desde 2016. Al contar la historia, ejemplifica con Yuan los rasgos fundamentales que debe tener cualquier emprendedor. “Si uno no puede dormir porque este producto tiene que ser mejor, porque se sueña con un mundo diferente, si uno no tiene esa pasión por lo que está haciendo cuando las cosas se ponen difíciles, es muy fácil abandonar todo y ponerse a hacer otra cosa. No voy a trabajar de 9 a 5, voy a trabajar lo que necesite para lograr ese éxito, porque hay gente que depende de mí. Tener esa ética en el trabajo es algo fundamental”.
Esa misma ética es la que transformó a Zoom, de una empresa de 20 a 30 personas que convivían en un espacio ínfimo a un gigante tecnológico con cerca de 8 mil empleados, en 15 oficinas alrededor del mundo. La mentalidad del inversionista, sin embargo, no ha cambiado desde entonces: “¿cuál es el siguiente nivel?, ¿qué es lo próximo que tenemos que hacer?”, se pregunta constantemente.
Un latino en Silicon Valley
La curiosidad fue también lo que lo trajo a los Estados Unidos desde Argentina en 2010, para buscar una oportunidad en la industria de la tecnología. Como muchos, se enfrentó a las barreras erigidas por motivos culturales: “Contacté a más de 70 fondos de inversión, y la respuesta era la misma: ‘Los Latinos no están en esta industria, deberías buscar otro trabajo’. Eso a mí me daba más energía; ahora quería conseguir un trabajo en esta industria, simplemente para probar que lo que estaban diciendo no era correcto”.
En vez de aceptar esa situación, terminó haciendo historia junto con dos compatriotas: Nicolás Szekasy y Meyer “Micky” Malka, la triada de inversionistas de capital de riesgo latinos que, cada uno desde su propio fondo, entraron por primera vez a la lista Midas de la revista Forbes en 20211. “Al final conseguí un trabajo porque me conecté con otro argentino que estaba en la industria. Sin él, no hubiese hecho lo que estoy haciendo, y por ello, le estoy profundamente agradecido.”
Hoy Emergence Capital lleva recorrido un largo camino en el que ha invertido en otros gigantes tecnológicos como Salesforce, Box y Yammer2., y el valor de capitalización de mercado de su portafolio asciende a más de $450 mil millones de dólares. A pesar de este crecimiento Subotovsky explica, “Yo nunca he creído que estamos en una posición de poder, nosotros estamos en una posición de servicio al emprendedor. Si me preguntas cómo describiría mi trabajo, yo diría que soy un vendedor: hablando con emprendedores, tratando de convencerlos de que tomen nuestro capital.” Añade que todas sus decisiones de negocios tienen el objetivo de generar una comunidad que tenga valores positivos. ¿Y qué es lo que más le apasiona de su trabajo? La incertidumbre de las ideas que escucha a diario. “Algunas son marginalmente innovadoras, otras totalmente disparatadas, y eso es lo que me da energía para levantarme.”
A veces se gana, a veces se aprende
Sobre las diferencias entre el mundo del emprendimiento en Latinoamérica y en Estados Unidos, más allá del mismo desarrollo de los ecosistemas, Santi reflexiona sobre la cuestión cultural de cómo se festeja el éxito y cómo se aprende del fracaso. Para Subotovsky, Latinoamérica carece todavía de la idiosincrasia “a veces se gana, a veces se aprende” (“sometimes we win, sometimes we learn”). No es que uno fracase y pierda, sino que de esas oportunidades uno aprende, y debería ser más fuerte para las siguientes.
“Lo que veo en muchos de nuestros países es que, si uno es exitoso, lo tiene que mantener oculto y no celebrarlo, porque hay un estigma, ‘debe haber hecho esto o lo otro’. Y si uno fracasa, claro, eres un fracasado, nunca te iban a funcionar las cosas.” Cambiar esta mentalidad generaría mucho más emprendimiento, según su visión. “Donde veamos que a alguien le haya ido bien, lo celebremos y digamos: ‘qué bueno, ¿cómo llegó a eso?’ en vez de decir “seguro estaba conectado con alguien en el gobierno’”.
Además, recalca la importancia de formar redes. “Somos muchos Latinos los que estamos haciendo cosas, y no estamos tan conectados como en otras culturas lo están, estamos más dispersos. Cuando llegué a Silicon Valley, a los trabajos enviaba dos currículos, uno bajo el nombre James, y el otro bajo el nombre Santiago. Y el de James tenía más respuestas aunque era igual, y esto sigue pasando.” Pensando siempre en cómo generar sinergias, imagina un foro en el que los hispanos se puedan ayudar mutuamente.
Un futuro feliz y productivo
¿Hacia dónde va la tecnología? ¿De qué forma podemos hacer que se mantenga la conexión humana, que el mundo sea uno más incluyente?
Santi no duda ni un momento al responder: nos va a permitir ser más productivos y felices. “Vamos a encontrar lo que queremos hacer sin estar restringidos a nuestra geografía, a poder trabajar o acceder a conocimientos en cualquier parte del mundo. Las compañías están mucho más abiertas a transformar el mundo del trabajo y hacer que mientras trabajamos podamos ser felices y productivos. Bien utilizadas, las tecnologías van a permitir subir un peldaño en la escalera de la felicidad y la productividad, y estoy muy entusiasmado de ver esta transformación.”
La charla continúa con algunas palabras para los emprendedores. “Les diría que no hay mejor momento para emprender que este. El mundo está transformándose completamente, hay movimientos tectónicos que generan oportunidades que no habíamos visto en los últimos 10 años”. Pero, lo más importante, añade, es crecer como individuo, crecer como profesional y como líder. La mentoría es mucho más escasa que el capital.
Para los inversionistas, reitera su perspectiva: “así como es un muy buen momento para emprender, también es un muy buen momento para invertir.” La realidad pospandemia ha abierto las puertas a un mercado global de talento, los mercados están en un proceso de reajuste, y la gente está buscando nuevas oportunidades.
Si algo queda claro de la charla con Santi es que las compañías que se van a crear en los próximos 2 o 3 años van a transformar la manera en la que nos comunicamos, trabajamos e interactuamos. Y los latinos seguro que serán parte de ese proceso. Solo basta con imaginar un mundo diferente, pues, como explica: “Es entonces cuando uno atraviesa paredes.”
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek